Hoy el blog viaja con el
escritor malagueño Arturo Reyes a la ciudad de Tánger, conocida como “la puerta
de entrada a África”, una importantísima ciudad cargada de historia, que fue
durante muchos siglos un modelo de convivencia, un ejemplo de interculturalidad
donde las distintas religiones (musulmana, judía y cristiana) pudieron
fraternizar.
Una ciudad cargada de recuerdos del pasado, de aventuras insólitas,
de personajes famosos. Son muchos los libros escritos sobre ella, son muchos
los que se quedaron prendados de su hermosura y mi bisabuelo fue uno de esos
escritores que quisieron viajar allí para dejar constancia a través de sus crónicas
de la vida tangerina.
Para ello como siempre el catedrático D. Cristóbal Cuevas nos informa
sobre el paso de Arturo Reyes por Tánger:
Nota: Cartel dedicado a Tánger realizado por el pintor granadino Mariano Bertuchi (1885 - 1955).
“En septiembre de 1892
emprende Arturo un viaje a Tánger,
en donde esperaba encontrar en toda su pureza la vida y cultura islámicas, tan
queridas por él, dadas sus lecturas románticas de juventud y su propias
afinidades temperamentales.
Su entusiasmo por el
mundo musulmán le venía, sin embargo, de mucho antes, quizá desde que, en su
adolescencia, los amigos le habían hecho notar el carácter árabe de sus rasgos
fisonómicos y de su tensa amorosidad, apasionada y celosa.
Al constatar más tarde
las raíces musulmanas de la cultura española, y sobre todo el abolengo islámico
de muchos de los monumentos y restos arqueológicos de la Málaga de sus amores,
su maurofilia se convirtió definitivamente en entusiasmo indescriptible.
González Anaya nos ha
dejado curiosas noticias a este respecto: “Algunos camaradas – escribe- le
embromábamos con frecuencia a propósito de su estampa de árabe, y él
aceptaba nuestras bromas
sinceramente complacido. Gustábale vestirse con atavíos de musulmán, y cierta
vez se retrató metido en una chilaba de listas y parecía un moro auténtico.
Durante mucho tiempo tuve yo un retratillo de Arturo vestido de “infiel
marroquí”, curiosamente dedicado con garrapatos cúficos que no sé quién le
escribiría.”
Como atestigua Antonio
de Nicolás, Arturo amaba profundamente al pueblo árabe, “a su arte, a su
bellísima cerámica. Conocía la historia de la Málaga musulmana. Fue varias
veces a Granada. Improvisó versos en la Alhambra.” Todo esto explica
suficientemente su interés por conocer “in situ” el ambiente que tantas veces
había creado en sus sueños."
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida
y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García,
Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural.
C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar
Reyes.
- Cartel del pintor D. Mariano
Bertuchi.
Tu tambien has heredado la maurofilia, Pepa. Eesa imagen de tu bisabuelo vestido de marroquí la tienes por alagun lado, no? Súbela ;)
ResponderEliminarBesosss
Yo creo que nuestras raices, nuestra cultura, hace que amemos todo lo arabesco, yo también tengo una "enfermedad" que desconocía: la maurofilia.
ResponderEliminarCuriosamente, al igual que tu insigne y admirado abuelo, viajé a Tanger, la única ciudad marroquí que conozco y que me cautivó.
Un fuerte abrazo y desde ésta hermosa biblioteca que es tu blog, debo una vez más darte las gracias por tus amables palabras cada vez que visitas "Tu cocina"