Hoy quiero dedicar esta
publicación a Toñi, una gran cocinera y bloguera malagueña, cuyas
recetas, experiencias y sentimientos, me sorprenden y emocionan día a día, semana a semana,
y año tras año.
Ella es una gran
admiradora de nuestras raíces, de nuestra historia, de nuestras recetas de
antaño, que está haciendo una gran labor divulgativa de la cultura malagueña,
esforzado trabajo que espero algún día se vea recompensado como se merece.
La conocí cuando entré por
primera vez en su blog, y tras leer una de sus magníficas entradas, no pude
evitar la tentación de mostrarle mis respetos así como de invitarla a visitar
este blog también de origen malagueño.
Desde los primeros
momentos, Toñi fue un gran apoyo
para mí, pues siempre que escribía me dejaba un comentario de admiración y emoción
hacia la figura de mi bisabuelo. Con el tiempo nos hemos hecho muy amigas, y sé
que se ha convertido en una gran seguidora de “D. Arturo”, como ella llama a mi bisabuelo, y a mí tanta gracia me hace.
Conociendo la biografía
del escritor malagueño, ella se ha dado cuenta de que existen muchos puntos
comunes entre ambos: su amor por Málaga, su pasión por la sabiduría y el
conocimiento, y su forma de expresarla a través de la literatura. Ha realizado
varias entradas en su blog dedicadas a mi bisabuelo, que le agradezco
enormemente.
Cuando escribo esta
parte de la vida de mi antepasado me siento triste porque me hubiera gustado que
su vida hubiera sido más fácil de lo que fue. Se vió sorprendido por una
enfermedad que habría de acompañarlo durante la última década de su vida, hasta
que la maldita y temida espada de Damocles lo hirió de muerte cuando rondaba
los cuarenta y nueve años. Sufría un problema de estómago que le imposibilitaba
casi probar bocado.
Pues bien, si Arturo hubiera
tenido a mi amiga Toñi de vecina, probablemente le hubiera hecho la agonía más
placentera. Ella le habría llevado sus calditos, sus potajitos, en definitiva,
se hubiera preocupado porque el escritor estuviera bien alimentado, con esa
mezcla de sabores, que hubieran mejorado su salud y su espíritu. Y él le
hubiera escrito poesías llenas de luz, color, sabor, olor, en la que el autor
habría condensado todas las virtudes de esta gran mujer malagueña.
Nota: Fotografía de la sopa de picadillo tomada del blog culinario malagueño "Mi cocina". Autora: Toñi Sánchez.
A ti Toñi te quiero
dedicar esta entrada porque nunca lo había hecho antes, a pesar de que tanto te
lo mereces. Pero hoy ha sido el momento ideal. Quiero que sepas que sin ti,
este blog no hubiera estado bien alimentado, porque tu lo consideras una buena
labor, y yo te lo agradezco, porque eres mi mejor crítica, y porque siempre
está ahí con tu sencillez, honestidad, optimismo, entrega, sencillez y simpatía.
Hoy como siempre será
nuestro catedrático D. Cristóbal Cuevas, al que también honramos por su trabajo, quién
nos seguirá relatando sus investigaciones sobre el escritor malagueño…
"A partir de la conmoción
espiritual que hemos relatado en el capítulo precedente, comienza en la
biografía de Arturo una época de progresiva decadencia física, en la que, a
través de un calendario borroso, su salud va deteriorándose cada día más,
reduciendo sus impulsos vitales y sumergiéndole progresivamente en un pozo de
dolores. “Estos años – dice con sobrecogedora sencillez su hijo Adolfo – fueron
para él como una agonía.”
Ignoramos con exactitud
la fecha en que contrajo la terrible enfermedad que habría de llevarlo a la
tumba. Sin embargo, creemos que los primeros síntomas debieron de aparecer
hacia 1904, quizás antes de su definitiva crisis religiosa.
“Mi salud –
escribirá en 1912- hace muchos años que tomó la fusta.” Ello explicaría la oscura
melancolía de esta conversión, la falta de ese entusiasmo radiante típico de
todo neófito, su aceptación de la existencia providente de Dios como final de
un peregrinar sangrante – tabla de salvación en un naufragio de ideales-.
Todo
queda más claro supuesto el estado de animo de un hombre herido de muerte sin
saberlo, aquejado de una fatal enfermedad cuyos primeros síntomas fueron
precisamente la perdida de ilusiones, la difusa tristeza y la repugnancia
invencible ante la lucha por la vida.
Al parecer, todo empezó
por una serie de molestias de estómago e intestinos, con acompañamiento de
vómitos y de pérdida de apetito, que le obligaban a no tomar, durante largas
temporadas, sino unos sorbos de café con leche, o algún líquido ligero y fácil
de digerir. Estas molestias fueron convirtiéndose progresivamente en dolores, a
veces muy intensos, que iban debilitando sus fuerzas y agriando su carácter.
Los médicos diagnosticaron en un principio “atonía del estómago y del intestino”.
Según cuenta su hijo Adolfo la enfermedad “le permitía una alimentación apenas
suficiente para ir viviendo; a pesar de ello, tuvo que dedicarse a un excesivo
trabajo intelectual, y la falta de economía trajo el desarreglo nervioso, la
neurastenia, que entenebreció sus últimos años.”
“Mi enfermedad – escribirá él
mismo- hace que mi alimentación sea tan deficiente que a veces, como ahora, me
tengo que quedar en cama días y días, sin fuerzas para vivir de modo activo."
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida
y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal.
Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C.
1974.
- Archivo familiar Reyes
(ART).
- ENLACE BLOG MI COCINA "Ante todo malagueña". Autora: Toñi Sánchez: http://micocinacarmenrosa.blogspot.com.es/
Buenos dias Pepa....una vez más me haces llorar, hoy leyendote ha sido de emoción, mucha emoción por tus maravillosas y generosas palabras que me han abrumado y de dolor porque me he imaginado a D. Arturo, enfermo, decaido y triste.....Él todo pasión y amor por su tierra, por la poesía, por alegrar con sus bellas palabras a quienes, embobadas como yo, la han escuchado o leido con ése acento y forma de hablar de los malagueños de antaño....
ResponderEliminarMe faltan palabras para darte las gracias, por estar ahi siendo mi amiga, por divulgar las letras y la vida de un gran escritor (de dos, no hay que olvidarse de D.Adolfo) malagueño que graicas a ti he llegado a conocer como si hubiese sido mi vecino, mi amigo...que lo es y al que con cariño le hubiese llevado más de un caldito de puchero con su hierbabuena, o un en blanco de jurelitos.....
Hoy, en Mi cocina, volverá a ser el gran protagonista.....
Un fuerte abrazo.
Querida Toñi: Quizás tenía que haber elegido un momento mejor para dedicarte este espacio pero cuando lo leí me viniste a la mente, e imaginé que hubiera sido de D. Arturo si te hubiera tenido cerca. Esto es lo mínimo que puedo hacer por tí, un ínfimo homenaje para todo lo que te mereces. Espero que te haya gustado. Para mí ha sido muy fácil porque las palabras fluían como el arroyo. Un besazo. Siempre te estaremos agradecid@s
ResponderEliminarPepa, gracias a ti conocí a D. Arturo, ese es el mejor regalo que me has podido hacer.....te lo puedo asegurar. Aunque francamente, saber de su enfermedad, de sus sufrimientos, de su pesar no es agradable, me llega al corazon y al alma....Has conseguido que no solo le admire, sino que le considere a alguien muy cercano a mi.......
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