La satisfacción que experimentaba Arturo entregándose a tan diversas actividades, en las que él, con ingenuo idealismo, creía ver realizada su existencia, se veía incrementada aun más en esta época por los gozos de la vida familiar, que él tan intensamente vivía por entonces.
En junio de 1886 nace su hija Carmela, a la que tanto habría de querer, y cuyos más insignificantes caprichos serán para él, como veremos más adelante, órdenes que procurará satisfacer moviendo cielo y tierra si es preciso.
Quince meses después el 17 de noviembre de 1887, a las cuatro y cuarto de la tarde, vuelve a repetirse esta misma alegría con el nacimiento de otra hija Amelia, aunque bien pronto – febrero de 1888- su muerte sembraría el luto por primera vez en la joven familia.
Ninguna otra noticia poseemos de la vida del escritor malagueño referente a estos dos años, salvo la constancia de su labor periodística en “El Cronista”, sus lectura de poemas y cuentos en el círculo de amigos escritores, y sus entusiastas clases de Retórica y Poética en la Academia de Declamación”.
Fruto de sus desvelos literarios es “El Sargento Pelayo”, colección de doce narraciones breves que publica en Madrid en 1888. Pese a su evidente inmadurez narrativa, su siempre severo maestro Martínez Barrionuevo descubre en estos relatos la chispa que delata al escritor de raza, y le envía un juicio verdaderamente modélico por su objetividad y prudente aplauso:
“Es joven – le dice-, un niño casi, y tiene V. por lo tanto la condición más peregrina… Si V. no sirviera, yo se lo diría por la buena fe que le tengo, pero no es así; V. sirve: cuando V. encuentre el círculo suyo, el círculo en que debe girar, lo invadirá de pronto”.
Continuará...
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.
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