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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

domingo, 12 de noviembre de 2017

HOMENAJE DEL ESCRITOR COSTUMBRISTA MALAGUEÑO ARTURO REYES AL GENIAL HUMORISTA CHIQUITO DE LA CALZADA

Hoy queremos dedicarle esta publicación a Chiquito de la Calzada, que ayer nos dejaba, creando un gran vacío y desazón entre toda la gente que lo admiraba, porque cómo muchos lo han definido era un hombre afable, amable, simpático, sencillo, original, un humorista con su propio estilo al que nadie podrá superar, y que además siempre se ha sentido orgulloso de ser malagueño, siendo el mejor embajador que nuestra ciudad ha podido tener. Sus frases originales han creado un “lenguaje popular malagueño”, que perdurará para siempre entre nosotros.

NOTA: Viñeta publicada hoy en el diario Sur, dedicada a Chiquito de la Calzada, y realizada por el dibujante Pachi.

Sólo hay que leer los periódicos o ver la televisión para conocer las demostraciones de afecto y pesadumbre que le han dedicado no sólo gente famosa e importante sino la mayoría de los españoles. Hoy sus vecinos de la Trinidad, así como muchos malagueños, se habrán acercado a la Iglesia de San Pablo, junto a la famosa imagen del “Cautivo”, para despedirse de él, y agradecerle tantos momentos felices de los que nos ha hecho partícipes.

Pues bien seguimos con nuestro trabajo, y hoy el catedrático D. Cristóbal Cuevas nos relata cómo Arturo se vuelca con empeño en que fuera reconocida la labor literaria de su hijo Adolfo…

Como dice el refrán: “De tal palo, tal astilla”, y esto es lo que ocurrió en el caso de mi bisabuelo Arturo y mi abuelo Adolfo. Los dos sintieron un profundo amor por la cultura, y por la literatura, lo cual llevó a ambos a convertirse en escritores.

Mientras Arturo escribió para las clases populares con su característico lenguaje malagueño; mi abuelo Adolfo lo hizo para un círculo de lectores más especializado y reducido, utilizando un lenguaje culto, y difícil de entender para la mayoría.

Mientras el padre tenía el afán de ser leído y reconocido; el hijo escribió para él mismo, con el simple deseo de dar forma a sus ideas y sus conocimientos, sin que se marcase como objetivo “llegar a la cima de la fama”.

Mientras Arturo escribía poesía, novelas y cuentos; Adolfo escribía ensayos y obras de teatro…


Nota: Anagrama de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

“A principios de año debió de llegarle de Madrid a Arturo el nombramiento de académico correspondiente en Málaga de la de Bellas Artes de San Fernando. Este hecho, no obstante, que en otros tiempos le habría producido indecible alegría, no encuentra ahora un solo eco en sus escritos. La distinción le ha cogido ya más allá de toda vanidad personal, en la indiferencia completa por lo humano que le invade en los últimos meses de su vida.

Sólo vive para Dios, para la literatura y para sus hijos. Y, entre éstos, Adolfo sigue teniendo sus preferencias: “Tengo tres hijos – escribe a D. Francisco Such-, dos hembras y un varón, dos mujeres y un hombre en el que tengo puestas todas mis ilusiones: tiene veinte y dos años y según todos los que conocen su labor literaria tiene un porvenir brillantísimo; yo, que no soy persona a quien el afecto haga perder la serenidad de juicio, me siento orgulloso, repito, y pronto sabré a qué atenerme, pues creo que este año próximo, Dios mediante, estrenará en Madrid una obra que … el tiempo se encargará de ratificar o rectificar mi juicio, y más que el mío el de todos los escritores más exigentes de Málaga y de otros no de Málaga tan expertos como Jurado de la Parra, Dicenta y varios más, que después de conocer la obra me han abrazado diciéndome: -Bien viene apretando tu mozo; bien puedes ya morir tranquilo sin temer por su porvenir, el cual tiene asegurado.”

Referíase Arturo en estas últimas palabras al drama Peranzul, escrito por Adolfo hacia 1912, y en cuya promoción había puesto hasta entonces el desahuciado escritor sus mejores entusiasmos. Convencido de la vocación dramática de su hijo, él mismo había enviado copias del drama en cuestión a los más afamados críticos y periodistas, a los directores de compañía teatrales, y hasta al concurso literario convocado por el Ayuntamiento de Madrid en 1913. Una buena parte de su epistolario con Galdós de esta época está dedicada a insistir ante el maestro para que lea la obra y le dé su parecer, a lo que responderá D. Benito: “Mi querido amigo: Después de leer innumerables obras dramáticas aún me quedan unas trescientas, entre ellas el drama Peranzul. En obsequio a V. anticiparé la lectura de esa obra alterando el orden que observo en este penoso trabajo.” Parecía como si en el triunfo literario de aquel hijo viera el poeta una misteriosa manera de perpetuarse.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.