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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

domingo, 16 de octubre de 2016

RELACIÓN DEL ESCRITOR ARTURO REYES CON D. BENITO PEREZ GALDOS Y PEDRO ARMASA OCHANDORENA, ALCALDE REPUBLICANO DE MÁLAGA (II).

Hoy queremos seguir contando la bonita anécdota que sucedió entre D. Benito Pérez Galdós, mi bisabuelo y el alcalde de la época, D. Pedro Armasa.

Galdós, el célebre escritor canario intervino para que mi antepasado se viera favorecido por una subida de sueldo en el Ayuntamiento de nuestra ciudad ya que de lo contrario, y a pesar de su delicada salud, Arturo tenía pensado emigrar a Buenos Aires en busca de una vida mejor.

Su empleo en el servicio de Contaduría del Ayuntamiento de Málaga y la venta de sus libros, no le proporcionaban el suficiente dinero para llevar una vida holgada, lejos de las complicaciones económicas, que solían merodear el horizonte inmediato del literato malagueño.

Y D. Benito, gran amigo y protector de Arturo, no dudó ni un instante, en cumplir sus deseos.


Nota: Fotografía de D. Benito Pérez Galdós junto a una  imagen de la Plaza de Cibeles (Madrid).

Será como siempre el catedrático Cristóbal Cuevas quien nos seguirá relatando esta historia, teniendo como informante clave a mi querida abuela Victorina, nuera del escritor, quien dará su opinión de los hechos…

“La intervención de Galdós, además de la vieja amistad de Arturo con Armasa – “es amigo mío desde la niñez”, escribía Reyes a D. Benito el 1 de septiembre – hace que el asunto se solucione inmediatamente.

El 2 de septiembre vuelve a escribir el poeta a su insigne benefactor una jubilosa epístola, en la que su temperamento noble y agradecido se desborda:

“Mi ilustre y queridísimo maestro: Por fin estamos al otro lado del río: ha quedado aceptada por unanimidad una enmienda  presentada por D. Pedro Armasa en que solicitaba se me concediesen mil quinientas pesetas de aumento de sueldo, como gratificación, con la obligación de escribir o hacer un estudio previo para establecer una biblioteca popular de la cual, una vez creada, seré designado como Director.

La idea de Pedro, que en esta ocasión ha derrochado a favor mío buena voluntad y cariño, poniendo a mi servicio su valiosísima influencia, es la de en el año de 1914 consignar en el presupuesto una cantidad para empezar a hacer o crear la Biblioteca y sacarme de Contaduría, que es donde actualmente presto mis servicios, trasladándome como su Director a la Biblioteca, con cinco mil pesetas de sueldo, si puede llegar a esa suma. Dios quiera, queridísimo maestro, que todo esto se realice, pues de realizarse, veré por fin y me enteraré de cómo sonríe la vida, cosa que hasta la fecha no he conseguido saber, en lo que a la parte económica se refiere.”

Tan halagüeñas noticias llenaron de satisfacción el bondadoso corazón de Galdós, que felicitó a su amigo con palabras que son un modelo de sencillez y delicada cordialidad:

Mi querido Reyes: Con sincera alegría he recibido sus cartas y los periódicos y recortes. No necesito decir a V. cuánto y cuánto celebro que la veleidosa Fortuna haya depuesto el gesto esquivo, y se muestre propicia a brindar a V. desconocidas bienandanzas… Siempre, siempre me tiene V. a su disposición.”

Sin embargo, y pese a las protestas de Arturo, no debemos pensar que su posición económica fuese objetivamente tan miserable como estos hechos parecen dar a entender. El poeta era muy pobre ciertamente, pero no tanto por la escasez de sus ingresos, cuanto por la desastrosa administración que de ellos hacía.

Hablando con su nuera, Dª Victorina Téllez Alcaide -fallecida desgraciadamente cuando escribimos estas líneas- sobre las penurias económicas en que vivió siempre su suegro, esta señora nos decía que, en realidad, el sueldo del poeta era muy aceptable para su tiempo, aunque dado su temperamento franco y generoso, siempre le resultaba insuficiente a la hora de afrontar los gatos familiares verdaderamente ineludibles.

Según esta misma señora, muchas veces Arturo, al volver a Málaga de Madrid, después de cobrar de alguno de sus editores la liquidación de sus libros, era esperado por su esposa, que le preguntaba con angustia si traía algún dinero, a lo que él invariablemente respondía que todo se lo había gastado en homenajear a sus amigos, escritores, artistas, políticos… No podía desmentir su temperamento abierto y desprendido, típico del artista y del soñador.

El mismo Reyes confirma, sin darse cuenta de ello, la veracidad de estas afirmaciones cuando, en 1908, al escribir “Las de Pinto”, consideraba que dos mil quinientas pesetas anuales eran una cantidad más que suficiente para el mantenimiento de una familia de tres miembros – dos mujeres y un hombre-, acostumbrada a un cierto desahogo, y que incluso les permitía mantener una criada. En esta misma novela llegará a decir Francisco: “Ay, hija mía!... Ya no soy un pobrecito cesante, ¿sabes? Aquí donde me ves, soy un alto empleado con diez mil reales de sueldo.” Arturo ganaba desde el 28 de julio de 1909, sin contar con el dinero de las publicaciones ni los premios literarios, sólo por su trabajo en el Ayuntamiento, cuatro mil pesetas al año.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes (ART).

ENLACE FOTOGRAFÍA:

domingo, 9 de octubre de 2016

RELACIÓN DEL ESCRITOR ARTURO REYES CON D. BENITO PEREZ GALDOS Y PEDRO ARMASA OCHANDORENA, ALCALDE REPUBLICANO DE MÁLAGA (I).

En la última publicación del blog quisimos introducir a un nuevo e interesante personaje, el alcalde republicano Pedro Armasa Ochandorena, quien apoyó institucionalmente a mi bisabuelo cuando éste, en los últimos años de su vida, pasaba una mala racha económica.

Arturo no dudó en pedirle ayuda a su magnánimo e ilustre protector y amigo, el escritor Benito Pérez Galdós, quien no vaciló ni un instante, en actuar rápidamente y usar sus influencias para que al escritor malagueño le subieran el sueldo en el Ayuntamiento, tras haber ganado el prestigioso Premio Fastenrath junto al también escritor y amigo suyo Ricardo León, y al haber sido además elegido académico correspondiente por Málaga de la Real Academia Española de la Lengua.

La figura de D. Pedro Armasa, que tanto hizo por Málaga, fue olvidada, y en 1937, el callejero  de la ciudad suprimió la calle que a él se le dedicó para denominarla “Camino de Olletas”. Ya en pleno siglo XXI, la situación sigue siendo la misma. Parece ser que este personaje no ha tenido el suficiente "calado y prestigio”  en la historia de Málaga para que alguna Corporación Municipal, sea de la ideología que sea, posteriormente haya tenido el decoro de restituir su nombre en otra vía malagueña. 

Pues bien nosotros no queremos olvidar a este insigne político y nuestro único tributo puede ser recordarlo, para que vuelva a tener vigencia en el presente.

Y como siempre será nuestro ilustre catedrático Cristóbal Cuevas, el que en su libro, nos relate estos hechos…




Nota: Fotografía, de izquierda a derecha, Giner de los Rios, Domingo Lerroux y Pedro Armasa.

“Al llegar el verano, y tras una nueva crisis de salud, su situación económica, siempre tan precaria, se hace de todo punto insostenible. Tal debió ser su angustia que, contra lo que había sido hasta entonces su norma inalterable, decide pedirle ayuda para sí mismo, acudiendo, como tantas otras veces, a Galdós:

”Yo quisiera – le escribe- que V. me prestara su valioso concurso escribiéndole a Don Pedro Armasa que es el jefe, como V. sabe, de los republicanos en la Corporación, recomendándome con el más vivo interés para que haga lo posible, porque en su mano está el hacerlo, porque se mejore mi situación con un aumento de sueldo de alguna importancia. Al hacer la recomendación puede V. referirse, y hasta convendría lo hiciera, a que con motivo del premio que nos concedió la Academia y de nuestros nombramientos, el Banco de España, donde Ricardo León presta sus servicios con tres mil pesetas de sueldo, ha decidido asignarle diez o doce mil pesetas anuales. Es lógico que yo no aspiro a que esta Corporación Municipal me otorgue ni con mucho lo que el Banco a Ricardo, pero sí a que mejore en algo mi situación… Como sé que me honra V. con su afecto, no dudo que accederá V. a lo que pido, y como esto, de conseguirse, tendría que ser dentro de muy pocos días, le suplico escriba a D. Pedro Armasa a la mayor brevedad, mejor dicho, inmediatamente, y para tranquilidad mía le ruego me ponga dos letras acusándome el recibo de la presente.”

El apremio con que esta carta va escrita da idea de lo insostenible de la situación de Arturo, que, en su desesperación y a pesar de sus enfermedades, llega a concebir el proyecto de marcharse de Málaga e incluso de emigrar de España.

“Se me hace imposible la vida –sigue escribiendo a Galdós-, y voy a tener que marcharme a América dentro de este mismo año.” Y añade patéticamente: “Mil y mil perdones por la molestia que le proporciono, pero en este caso depende de Vd. el que me sea posible conjurar mis compromisos y desistir de mi viaje, al que le temo por lo mal de salud que me siento.”

La respuesta de Galdós no se hace esperar, y en ella resplandece todo el fondo de honda y entrañable humanidad que late en las entrañas del maestro:

“Mi muy querido amigo: En este mismo momento recibo su carta del 31 y me apresuro a escribir a D. Pedro Armasa, como V. desea. Le adjunto la carta para que llegue a manos del Sr. Armasa. ¿Es bastante expresiva?  Puede V. creer que ansío de todo corazón den mis gestiones algún resultado práctico, y que, si en mi mano estuviera, colmaría con creces las justas y legítimas aspiraciones de V. Su carta, amigo mío, me produce una gran tristeza, un hondo desconsuelo.”

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:


- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
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