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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

domingo, 22 de junio de 2014

EL ESCRITOR COSTUMBRISTA MALAGUEÑO ARTURO REYES. CUENTO CORTO: "YO SOY ER TANO" (1907).


Ya ha llegado el verano y es tiempo de descansar tras un largo invierno. Nos merecemos unas vacaciones en la que podamos relajarnos y dedicar nuestro tiempo libre a nuestras aficiones, a disfrutar de la naturaleza y de la playa, a compartir días entrañables e inolvidables con familiares y amigos, a viajar a algún destino deseado, en definitiva a dedicarnos a lo que más nos apasione.

El blog también quiere tomarse unas merecidas vacaciones en esta época estival y quizás sea el momento de difundir parte de la obra de mi bisabuelo Arturo como una amiga me sugirió y así podáis conocerlo un poco mejor.

En primer lugar publicaremos “Yo soy er Tano”, un cuento corto que escribió a principios de junio de 1907, y que posteriormente D. Angel Caffarena Such reeditó en 1963, como colaboración en la celebración del primer centenario del nacimiento del escritor costumbrista malagueño.

Esperamos que os guste…



                   YO SOY ER TANO.

- Yo soy er Tano de Écija, ¿sabe usté?, er Tano de Écija. Y er Tano de Écija es el primer cantaor de seguirillas y de soleares y de serranas y de carceleras y de polos y de medios polos, que hay bajo er sol, y bajo la luna y bajo el lucero matutino; y aquí aónde usté me ve yo canto siete veces más que el Chinche, y siete veces más que el Pirulero, y siete veces más que el Pucherete y siete veces más que too los que viven de dar jipíos, dende aquí a las pampas argentinas, ¿sabe usté?

- Pos que Dios Uno y Trino le conserve a usté la sirena -repúsole Joseíto el Cañamones, sonriendo irónicamente y mirando irónicamente también a aquel típico representante de la gitanería andaluza.

- ¿Pero ¿es que se cree usté que es onjana lo que yo platico? Vamos, hombre, lo que yo hablo es más verdá que la luz, y aquí aonde usté me ve al parecer tan de uñas con el sastre y con er zapatero, si yo quisiera tendría la mar de ternos de elasticotín y ca diamante como un melón y la pechera bordá y las pretinas bordás y jasta los carcetines bordáos; pero es que ca uno es como es ca uno, y yo soy como me parió mi madre, y si bien yo tengo cuando quiero una sucursá der Banco en la campanilla, yo soy hombre mu raro y mu cabezón, y yo no canto más que cuando mi gusto me dice: “canta”, y como yo allí, en Écija, tengo tres olivos y tres jigueras brevales y a mí er jamón se me ripite, y en cambio me prevelico por el bacalao a la vizcaína, pos velay usté, no canto nunca cuando la gente me lo quieen pagar, sino cuando a mí me sale de los hijares, cuando a mí me da la repotente gana, ¿sabe usté?

- Hombre, ¿y pa decirme eso, es pa lo que usté me ha citao en este sitio?, ¿pa que yo me entere de lo que le gusta a usté er bacalao a la vizcaína?

- Aspere usté, hombre, y no sea usté súpito, hombre, que las cosas se deben emprencipiar por el principio, y si no ¿cómo diba usté a saber lo que yo canto si yo no se lo digo a usté como se lo acabo de decir, señor Joseíto?

- Pero hombre, ¿a mí qué se me da que usté cante más que un mixto? Lo mismito se me da a mí de eso que de la frabica de azúcar, o de la del chocolate de la Riojana.

- Ya verá usté como no dice usted eso cuando yo le diga a usté que na más que pa platicar con usté me he venío yo de Écija, porque yo no he venío de Écija más que pa contarle a usté lo que usté irnora, u sea que jace ya un año cuasi que se descorgó por mi pueblo una gachí que me miró una vez y me tuvo tábiro una temporá, una gachí argo pariente de usté, Lolilla la Miraflores.

- ¡Ah, ya, ya voy chanelando una miajita de lo que usté se trae conmigo - exclamó, frunciendo la frente, el gallardísimo Cañamones.

- Pos verá usté -continuó el Tano con acento plácido y zalamero - como a mí me gusta lo güeno, como a usté, pongo por caso, y en el lao dizquierdo no manda naide, pos la verdá, ver a Lolilla y quearme medio perlático, to fue uno; y como es naturá, encomencé yo a dar paseitos en su calle, con las alas caías y arrastrando la cola, y viendo que ella ni pa Dios se adolesía de mí y viendo que de la pena diba a perder jasta el cielo de la boca, pos jeché manos de mis méritos, y una noche me pegué a su reja acompañao der Tabardillo, un gachó que toca la guitarra como los propios ángeles, y me arrimé a la reja – digo - y apenas er Tabardillo me dio la entrá, salí yo templándome y na..., lo que pasa a cuasi toítas las mujeres en cuantito me oyen er pito, que se desparranguilló de gusto la Lola, y que se asomó a la reja, y que encomenzamos a platicar y na..., lo que pasa..., que hoy dambos estamos sin sentío, y yo vivo pasando más fatigas que si estuviera en un pozo, y ella

tiene la cara morena
y negrito el corazón,
que se lo quemó la pena.
- Güeno, ¿y qué más? -exclamó con acento sordo el Cañamones, al cual a medida que hablaba el de Écija íbasele ensombreciendo más y más el atezado semblante.

- Pos bien, como era de esperar, ella se pasó en seguiita ar moro, pero er bato que tiee por sangre la giel de los calamares y al que no le gustó mucho mi postín, al comerse la partía, me cojió a mi Lola y a la probetica mía la tuvieron que meter en una tina de árnica, y endispués se la trajo aquí, y ella aquí y yo allí empezamos a escribirnos, y oiga usté lo que me escribió mi Lola la última vez, que jace ya ocho día por lo menos.

Y diciendo esto, el Tano sacó de la faja la faltriquera, de la faltriquera un pañuelo, y de entre los dobleces del mismo una carta, la que leyó quitándole casi la arenilla con las encorvadas y negrísimas pestañas:

- Tanillo de mis ojos, has de saber tú al recibo de ésta, que la cosa se está poniendo mu esaboría, que mi primo er Cañamones está por mí que elira, y como aprieta más que un miserere, y como a mí mi primo me sabe a ragua de cañadú abitocá, y como tú me sabes a mí a lo que tú sabes que a mí me sabes, pos yo digo que yo no tengo lo que tengo más que pa tu persona gitana y que antes de casarme con mi primo me tiro a la mar pa que me coman los peces y cuando yo digo me arrima mi vato ca pie e paliza que me troncha y to mi cuerpo lo tengo acardenalao y como quiera que esto no es vivir, yo te pío por los ojitos e tu cara que vengas acá y que veas de arreglar er negocio sin dirte der seguro, porque has de saber tú que mi primo es mi primo, porque es hijo der señor Paco er Cacatúa, al que Dios tenga en su santa gloria, y er Cacatúa era como sabes hermano de mi probe mare, y si te fueras der seguro y sus embistiérais dambos y yo tuviese la suerte de que tú le dieras un crugío al otro, mi vato no te lo perdonaría ni manque te vistieras de nazareno, y sería peor lo roto que lo descosío, asín es que ven juyendo y ve de arreglar la cosa, sin que la tierra se entere tan siquiera de que yo te he escrito esta carta, que me la escribe er sereno, que ya sabes tú que es hombre más callao que un chuzo -Tuya, tuya, tuya, tuya, tuuya, tu Lola la Miraflores.

- Güeno, pos no está saboría der to esa carta; no, señó, que no está saboría -exclamó con voz ronca y vibrante el Cañamones.

- Pos bien, ahora bien, si yo peleo con usté y me da usté candela..., malo, pero que mu malo; si le arrimo a usté un crugío y lo lisio, malo, pero que mu malo tamién. Y siendo dambas cosas malas está más claro que er solera claro que yo no peleo con usté, ¿usté se entera?

- Y si no peleamos, ¿qué es lo que vamos a jacer, que yo me entere?

- Pos lo primerito que va usté a jacer, digo, si es que usté quiere jacello, es contestarme a una pregunta, y esta pregunta es que me diga usté si es verdá que usté está prendaíto der to de su prima Lola.

- Ya esto no es cuestión de enamoramiento, hombre; esto es cuestión de negra honrilla. A mí mi prima me gusta, porque a quién no le gusta lo chipé, pero ahora mi prima me paga a mí eso de compararme con la ragua de una cañadú abitocá, y en dispués que me pague a mí ella eso, asín que me lo pague, ya pensaremos qué es lo que vamos a jacer nosotros.

- ¿Y no sería muchísimo mejó que jiciéramos dambos un tratillo que a dambos mos conviniera?

- ¿Y qué tratillo quié usté que hagamos mosotros?

- Pos verá usté; usté no está prendao como yo de la Olores; usté vive como las propias rosas cortando aquí er bacalao en el cante jondo, y yo si se me pone sobre er corazón, puéo dejarlo a usté pollito, pero que pollito der to, y quitarlo a usté der comeéro, ¿usté se entera?

- Por enterao.

- Pos bien, si usté se empeña en lastimarme un ala del corazón, yo me vengo de Écija, dejo allí mis cuatro olivos y mis cuatro chirimollos y me vengo aquí, y ya aquí, encomienzo a dar jipíos, y no van a llamarlo a usté a cantá, ni manque lo recomiende er Gobierno, ¿usté se entera?

- Por enterao.

- Pos bien, si por el contrario usté me deja libre la jaza y me jecha una manita pa con su tío de usté, yo le prometo en cambio no golver a cantar una copla elante e gente en to lo que me quea de vía.

El Cañamones quedó pensativo durante algunos instantes, miró después con escrutadora intensidad al de Écija, y

- ¿Me da usté su palabra de hombre de que esa carta se la ha escrito a usté mi prima?

- Mi palabra de hombre que ella me la ha mandao, porque eso de escribirla ya sabe que quien la ha escrito ha sío er sereno de su calle.

Tornó a quedar pensativo el Cañamones, y tras otros instantes de vacilación, díjole sonriendo irónicamente al ecijano:

- ¿Y quién me prueba a mí que es usté cantando un proigio, como usté dice?

- Eso se lo pruebo yo a usté ahora mismito, pero que ahora mismito. ¡Pu pa qué, si no lo he citao yo a usté en este escampao!

Y el Tano, tras un brevísimo silencio, entreabrió los labios, y...

.          .           .          .          .           .           .            .         .

- Por vía de Dios y de la Santísima Virgen, chavó, que canta usté que pone er pelo de punta, camará - exclamo brusca y apasionadamente el Cañamones cuando el Tano hubo puesto fin a su seguidilla gitana.

- ¡No se lo decía yo a usté, hombre! -díjole el de Écija con expresión complacida y después, y mirando maliciosamente a su rival, le preguntó:

- Y qué, ¿entonces hacemos o no el tratillo que yo pensaba jacer con usté, mozo güeno?

- Ya lo creo que sí, que lo hago, pero con una condición, y es que siga usté cantando toíto lo que le dé a usté la repotente gana.

- No, eso no; yo le prometo a usté no cantar en tanto y cuanto no me lo pía usté por favor, lo menos catorce veces...

.          .           .           .           .            .             .           .    

Y según hemos oído asegurar a muchas gentes, para que cante una copla el ya marido de Lola la Miraflores, hácese preciso que se lo suplique catorce veces, por lo menos, Joseíto el Cañamones.

                                                       Arturo REYES.

BIBLIOGRAFÍA:

- "¡Lo de siempre!" y "Yo soy er Tano". Reyes, Arturo. Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce. Málaga, 1963. Nota previa, bibliografía y edición de Angel Caffarena Such.

5 comentarios:

  1. ¡¡¡ Qué arte....que forma de escribir y describir nuestro pasado más reciente...con todo el salero malagueño !!!! Gracias por publicar estos trozos de nuestra historia, porque es historia y cultura malagueña a raudales....
    Un fuerte abrazo y te deseo que pases unos dias maravillosos, que descanses y disfrutes de la vida, te lo mereces.

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  2. EXTRAORDINARIO PEPA FELIZ VERANO .

    ANTONIO RUIZ

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  3. MARAVILLOSO COMO SIEMPRE PEPA TU AMIGO ANTONIO RUIZ.

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  4. Pepa que pases un feliz domingo. Besos desde Almeria

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  5. Muchas gracias wapa feliz vera.ito y felices vacaciones

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