Hoy vamos a seguir conociendo más en profundidad la figura de D. Manuel Reyes y Gil, padre del escritor Arturo Reyes, ya que de esta forma podremos comprender mejor la figura del escritor costumbrista malagueño.
D. Manuel tenía un temperamento con tendencias ciclotímicas, alternando momentos bajos con otros en que se mostraba alegre, ingenioso y decidor.
D. Manuel tenía un temperamento con tendencias ciclotímicas, alternando momentos bajos con otros en que se mostraba alegre, ingenioso y decidor.
Hombre serio y respetable, no siente empacho en actuar como picador de novillos el 10 de septiembre de 1854, o de levantarse y gritar como un niño una noche de nevada en Málaga, despertando a toda la familia a las seis de la mañana para hacerla partícipe de su desbordante explosión de alegría (“En esta noche del 26 de Febrero de 1868 nebó y amaneció Málaga con un manto de nieve. En esta noche no dormí nada y me levanté a las 6 de la mañana y fui a ver a la familia que estaban solos en la c/ del Comisario”).
De su nerviosismo temperamental da idea el que en los años que van de 1820 –fecha en que se establece por su cuenta, abandonando el hogar paterno- hasta su muerte, ocurrida en 1876, mudará de casa nada menos que cincuenta y cuatro veces.
Y esta misma desazón interior explicaría su dolorosa inestabilidad sentimental que le obligaba a un frecuente cambio del objeto de su cariño, conviviendo sucesivamente aparte de sus dos esposas legítimas, con tres mujeres misteriosas, madres de sus numerosos hijos extramatrimoniales: Francisca Falzo y Caballo, con la que permaneció por espacio de cuatro años; Francisca de Sedas, a la que estuvo unido, al menos, en dos etapas diferentes – seis y tres meses respectivamente-, y una tal Ana, de la que acabó separándose en 1850.
A incrementar su inestabilidad emocional contribuyó decisivamente la impresionante serie de desgracias que, en el espacio de diecisiete años, se abatieron sobre su persona y familia, y que hubieran bastado a destrozar la entereza psicológica del hombre más ecuánime. Una interminable teoría de defunciones, con desesperante monotonía, jalona esta desoladora etapa de su vida, arrebatándole a los seres más queridos, muchas veces en trágicas circunstancias.
En 1847 muere su primera esposa, Dª Francisca Marín, con la que había contraído matrimonio en 1829; en ese mismo año fallece su suegra, Dª Antonia Narváez; en 1851 es su padre el que desaparece; cuatro años más tarde –1855- pierde dos hijos: Adelardo 1º -18 de agosto-, víctima de una caída por las escaleras de la casa, tras una horrible agonía “con combulsiones”, y Teresa – 25 de octubre- “de consunción”; a las dos de la tarde del 21 de marzo de 1857 se suicida su hermano Francisco al que quería entrañablemente; el 26 de agosto de ese mismo año fallece su hija Adelina “de la dentición”; otra hija Amalia, le es arrebatada por el cólera en 1860, y Adelardo 2º sucumbe en 1861 víctima de un ataque cerebral; ignoramos la enfermedad que llevó al sepulcro a su hijo José Vicente el 23 de enero de 1864, aunque sí sabemos que el 31 de mayo de ese mismo año una pulmonía había tronchado en flor la vida de otro hijo suyo llamado Joaquín
Todos estos hechos van desequilibrando cada vez más el espíritu del padre de Arturo, que llegó incluso a perder momentáneamente la razón (“En la tarde del 4 de agosto estube Loco”). Sus nervios, sometidos a tales tensiones, le hacen sumamente irritable ante los ruidos, los roces inevitables con las personas de la vecindad o las exigencias, no siempre corteses de caseras y acreedores. Se siente postergado, perseguido, agobiado por un sinnúmero de factores adversos.
Su vida sentimental, pese a este cúmulo de desgracias, sigue discurriendo por los cauces más borrascosos. El 3 de agosto de 1861 le nace, de una mujer que desconocemos- ¿quizá otra vez Ana? – un hijo a quien llegará a amar con el tiempo entrañablemente: Leopoldo."
Su vida sentimental, pese a este cúmulo de desgracias, sigue discurriendo por los cauces más borrascosos. El 3 de agosto de 1861 le nace, de una mujer que desconocemos- ¿quizá otra vez Ana? – un hijo a quien llegará a amar con el tiempo entrañablemente: Leopoldo."
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- "Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario". Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.
GRAN TRABAJO
ResponderEliminarGracias por animarme a seguir con el trabajo empezado... Saludos
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