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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

martes, 28 de junio de 2016

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES: ACADÉMICO CORRESPONDIENTE POR MÁLAGA DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA (1911).

Mi bisabuelo consiguió que la labor que durante tantos años había realizado como escritor, fuera reconocida por los miembros de la Real Academia Española de la Lengua en 1911. Por fin su nombre aparecía en las actas académicas de una institución tan honorable. 

Habían votado su nombramiento como académico correspondiente por Málaga, el director D. Alejandro Pidal y Mom así como los académicos Eduardo Saavedra, Casa-Valencia, Mir, Commelerán, Fernández y  González, Echegaray, Gerona, Cortázar, Cotarelo, Octavio Picón, Reparaz, Menéndez Pidal, Rodríguez Marín, Carracido, Alemany, Cano, Mariano Catalina, además del Correspondiente español por Córdoba D. Manuel de Sandoval.


Lema de la RAE: "Limpia, fija y da esplendor".

Según me comentó muy amablemente hace unas semanas D. Carlos Domínguez Cintas, del Servicio de Publicaciones de la RAE, cuando contacté con él, interesándome por este nombramiento: “en la Historia de la Academia que escribiese don Alonso Zamora Vicente en 1999 y reeditada y puesta al día en 2015, se recoge el nombre de don Arturo Reyes como correspondiente (p. 333) y como ganador del Premio Fastenrath (p. 409)."

Este reconocimiento fue la mejor medicina para el escritor, malherido por la enfermedad pues le daba las fuerzas y motivación suficiente para seguir relatándonos sus emociones, sus experiencias, un legado que dejó y que, en mi humilde opinión, forma parte de la historia popular de la Málaga decimonónica.

Como siempre es el catedrático D. Cristobal Cuevas quien nos informa de estas anécdotas, en la interesantísima biografía que realizó sobre el escritor malagueño …

“No todo, sin embargo, habían de ser tristezas. En las postrimerías de este mismo año, el poeta iba a ver satisfecha una de las más antiguas y secretas aspiraciones de su vida.

En efecto, en la sesión que celebró la Real Academia Española de la Lengua el jueves, 12 de octubre, sus entusiastas protectores Catalina, Echegaray y Picón, propusieron su candidatura para el cargo de Académico Correspondiente Español en Málaga, en sustitución del fallecido D. Teodoro Llorente, Correspondiente por Valencia.

Sometida a estudio la propuesta, en sesión del 9 de noviembre, “después de cumplir con todos los trámites reglamentarios, se procedió a votar al Sr. D. Arturo Reyes para el cargo de Académico correspondiente Español en Málaga, resultando elegido por unanimidad.

La alegría que esta distinción hubo de producirle fue muy grande. Para él suponía la confirmación oficial del valor de su obra, su entrada en lo que el maestro Galdós había llamado “orden suprema de las Letras”, su consagración definitiva a los ojos de todos los malagueños, incluso de todos los españoles e hispanohablantes.

Como siempre, su gratitud es grande para quienes le han ayudado a escalar esta cima, sobre todo, en el caso presente, para el Secretario de la Academia, D. Mariano Catalina, que tan benévolo y amistoso se había manifestado siempre. “Testimonio de gratitud, admiración y cariño”, la colección de cuentos De mis parrales, publicada en Málaga este mismo año, aparece a él dedicada.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974. 

martes, 7 de junio de 2016

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. ATEISMO VERSUS RELIGIOSIDAD.

A pesar de la inactividad del blog este último mes, queremos seguir el curso de la historia, y continuar trazando la biografía de mi bisabuelo. Como ya os conté el último día, Arturo, en esta última época de su vida, y ya enfermo, cambió radicalmente su visión sobre lo humano y lo divino, pasando de ser un ateo agnóstico a convertirse en un ferviente creyente.

El teólogo y filósofo escocés Robert Flint (1830-1910), fue la persona que definió por vez primera el concepto de “ateo agnóstico”

“Si un hombre no ha conseguido encontrar ninguna buena razón para creer que hay un Dios, es perfectamente natural y racional que no deba creer que exista un Dios;  en ese caso, es un ateo… si va más allá, y tras una investigación de la naturaleza y el alcance del conocimiento humano llega a la conclusión de que la existencia de Dios es imposible de probar, deja de creer en ello basado en que no puede conocer su veracidad, entonces es un agnóstico y también es un ateo, - un ateo por su agnosticismo-…”

Probablemente esta nueva percepción de la religiosidad en sus últimos años de vida, haría más dichoso a Arturo pues encontraba repuestas a muchas de sus preguntas existenciales pero posiblemente también se sentiría culpable por haber criado a sus hijos en el agnosticismo.

Aunque ya era tarde, Arturo intentaría remediarlo, dándole buenos consejos a sus descendientes. Y prueba de ello es que le hizo un bonito regalo a su hijo Adolfo, su biblia, un volumen que él había leído y releído hasta que por fin había recogido sus frutos. Y ya no la necesitaba sino para regalársela a su querido hijo.


Nota: Fotografía de la Biblia de Arturo Reyes.

Este precioso volumen ha sido conservado por la familia como un tesoro, pasando de las manos de mi bisabuelo a las de mi abuelo, y de éste a las de mi padre. En la actualidad es mi hermano el que la conserva. Para mí su verdadera importancia radica en las dedicatorias que contiene. De Arturo para su hijo Adolfo, y de mi abuelo Adolfo a mi padre.

Todas estas anécdotas nos la relata como siempre nuestro admirado catedrático D. Cristóbal Cuevas en su libro sobre el escritor malagueño…

 “En octubre de este mismo año, apenado por la actitud de sombrío escepticismo religioso de su hijo Adolfo, que contaba a la sazón veintiún años de edad, le regala su propia Biblia, con una patética dedicatoria que constituye la profesión más auténtica de su fe actual, y que nos parece documento insustituible para conocer su ideología en los últimos años de su vida:

“A mi hijo Adolfo.
La medio leí la primera vez a los veinte años y no supe apreciarla en su inmenso valor; volví a leerla cuando, desengañado de la vida, mi espíritu caminaba doliente y solo por un desierto sin fronteras, y ella fue el divino oasis consolador donde recobré las energías necesarias para no detenerme bruscamente en mitad del camino y poder proseguir mi senda, sin temor ni vacilaciones.

Yo, como tú, en mi juventud quise mitigar en la ciencia de los hombres la sed inextinguible del alma, y en vano seguí a los más ilustres pensadores por sus elucubraciones a ras de tierra; salí de su senda aún más entristecido y desalentado que ya lo estaba; leí después este libro de nuevo y al concluir de leerlo por segunda vez en mi vida exclamé con Bonaparte: “Jesús no fue un hombre”. Volví a leerlo en mis horas de desaliento y concluí por gritar con toda la energía de mi alma: “Jesús es el Hijo de Dios”.

Léelo tú también en los momentos en los que tu espíritu busque una onda pura en que calmar la ardiente sed de consuelo que nos hace sentir existencia tan combatida, y llegará un momento en que, poniendo tus labios en los pies de un crucifijo, dirás: “Yo creo en Tí, Dios mío, como dijo y repitió y morirá repitiendo tu padre, Arturo Reyes.
Obre., 1911.”

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- “The Croall lecture”, 1887-1888. Flint, Robert Publicado en el 1903 con el título “Agnosticism”.
- Archivo familiar Reyes (ART).