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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

lunes, 2 de mayo de 2016

RELACION ENTRE EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES Y EL ARCEDIANO DE LA CATEDRAL DE MÁLAGA, PADRE EUGENIO MARQUINA.

Ya en 1911 mi bisabuelo Arturo, con cuarenta y siete años, siente como la salud va resintiéndose y debilitándose, lo que le hace apartarse de la vida bulliciosa. Cambia las reuniones de amigos y las tertulias literarias por el "cuarto de trabajo". Los más allegados lo visitan en su casa, en la Plaza de la Merced, y es allí donde pasa la mayor parte del tiempo, descansando, escribiendo, leyendo y charlando con sus íntimos amigos. Es en esta época cuando aparece en él, el espíritu religioso y místico, le preocupa el más allá, y no quiere morir sin sentirse cercano a lo divino.

Tiene la suerte, de que por esas fechas, recala en Málaga, el sacerdote y cronista orensano, D. Eugenio Marquina y Álvarez, nombrado Arcediano de la Catedral de Málaga. Este personaje religioso jugó un papel muy importante en el mundo de la cultura tanto en su tierra de origen, Orense, como en la ciudad que posteriormente lo acogió, Málaga. 

Para mi bisabuelo fue un gran apoyo y consuelo en esos momentos tan difíciles, en los que sus fuerzas y su ánimo comenzaban a flaquear. Y es por este motivo que hemos querido homenajear a este sacerdote, intentando realizar sobre él una pequeña biografía pero desafortunadamente, no ha sido posible, debido a la escasez de noticias que existen en internet sobre este ilustre personaje. Mi bisabuelo Arturo, sí le dedicó una hermosa poesía de la que os mostraremos algunos fragmentos.


Es de destacar entre las actuaciones de D. Eugenio, la organización junto a otros distinguidos artistas, del Pabellón de Arte de la Exposición de Málaga en 1924. También su trabajo en la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Málaga; su colaboración con la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, y sus meticulosos estudios sobre el arte religioso español.

Hoy, como siempre, será nuestro catedrático de Literatura Española, D. Cristóbal Cuevas, quien nos informe sobre la vida del escritor malagueño…

“Su salud, sin embargo, seguía empeorando. Tras una recaída, el médico le sometió a un régimen alimenticio mucho más severo que hasta entonces, prohibiéndole totalmente el alcohol.

“Hace ya un par de años – escribía en 1913 La Tribuna - que el médico le había puesto a régimen lácteo, apartando de sus labios para siempre el vaso que rueda tan frecuentemente por las gargantas de los personajes de sus novelas, y mandándole guardar las fuerzas que tanto prodigaban los actores de sus libros, prontos a dar la vida o a arrancarla al pie mismo de las rejas de las mujeres de Capuchinos, de la Victoria y de la Goleta.”

Como consecuencia de las severas prescripciones, su vida de relación se vio considerablemente reducida, debiendo permanecer en su casa, apartado de todo bullicio, durante cada vez más largas temporadas, lo que acababa con su paciencia y sumía su espíritu en las más amargas cavilaciones.

El progresivo agravamiento de su enfermedad acendraba y enardecía, sin embargo, sus desengañados sentimientos religiosos. Mantiene ahora largas conversaciones con el Arcediano de la Catedral, P. Eugenio Marquina, con el que entabla una entrañable amistad que habrá de durar hasta su muerte.

Arturo se muestra ya de vueltas de todo, y proclama a los cuatro vientos una completa repulsa a las opiniones y actitudes de su juventud.

“Recientemente – decía su amigo Manuel Martínez Ruiz – he oído leer al poeta algún trozo de sus obras, y Arturo Reyes ha rectificado muchas de sus apreciaciones de joven, porque “no se piensa lo mismo a los veinte años –ha dicho el poeta- que a los cuarenta y siete”.

Fruto de una de estas conversaciones con su confesor y amigo es el conmovedor poema “Consolación”, dedicado al mismo Marquina, en que una dulce melancolía va quitando amargura a la desilusión, al paso que el poeta logra una hermosa profundización en la vivencia religiosa:

“Acedos y desabridos
son los frutos de esta vida,
que está la rama podrida
y los troncos carcomidos.
¡Ay, cuántos, cuántos vencidos
tornáronse vencedores
al dejar de los errores
los deleitosos senderos,
en donde fueran pecheros
de los más viles señores!

                 ***

Cuán loco, ¡oh mi Dios!, viví
en mi ardiente juventud;
rayo y torrente y alud,
cuántas veces me sentí;
mas al fin, mi Dios, te vi
al rugir la tempestad,
que tu infinita bondad
me hizo el riesgo conocer,
cuando ciego iba a caer
en brazos de la impiedad.” (DC, 68 y 71).


Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes (ART).
- “Del Crepúsculo”. Poesías póstumas. Reyes, Arturo. Málaga, Zambrana Hermanos. Impresores. 1914.

ENLACE INTERNET:
- "Pedro de Mena Escultor: Homenaje en su tercer centenario". Estudios críticos de Eugenio Marquina, y otros: