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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

sábado, 24 de diciembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACION (XI).

Hoy es Nochebuena y me gustaría dedicar la publicación a todos aquellos seres queridos que no se encuentran ya entre nosotros y que no podrán estar sentados en nuestras mesas en un día tan significativo, compartiendo alegría, felicidad y amor. Su ausencia es irreparable y no podemos más que recordarles con cariño y devoción. 


También quiero dedicarlo a Antonio, un amigo que vuelve a casa por Navidad, con el deseo de que todos sus sueños se hagan realidad.

Sigue D. Cristóbal Cuevas hoy hablándonos sobre la importancia que tuvo la Academia de Declamación de Málaga para el mundo de la cultura malagueña y española. En su libro se nombran a much@s personajes pero no aparece la marahaní de Kapurtala, Anita Delgado Briones, que fue la que alcanzó más notabilidad como persona, y que llegó a la Academia de mano de Arturo, quien la recomendó para su ingreso en el centro debido a la amistad que le unía con el padre de la marahaní.



Nota: Anita Delgado Briones, alumna de la Academia y marahaní de Kapurtala.


Pues bien, prosigamos:

"A lo largo de sus muchos años de existencia, esta simpática institución fue un foco no despreciable de cultura y un semillero de actores que llegó a entusiasmar al periodista valenciano Ricardo Camilleri, hasta hacerle escribir, no sin cierto énfasis de gusto decimonónico: “Esta Academia pudiéramos decir que es la Universidad del teatro…, que cuantos en ella ingresan podrán o no servir para la escena, pero seguramente servirán a la humanidad, puesto que de allí salen perfectamente instruidos. 



Nota: Anita Adamuz, alumna de la Academia, quien tuvo mucho éxito como actriz y trabajó con artistas de tanto prestigio, como Imperio Argentina en "La hermana San Sulpicio".


Han pertenecido a dicha Academia las notables actrices Luisa Morilla, Mercedes Díaz Gambardella, Celia Ortiz Sanjuán, Adela López Caro, Amalia Sánchez, Rufina Toscano, Teresa Santiago, María Quesada, Rita López, Julia C. Santero, Concepción Ruiz, Eulalia Sánchez, Isabel Zurita, Ana Adamuz,  y otras muchas, y los notables actores Enrique Navas Ramírez, Antonio Lagos, Antonio Alcaide, José Arias, José Barranco, José Tallaví, Alfredo Herrero, Antonio Calero,  Emilio Díaz Gambardella, N. Porredón, Félix Ramos, José Hortelano, Rafael Díaz y otros muchos que harían interminable la lista”. 



Nota: José Tallaví, alumno de la Academia.


Por su parte, Joaquín Dicenta, al ocuparse de la Academia, destacó de entre muchos exalumnos distinguidos – Rosario Pino, Teresa Santiago, José Tallaví y, por encima de todos, Emilio Thuillier-, añadiendo genéricamente que “de esta Academia, mantenida por el esfuerzo particular, regida gratuitamente, sin nombramientos de real orden, por Escovar y por Borrego han salido grandes actores.”



Nota: Rosario Pino, alumna de la Academia.

Continuará...

BIBLIOGRAFÍA:


- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.


sábado, 17 de diciembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACION (X).

Quisiera dedicar la publicación de hoy a D. Rafael León, insigne malagueño cuyo fallecimiento reciente deja a Málaga huérfana, ya que él ha sido una figura clave en el desarrollo del mundo de la cultura en nuestra ciudad.


Hoy D. Cristóbal Cuevas nos sumerge en la Academia de Declamación de Málaga y en el papel que jugaron Arturo Reyes y sus amigos intelectuales y artistas en la creación de dicho centro:


"Al dedicarse a los menesteres periodísticos, Arturo hubo de ponerse en contacto con el ambiente cultural del pueblo malagueño. Ello le hizo constatar su lamentable pobreza y estrechez de miras, que hacía malograrse  sin remedio a jóvenes que, bien orientados, podrían haber desarrollado una actividad literaria de altura.

Comentando estas ideas con sus amigos Narciso Díaz de Escovar y José Ruiz Borrego – este último, actor local de apreciables cualidades-, fueron madurando juntos, en los últimos meses de 1885, un proyecto que se haría realidad el año siguiente: la fundación de un centro docente para la formación en las tareas literarias, periodísticas y teatrales de la juventud malagueña. 

Por fin, a principios de 1886, queda abierta la nueva institución, a la que dan el nombre de “Academia Provincial de Declamación”, y en cuyo claustro figura Arturo como profesor de Retórica y Poética”.



Nota: C/ Beatas (Málaga). Edificio donde estuvo ubicado durante cierto tiempo la Academia. 


Imaginamos los esfuerzos que habría de hacer nuestro joven y bienintencionado periodista, quitando horas al sueño para preparar las clases y adquirir los conocimientos teóricos indispensables a su labor docente. 

Como era de esperar, la Academia no logró autofinanciarse, por lo que su sostenimiento hubo de hacerse, sobre todo al principio, con la aportación pecuniaria de los fundadores. Al fin lograron “algunas subvenciones módicas”, lo que les permitió trabajar sin esquilmar demasiado sus bolsillos, aunque eso sí, completamente gratis. 

Incluso lograron levantar un teatrillo para prácticas y representaciones a escala menor, al que se le puso el nombre de “Lope de Vega”, y que tuvo su sede en la calle de Beatas, en edificio que aún existe. La Academia cambió frecuentemente de emplazamiento, llevando una vida humilde, aunque digna, por pisos baratos y callejuelas secundarias.

Continuará...

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
 - Archivo familiar Reyes.


sábado, 10 de diciembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACION (IX).

Sigue contándonos D. Cristóbal Cuevas anécdotas sobre la vida de Arturo Reyes en su libro:

“El temperamento del recién nacido narrador, tan impetuoso y agresivo en este tiempo, estuvo a punto de acarrearle un serio disgusto.

Un día, en el curso de una terrible discusión que, por motivos que ignoramos, había entablado con su amigo Fernando Rodríguez, Arturo, pasando de las palabras a los hechos, hirió a su antagonista propinándole un bastonazo en la cabeza.

Al día siguiente fue prendido y encerrado en la cárcel, de la que lograron sacarle sus amigos Manolo López que le proporcionó la fianza, y Rafael Pagés, que interpuso sus buenos oficios. No obstante, se le siguió un proceso, del que salió indemne gracias a que las heridas de Rodríguez curaron sin consecuencias.

De las amarguras de este enojoso acontecimiento vino a consolarle muy pronto, no obstante, la primera de sus grandes alegrías familiares: el 27 de marzo de 1885, a las 10,30 de la mañana, Carmen dio a luz un niño, primogénito del matrimonio, en su nueva casa de la calle Carmelitas, 6, 3º; el 28 se le inscribió en el Registro Civil con los nombres de Arturo Leopoldo José Reyes Conejo.

Este hecho dio al impulsivo y novel escritor un mayor sentido de la responsabilidad, haciéndole buscar desesperadamente una nueva ocupación estable que le permitiera llevar su casa adelante.




 Sin embargo, y pese a sus nuevos deseos, éstos no se vieron cumplidos hasta noviembre de ese mismo año, fecha en que su amigo Eduardo León y Serralvo, director de “El Cronista”, le incluye en la nómina de su periódico como redactor de plantilla, en compañía de diversos amigos comunes – Mariano Alcántara, Octavio Barba, Francisco Maynokli, Callejón Navas, José Mª Padrón y Martínez Pinetta.

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.



sábado, 3 de diciembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACION (VIII).

Continuando con la biografía de Arturo Reyes, D. Cristóbal Cuevas nos explica hoy de forma muy exacta y precisa sobre los estragos que produjo el terremoto que sacudió Málaga en 1884:

“Aunque al parecer no se produjeron sacudidas circulares – en contra de lo que afirmaron los periódicos -, la ruina causada por el terremoto fue indescriptible en la capital y la provincia.



Varios pueblos quedaron casi totalmente destruidos – Periana, Viñuela, Torrox, Nerja, Alfarnate, Cómpeta-, mientras en Málaga vinieron literalmente al suelo infinidad de edificios, sufriendo sobre todo las calles de Cristo de la Epidemia, Plaza del Circo, Pozo del Rey, Fuentecilla, etc.

La gente, aterrorizada, se lanzó fuera de sus casas, pasando la noche en plena calle a pesar de la lluvia que caía torrencialmente, agolpándose en los espacios abiertos – Alameda, Plaza de la Merced, Molinillo, Ferrocarril y Los Pasillos-.

Se registraron en cálculo solo aproximativo, 55 muertos y 59 heridos. Nada menos que 1.059 edificios quedaron totalmente destruidos en Málaga y su provincia, declarándose de inmediata ruina 4.178, y seriamente dañados 6.463.

La catástrofe afectó de forma directísima a Arturo, que nos cuenta así su infortunio: “Tras el terremoto surgió la hecatombe. La casa donde yo prestaba mis servicios se vino abajo, y de buenas a primeras me encontré en la del rey, sin oficio ni beneficio, sin apoyo social, sin dos anchas y con un terno digno de figurar en una vitrina; en aquellos días de amarguísima recordación, pensé en todos los genios que antes de brillar en el cenit de su gloria habían tenido que sufrir los implacables rigores de la diosa fortuna”.

En medio de la inopinada angustia económica, el matrimonio tiene una idea: ¿Por qué no dedicarse a sacar partido de la pluma? Dicho y hecho:

“Una noche – nos cuenta Reyes-, tras abrir enorme brecha en una fuente de boquerones victorianos con que nos había obsequiado la diosa Chiripa, a la luz de un velón tiré de pluma y vino al mundo “Conchita la burrera”, el primer cuento andaluz que había salido de mi modestísimo meollo”.

El relato, leído por el estupendo humorista Juan J. Relosillas, que entonces dirigía “El Correo de Andalucía”, mereció los honores de ver la luz pública en las hojas dominicales de este periódico, lo que colmó de orgullo al autor y a su esposa.”

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.

domingo, 27 de noviembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACION (VII).

Siguiendo con la biografía de Arturo Reyes, el investigador Cristóbal Cuevas García nos introduce hoy a la que fue esposa de Arturo, Carmen Conejo Guillot, mi bisabuela:

“No sabemos con certeza cuando conoce Arturo a la mujer que había de ser su esposa, Dª Carmen Conejo Guillot, pero es lo cierto que a fines de 1883, cuando aún no había cumplido los veinte años, decide conquistar su cariño y casarse con ella.

Era Carmen por aquel entonces una chica muy joven – contaba apenas diecisiete primaveras-, más bien baja y un poco metidita en carnes, de temperamento apacible, trabajadora y hogareña, poseedora de una cultura superficial – las primeras letras como casi todas las chicas de clase media de su tiempo-.

Trabajaba como ayudante de sus padres en una tienda de gorras y sombreros que éstos poseían en el nº 1 de la calle de Andrés Pérez. Quizá lo que impresionó a Arturo al conocerla fue precisamente su serenidad, lo agraciado de su rostro de belleza nada escandalosa ni llamativa, todo lo que hacía contraste con las mujeres que hasta entonces había conocido. Por otra parte, de la serenidad y dulzura de Carmen debió esperar su pretendiente una garantía de paz para su ardiente temperamento.

Seguramente prevenida por la fama de que venía precedido su joven cortejante, Carmen se mostró en un principio poco propicia a aceptar sus fervorosas declaraciones de amor. Esto no desanimó al experimentado pretendiente, que nos cuenta así el asedio y la conquista de aquella fortaleza:

“Tantas veces la hube de llamar pérfida como la onda, corazón de sílice, peñascal cubierto de flores, que por librarse, sin duda, de aquella poco elegante acometividad, se decidió a apechugar conmigo; sobre todo, después de una noche en que, entre las páginas de uno de los tomos de “María o la hija de un jornalero” (la conocida novela de W. Ayguals de Izco), le envié unos cantares, capaz, el que menos de conmover el corazón de un tigre de Bengala, el primero de los cuales decía:


“Carmen, ¿por qué con desvíos
gozas en darme tormento?
¿Soy yo culpable si siento
tan ardientes desvaríos?”.

Este fue el que hizo desvariar, sin duda, a mi compañera, que desde aquel momento, de arisca que era, tornose dulce como un panal de miel hiblea”.

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.


domingo, 20 de noviembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACION (VI).

Así nos sigue relatando D. Cristóbal Cuevas, catedrático de Literatura Española, en su libro sobre la vida de Arturo Reyes:

”El papel que juega la literatura en los fogosos años juveniles de la vida de Arturo es sencillamente decisivo. En ella encuentra su generoso temperamento un magnífico cauce de desahogo vital, por donde se explaya gozosamente su fantasía.


Desde ahora disfruta escribiendo dos o tres obras a la vez – poesía, cuadro de costumbres, cuento, artículo periodístico -, que lee a sus amigos en demanda de consejo, rechazando, de acuerdo con las consignas de Martínez Barrionuevo, las excesivas alabanzas, “tomando por lisonjas la verdad honrada”.

Una caliente onda de optimismo orea su espíritu, haciéndole confiar en la vida, en sus posibilidades artísticas y en el premio que le habrán de reportar sus trabajos. Es su época vital, ingenua y confiada:

“En esa edad en que termina el niño
y el hombre empieza su escabrosa ruta,
con el alma repleta de cariño,
y la mente de sueños y de anhelos,
pensé hallar en el mundo
las divinas grandezas de los cielos.

Yo al amigo miré como a un hermano
y a la mujer como divina meta
a donde vuela el pensamiento humano.
Yo en los albores de mi triste vida
llevaba como egida
mi pobre corazón siempre en la mano
¡Lo quiso mi destino!
Mi pobre corazón fuera del pecho
quedó pedazos hecho
en las rocas agudas del camino”.

Continuará…


BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Poesía: Recuerdos, en Ráfagas, 134-135.
- Archivo familiar Reyes.

sábado, 12 de noviembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACION (V).

La vida del escritor malagueño Arturo Reyes estuvo rodeada de buenas amistades que le sirvieron de guía para adentrarse en el difícil mundo de la literatura. Podemos apreciarlo en el libro de nuestro querido catedrático D. Cristóbal Cuevas García:

“Muy pronto, sin embargo, habría de ampliar Arturo el ámbito de sus inquietudes literarias, interesándose  por el cultivo de la narrativa y el género costumbrista, aunque sin dar por el momento sus obras a la imprenta.

En este nuevo campo, lo mismo que en la poesía, encontró un maestro que supo guiarlo con prudencia y acierto admirables. Nos referimos a D. Manuel Martínez Barrionuevo, cuyo estilo y temas imitó en sus primeras prosas.

D. Manuel ve desde el primer momento las cualidades que adornaban a su discípulo, y le animó a cultivar el cuento y la literatura de observación; pero comprendiendo con aguda intuición el peligro que suponía para su joven amigo el cúmulo de alabanzas exageradas y prematuras que ya entonces le prodigaban, tomó a su cargo situarlo en el terreno de la realidad, para que la vanidad no le hiciera estancarse en lo que sólo era un principio prometedor.

Sólo en 1890, al publicar Reyes su colección de narraciones breves “¡Estaba escrito!”, el viejo maestro se decidirá a darle la clave de su conducta anterior, escribiéndole lleno de orgullo:

“¿Te acuerdas de mi mal humor cuando oía un elogio dirigido a ti en tu misma cara? ¿Te acuerdas de lo que peleé siempre contigo, quitándote ilusiones? ¿Te acuerdas de mi mal humor cuando oía un elogio dirigido a ti en tu misma cara? ¿Te acuerdas de las veces que te zaherí por tus trabajos, diciéndote rotundamente que no eran dignos de ti? Pues bendito seas tú mil veces ahora, que has sabido ser hombre, dándome un mentís y no echándote a perder como creí que te echarías, con tanto elogio inoportuno y tanto bombo inmotivado".

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario". Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C.S.I.C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.

sábado, 5 de noviembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACIÓN (IV)

Según sigue relatando el catedrático de la Universidad de Málaga, D. Cristóbal Gil Cuevas, en su libro sobre la vida del escritor Arturo Reyes:

“El despertar del sentimiento amoroso, junto al ejemplo de algunos de sus amigos, vuelve a llevar a Arturo, al cultivo de la poesía. Amigos como León y Serralvo, V. Luque Gutiérrez, Francisco Such y otros varios le estimulan.

“Tú has sido mi primer amigo de la infancia – le escribe Such en 1912-; yo oí tus primeros vagidos en la difícil habla de las buenas letras… En mi casa hiciste los primeros ensayos rimados, emulando con éxito aquellas sandeces mal pergeñadas que yo escribía cuando estudiaba Retórica y Poética en el Instituto.”

Estos primeros poemas, arreglados y desprovistos de las más evidentes alusiones personales, iban apareciendo esporádicamente en “El Álbum”, periodiquillo que dirigía Ramón A. Urbano e ilustraba Pepe Santiago, y que ofrecía generosamente sus páginas a los poetas noveles.

En ellos, Arturo cantaba con ingenuo entusiasmo al amor, la amistad, la gloria, todo lo que representaba para él un ideal de vida. Los tonos son enfáticos y grandilocuentes, notándose muy clara la influencia de Espronceda.

Más adelante, recordará en “Desde el surco” esta época de su vida, resumiendo la temática que entonces gozaba de sus predilecciones:

“Brutales y varoniles
estallaban mis pasiones
y sus locas rebeliones
eran los ricos veneros
de mis delirios primeros
y mis primeras canciones.
¡Tú y la gloria!. ¡Cumbres bellas
donde quise alzar el vuelo!.
¡Del más purísimo cielo
las más fúlgidas estrellas!.".

Continuará...

BIBLIOGRAFÍA:
- "Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario". Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. C. S. I. C. Málaga.
- Periódico "El Album". Málaga. Director: Ramón A. Urbano.
- Archivo familiar Reyes.

domingo, 30 de octubre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACIÓN (III)

Según nos relata D. Cristóbal Cuevas Gil en su libro: "Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario"

“Ya desde su juventud demostrará el escritor malagueño Arturo Reyes una de sus facetas más características: sus dotes para la amistad.

Mantenía por entonces la más cordiales relaciones con Francisco Such, muchacho hercúleo, alegre y rico, con el que se enzarzaba en interminables discusiones, en las que a veces llegaban a las manos, llevando siempre en esto la peor parte el futuro poeta, quién muchos años después, ya cerca de su muerte, escribirá a su antiguo amigo recordando en tono añorante estos lejanos días: 
“Recuerdo  una vez que paseábamos por las callejas del Perchel te dió por provocar a los transeúntes; aquel día tenías necesidad imperiosa de reñir con alguien; me costó un trabajo loco hacerte desistir de retar a los que pasaban por nuestro lado, pero fue a costa de mi piel como siempre; aquella tarde, antes de separarnos, nos calentamos el cuerpo…; no pocas veces escapé con algún que otro cardenal, y en una ocasión casi en ropas menores, pues me rasgaste el pantalón de arriba abajo. Y sin embargo, te quería más que a ningún otro, y tú más que a todos los otros amigos.”

También entabló por esta época una entrañable amistad con el periodista y director del diario malagueño: "El Cronista", D. Eduardo León y Serralvo, que fue para él como un hermano, y que se mantuvo a su lado hasta el momento mismo de su muerte.

Otro de los rasgos que configurarán definitivamente su personalidad – su volcánico temperamento amoroso- empieza también ahora a dar señales de vida. Arturo descubre el fascinante mundo de la mujer ante la cual, tras establecer los primeros contactos, se siente subyugado.

“Había aprendido en la calle – escribe su nieto y prologuista- y no en los en los papeles, de las mujeres, y no de los novelistas el arte mudo de los amores subrepticios que aborrecen la indiscreta confidencia y la palabra escrita.”

Uno de estos amores primerizos es, sin duda, el que sintió por una tal Conchita, a quien dedicará un poema juvenil que, más tarde, había de ver la luz en el periódico malagueño "El Álbum . Su inmadurez lírica de entonces y su inexperto romanticismo aparecen conmovedoramente en algunos de estos versos:

“En mi delirio de amor
Que me entregaste soñaba
De tu ternura una flor,
Y con deleite aspiraba
Su perfume embriagador.”

Al final de su vida, recordará Reyes con honda nostalgia las horas pasadas ante las rejas de cien innominadas malagueñas, amores de un día, diversificación irresistible para el adolescente del ideal único de la mujer:

“Con cuánta pena yo os miro
ventanas bellas, que huellas
sois de un pasado que admiro!
¿Ay, cuánto y cuánto suspiro
se me fue, de mozo, en ellas!.”

Continuará…



BIBLIOGRAFÍA:
-Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C.S.I.C. 1974.
- Periódico “El Álbum”. Málaga. Siglo XIX.
- Archivo familiar Reyes.

sábado, 22 de octubre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACIÓN (II)

En su adolescencia, Arturo se nos presenta como un mozo lleno de brío, sanguíneo, alegre, despreocupado, dotado de un corazón noble, generosamente abierto a la amistad. 

Nos contaba Victorina Téllez, nuera del poeta, que su suegro era, en este tiempo, según tradición familiar, un joven de fuerte constitución física y excelente nadador, que buceaba en el puerto para sacar del fondo las monedas que sus amigos arrojaban al agua para divertirse. 

Su temperamento, lleno de vitalidad, había logrado sobreponerse por el momento al desolador impacto recibido en su infancia. Salvando la exageración en lo relativo a su ociosidad – ya hemos visto que nuestro biografiado siempre tuvo algún trabajo con que ganarse la vida.

Hemos de reconocer la exactitud de las observaciones que sobre esta época nos proporciona su nieto Arturo: “Antes del sinvivir de esta vocación (la poesía) y de los años ilusionados de literatura, que era a la vez su freno y su acicate, Arturo Reyes no era más que un muchacho de la calle…, que en su aparente ocio buscaba camino a los deseos ardientes de su temperamento y deslumbrantes de su imaginación”. 

No hemos de creer que la vida le fuera fácil. Pero Arturo comprendía que había que sobreponerse a las dificultades, incluso con frialdad y tozudez cuando fuera necesario. “Para llegar a ser algo – dirá en sus “Varios Apuntes” refiriéndose a este tiempo – es preciso ahogar los naturales impulsos y que domine la cabeza.”

Y su hijo Adolfo aclaraba definitivamente: “Por entonces la vida de mi padre fue impetuosa y difícil. Mezcla del brío de mocedad y de las contrariedades de su situación ahogada. Vivía solo; se cosía las roturas; se enjuagaba en el lavamanos los cuellos de caucho, y se cepillaba el traje en las festividades, para ir de mejor modo que los demás días. Verdaderamente no son alegres las referencias que os puedo dar de su juventud.“

Continuará...

BIBLIOGRAFÍA:
- "Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario". Cuevas García, Cristóbla. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Periódico El Album, nº 11 (1883), pags. 50-51.
- Archivo familiar Reyes.

sábado, 15 de octubre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO: ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACIÓN (I)

"Al morir su padre, y falto de medios económicos, Arturo Reyes ha de interrumpir los estudios. Este hecho tendrá una importancia decisiva en su obra de escritor, marcada siempre por el sello del autodidactismo. 


La urgencia de ganarse la vida le obliga a trabajar de “chaquetilla” recadero en el muelle, haciéndole codearse, al igual que su personaje “Cartucherita”, con “colilleros y apenas esbozados prosélitos del crimen, tránsfugas desde el hambre al robo y desde el arroyo a la cárcel”. 




Nota: Postal antigua del Puerto de Málaga.


Sin embargo, su innata honradez le lleva a buscarse la vida por caminos siempre legales, aunque con frecuencia tan humildes como la venta de trozos de suela entre los zapateros de portal. De esta manera, en una prematura y durísima lucha por la existencia, transcurre su vida desde los doce a los diecisiete años. 


Como dice Ortiz de Pinedo, “parece que manos extrañas le arrebatan el caudal heredado, y lo que pudo ser educación fácil y blanda conviértese en lucha desesperada por el acomodo y el bienestar". Según nos comunicó verbalmente Dª Victorina Téllez, la nuera de Arturo, parece ser que el patrimonio familiar fue malbaratado por un pariente próximo de Arturo, cuyo nombre preferimos silenciar, lo que contradice la tesis de Pinedo sobre “manos extrañas”.


Tras un largo periodo de incertidumbre que se prolonga no menos de cinco años, por fin, el siete de septiembre de 1880, consigue un trabajo fijo al entrar como dependiente en el despacho de D. Eduardo Loring Oyarzabal. “Las relaciones entre dependiente y principal – escribe el nieto del conocido comerciante, D. Guillermo Shaw Loring- fueron siempre afectuosas y cordiales, como lo demuestran las dedicatorias estampadas por el poeta en todas sus obras, “A mi siempre querido Jefe D. Eduardo Loring Oyarzabal”, y terminando frecuentemente “en prueba de gratitud, respeto y cariño”, y también el hecho de que a la muerte de Eduardo Loring fuera Arturo Reyes, uno de los que llevaron a hombros la caja mortuoria juntamente con los hijos del finado”. 


Curiosamente, la figura del hombre que dio antes que nadie un empleo fijo al escritor malagueño, sin duda por confusión con su sobrino D. Manuel, se ha visto revestida sin motivo alguno de un halo romántico de aventuras que nada tiene que ver con el perfil histórico de D. Eduardo Loring Oyarzabal. 


Esto explica que José Luis Estrada, lo defina inexactamente llamándolo “guapo como del Muelle, que por educación cambió la faca por una manopla, y por este capricho, romántico y caballeresco, dió tiempo a su ofensor, el periodista García Peláez, a que le matase a tiros”. 


Lejos de ello, D. Eduardo fue hombre laborioso, serio y respetable, además de comerciante sumamente hábil, que falleció de muerte natural en 1898. 


Quien llevó una vida achulada y pendenciera fue su sobrino D. Manuel Loring Heredia, a quien asesinó García Peláez hacia el año 1891 en la manera descrita por Estrada: "Estampa de guapo sin titubeos, lo que le costó la vida a manos del periodista apellidado García Peláez, que al recibir un golpe de manopla de Loring, ya en el suelo, le disparó dos tiros".


BIBLIOGRAFÍA:


- "Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario". Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.

sábado, 8 de octubre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES: FAMILIA, NACIMIENTO E INFANCIA (V)

"Creemos que una buena parte de la vida de Reyes, con sus reacciones emotivas, su inseguridad, su desconfianza y pesimismo, sus dudas, su búsqueda desenfrenada de cariño, incluso la angustiada ternura que siente por su propio hijo Adolfo, resultan ininteligibles si desconocemos los factores formantes de su primer subconsciente, y que se hallan en los hechos que hemos referido sobre su infancia.


Nota: "La Vía Láctea", Guillermo Pérez Villalta. (Tarifa, 1948).


Teniendo en cuenta todos estos datos, de cuya veracidad es imposible dudar, hemos de admitir que los versos en que el poeta proclama más adelante su añoranza de una pretendida niñez feliz son un simple lugar común de naturaleza post-romántica. Así, cuando escribe en “Ráfagas”:

“Qué edad más llena de divino encanto
aquella en que mi madre me dormía
al blando arrullo de su dulce canto!”.

El verdadero recuerdo de su infancia habrá que buscarlo en otros pasajes más sinceros y vivenciales, como el siguiente de “Íntimas”:

“Ama el prójimo siempre, que es tu hermano,
me dijo en mi niñez mi padre un día,
y seguir su consejo quise en vano.
Sin duda la vejez del noble anciano
fue menos triste que la infancia mía”.

Como afirmó su hijo Adolfo, Arturo “fue un niño reconcentrado y hosco, amigo del silencio y la soledad… Basta ver en su retrato de aquel tiempo su expresión de terquedad y desconfianza para comprender que debió ser de este modo.” Había en él la tristeza del niño incapaz de aceptar el absurdo y complejo mundo en que viven y le hacen vivir los mayores, y aunque su tremenda vitalidad le permita olvidar más tarde tanta tristeza – sobre todo durante los años de su adolescencia y primera madurez-, siempre quedará en su alma un poso de hondo fatalismo pesimista, que volverá a aparecer con fuerza en el ocaso de su vida.




Nota: Obra de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948).


Frente a la dureza y frialdad del ambiente  en que transcurrió su infancia, y aunque reconcentrado y triste en lo exterior, Arturo encuentra un estupendo camino de evasión por los irreales campos de su fantasía. Nace en él desde muy pequeño una rica vida interior. Gusta de las narraciones maravillosas, de los cuentos e historias, que no sólo le entretienen por el momento, sino que, como sucede en toda mente infantil imaginativa y obligada al ensimismamiento, le dan materia para volar, desarrollando los elementos fabulatorios ávidamente bebidos de la boca de ocasionales narradores familiares o callejeros. Él mismo da testimonio de ello cuando en 1889, escribe en “Un episodio”:

“Yo no sé si es verdad la triste historia
que acude en este instante a mi memoria,
pero juro que es cierto
que yo la escuché un día,
allá en la infancia mía,
de un viejo comandante que ya ha muerto”.

En esta tendencia a evadirse de la realidad que lo circunda hemos de ver el germen de su incontrastable vocación poética, la que hará fabricarse más adelante un radiante mundo de belleza soñada como compensación de la mezquina verdad de la existencia".

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humanista del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Tomo I. Obra Cultural de la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. C. S. I. C. 1974.”
- Archivo familiar Reyes.
- Obras del pintor Guillermo Pérez Villalta expuestas en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (17 de junio - 9 de octubre de 2011).

martes, 4 de octubre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES: FAMILIA, NACIMIENTO E INFANCIA (IV)

Quizá haya que situar en este tiempo -1867-, o poco después, el momento en que Arturo Reyes aprende las primeras letras con D. Bartolomé Garbero. Al cabo de unos años D. Manuel, creyó insuficientes las enseñanza de este maestro, decidiendo dar a sus hijos una instrucción más completa, por lo que, a partir de 1875, puso a Arturo, junto a su hermanastro Leopoldo, a estudiar idiomas y contabilidad en el Colegio del Arcángel San Gabriel, dirigido por un exiliado polaco, el Conde Teodoro Kahn de Podoski, que había abierto una Academia en la calle de San Juan de los Reyes, números 21 y 23. 




Nota: Factura del Colegio del Arcángel San Gabriel (Málaga, 1875). Archivo familiar Reyes.


Apenas si conocemos nada referente a esta época en la vida de Arturo, si exceptuamos algunas anécdotas como la que, con melancólica idealización, nos ha transmitido su hijo Adolfo en el prólogo que puso a “Del Crepúsculo”, la obra póstuma de Arturo:

“De ese tiempo – escribe- os podría contar esas anécdotas ingenuamente divertidas que tienen en el hogar un perfume tan delicado que, al sacarlas de él, se deshace y desaparece. Os diré una, si me lo perdonáis. Un día mi padre se apartó distraído del ayudante que le llevaba al colegio en unión de otros escolares, y viéndose solo, aunque cerca de su casa, empezó a llorar con desconsuelo hasta atraer a los transeúntes.
- ¿Por qué lloras, niño?
-Porque me he perdido.
- ¿Y tú dónde vives?
- En aquella casa.
Esto lo contaba él como ejemplo de su precocidad

El 26 de octubre de 1876, lleno de achaques y tristezas, moría D. Manuel de Reyes en su casa de la callejuela del Comandante nº 12, dejando a su hijo Arturo, que entonces contaba tan sólo doce años, en orfandad completa.

Arturo, dando una temprana prueba de su futura vocación poética, escribió una quintilla dedicada al luctuoso acontecimiento. Quizá sea la que aparece escrita con vacilante letra infantil, en “Varios Apuntes”:

“Negro el cielo, el mar rugiente
Al arrogar (sic) con brabeza
Sus olas en la rompiente
Y el viejo con entereza
Luchando con la corriente”.

El balance de los doce primeros años de vida de Arturo Reyes es francamente desolador. Nació y creció en el seno de una familia mutilada, sin el calor de una madre, y al lado de un padre que, aunque cariñoso, había sido demasiado duramente golpeado por la vida como para poder dar a sus hijos ese amor atento, firme y sosegado que sirve siempre de insustituible fundamento a una personalidad equilibrada. Le faltó, como diría su futuro maestro Nuñez de Arce,

“el amor del hogar, ese cariño
que es, de ternuras inefables lleno,
más que la leche del materno seno
fortificante y sano para el niño”

Continuará...

BIBLIOGRAFÍA:

- Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.
- "Del Crepúsculo", Reyes, Arturo. Poesías póstumas. Prólogo de  su hijo Adolfo Reyes.  Zambrana Hermanos, Impresores. Málaga 1914


miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES: FAMILIA, NACIMIENTO E INFANCIA (III)

Para seguir adentrándonos en la biografía del escritor costumbrista malagueño Arturo Reyes Aguilar seguiremos utilizando referencias tomadas del libro que el catedrático D. Cristobal Cuevas García escribió sobre su vida .

Pues bien, la historia continúa así...

"D. Manuel Reyes y Gil se casa precipitadamente el 26 de noviembre de 1861 con la que había de ser madre de Arturo, Dª Josefa Aguilar de Rivero, mujer que le causaría acerbos disgustos, y de la que habría de tener cinco hijos: Adelardo 3º,  el mayor, nacido el 16 de enero de 1862; el propio Arturo; José Vicente que vió la luz en 1864, y vivió solamente un día; Aurelio, nacido a principios de 1865; y Concha, que vino al mundo al final de ese mismo año.

En el seno de esta familia, y como segundo de cinco hermanos, nació Arturo Reyes en Málaga el 29 de septiembre de 1863 en la calle del Muelle, como se deduce de los “Apuntes curiosos” de D. Manuel: “En 1º de enero de 1858 me mudé al Muelle nº 77, donde viví siete años menos tres meses.”

Su padre contaba entonces sesenta y tres años y su madre treinta y siete. Fue bautizado en la iglesia parroquial de Ntra. Señora del Carmen, en el corazón del Perchel, barrio en el que transcurrirá su infancia.



Nota: Iglesia de Nª Sra del Carmen ( Barrio del Perchel. Málaga).

En los primeros meses de su vida, es más que probable que Arturo no recibiera ese cúmulo de ternura materna que sedimenta el equilibrio psicológico de un niño ya desde el periodo de lactancia. El matrimonio de sus padres se desintegraba sin remedio. Josefa encontraba cada vez más insoportable las reacciones incontroladas de su marido, y el fantasma de la separación había hecho ya acto de presencia.

Cuando Arturo iba a cumplir un año, pasó D. Manuel por una de las crisis más terribles de su vida, llegando a pensar en el suicidio. En los “Apuntes curiosos” quedan unas escuetas palabras alusivas a este hecho, en las que aparece ya ese sentido fatalista, que más adelante heredará su hijo: “En la tarde del 3 de agosto de 1864, suicidio frustrado; otra vez será, en idénticas circunstancias, si se ocurriesen. El hombre no puede prescindir de la fatalidad de su destino. Manuel Reyes.” (Rúbrica).

Por fin sucedió lo inevitable, Josefa seguramente a fines de 1865 o principios de año siguiente – debió de esperar a que naciera su última hija, Concha, que vió la luz el 29 de noviembre de 1865-, se separa de su marido, y marcha a Barcelona, llevándose a su hijo mayor, Adelardo, que entonces contaría unos tres o cuatro años de edad, mientras deja con D. Manuel al resto de los niños. La marcha de su esposa sume al padre de Arturo en un abismo de amargura y resentimiento.

En adelante, quiere borrar de la memoria de los que han permanecido junto a él hasta el recuerdo del nombre de la mujer desertora. En los Apuntes, se refiere siempre a sus hijos con las iniciales R. R. (Reyes Reyes), evitando la A. de “Aguilar”, apellido materno, que hasta entonces había usado. Un impenetrable telón de silencio y desprecio cubrirá para siempre la figura de Josefa, hasta el punto que ninguno de los hijos que quedan en Málaga demuestran, ni una sola vez, una chispa de cariño por la madre que ni siquiera han conocido, y que nadie les ha pintado con afecto.

Por si todo esto fuera poco, otra desgracia vendría a ensombrecer aun más la vida del abatido anciano. Uno de sus hijos naturales más queridos, Frasquito, sin tener para nada en cuenta la opinión paterna, se alista en un ejercito expedicionario para marchar a Puerto Rico, y vuelve inútil. Arturito, entretanto, estaba a punto de cumplir los cuatro años”.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra cultural. C. S. I. C. -1974-.
- Archivo Reyes: “Apuntes curiosos y divertidos”. Reyes y Gil, Manuel. Málaga.

jueves, 15 de septiembre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES: FAMILIA, NACIMIENTO E INFANCIA (II)

Hoy vamos a seguir conociendo más en profundidad la figura de D. Manuel Reyes y Gil, padre del escritor Arturo Reyes, ya que de esta forma podremos comprender mejor la figura del escritor costumbrista malagueño. 


D. Manuel tenía un temperamento con tendencias ciclotímicas, alternando momentos bajos con otros en que se mostraba alegre, ingenioso y decidor.


Hombre serio y respetable, no siente empacho en actuar como picador de novillos el 10 de septiembre de 1854, o de levantarse y gritar como un niño una noche de nevada en Málaga, despertando a toda la familia a las seis de la mañana para hacerla partícipe de su desbordante explosión de alegría (“En esta noche del 26 de Febrero de 1868 nebó y amaneció Málaga con un manto de nieve. En esta noche no dormí nada y me levanté a las 6 de la mañana y fui a ver a la familia que estaban solos en la c/ del Comisario”).




De su nerviosismo temperamental da idea el que en los años que van de 1820 –fecha en que se establece por su cuenta, abandonando el hogar paterno- hasta su muerte, ocurrida en 1876, mudará de casa nada menos que cincuenta y cuatro veces.

Y esta misma desazón interior explicaría su dolorosa inestabilidad sentimental que le obligaba a un frecuente cambio del objeto de su cariño, conviviendo sucesivamente aparte de sus dos esposas legítimas, con tres mujeres misteriosas, madres de sus numerosos hijos extramatrimoniales: Francisca Falzo y Caballo, con la que permaneció por espacio de cuatro años; Francisca de Sedas, a la que estuvo unido, al menos, en dos etapas diferentes – seis y tres meses respectivamente-, y una tal Ana, de la que acabó separándose en 1850.

A incrementar su inestabilidad emocional contribuyó decisivamente la impresionante serie de desgracias que, en el espacio de diecisiete años, se abatieron sobre su persona y familia, y que hubieran bastado a destrozar la entereza psicológica del hombre más ecuánime. Una interminable teoría de defunciones, con desesperante monotonía, jalona esta desoladora etapa de su vida, arrebatándole a los seres más queridos, muchas veces en trágicas circunstancias.

En 1847 muere su primera esposa, Dª Francisca Marín, con la que había contraído matrimonio en 1829; en ese mismo año fallece su suegra, Dª Antonia Narváez; en 1851 es su padre el que desaparece; cuatro años más tarde –1855- pierde dos hijos: Adelardo 1º -18 de agosto-, víctima de una caída por las escaleras de la casa, tras una horrible agonía “con combulsiones”, y Teresa – 25 de octubre- “de consunción”; a las dos de la tarde del 21 de marzo de 1857 se suicida su hermano Francisco al que quería entrañablemente; el 26 de agosto de ese mismo año fallece su hija Adelina “de la dentición”; otra hija Amalia, le es arrebatada por el cólera en 1860, y Adelardo 2º sucumbe en 1861 víctima de un ataque cerebral; ignoramos la enfermedad que llevó al sepulcro a su hijo José Vicente el 23 de enero de 1864, aunque sí sabemos que el 31 de mayo de ese mismo año una pulmonía había tronchado en flor la vida de otro hijo suyo llamado Joaquín

Todos estos hechos van desequilibrando cada vez más el espíritu del padre de Arturo, que llegó incluso a perder momentáneamente la razón (“En la tarde del 4 de agosto estube Loco”). Sus nervios, sometidos a tales tensiones, le hacen sumamente irritable ante los ruidos, los roces inevitables con las personas de la vecindad o las exigencias, no siempre corteses de caseras y acreedores. Se siente postergado, perseguido, agobiado por un sinnúmero de factores adversos. 


Su vida sentimental, pese a este cúmulo de desgracias, sigue discurriendo por los cauces más borrascosos. El 3 de agosto de 1861 le nace, de una mujer que desconocemos- ¿quizá otra vez Ana? – un hijo a quien llegará a amar con el tiempo entrañablemente: Leopoldo."


Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- "Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario". Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.

- Archivo familiar Reyes.