Tras las vacaciones estivales
el blog sobre los escritores Arturo y Adolfo Reyes comienza de nuevo su labor.
Aunque a veces no tengamos el tiempo suficiente, creemos que como descendientes
de ellos, es nuestro deber seguir contando la historia de estos dos escritores malagueños
que la historia olvidó.
¡Porque para eso estamos los descendientes, “para no
olvidar a los nuestros”!.
La enfermedad hizo
cambiar espiritualmente a mi bisabuelo Arturo, quién se dio cuenta de que se había
despreocupado de sus responsabilidades familiares como padre y esposo. En este
momento se hace consciente de que había desatendido la educación de su hijo
Adolfo, mi abuelo, un niño con graves problemas en la vista, y que con diez
años de edad, apenas sabía leer y escribir.
Nota: Mi abuelo Adolfo de chaval. (Archivo ART).
Ambos mantuvieron una estrecha
y bonita relación de admiración y respeto, que queda reflejada en el libro de
D. Cristóbal Cuevas, y que desde aquí queremos mostraros…
“La enfermedad, el
cambio de ideales, la reclusión forzosa en casa durante largas temporadas, y el
mismo crecer de su hijos que ya se iban haciendo mayores, llevan al poeta a
centrarse más y más, a partir de esta época, en su vida de familia.
Es ahora cuando empieza
a descubrir todas las cualidades que tiene su hijo Adolfo, al que ama cada día
con más entusiasmo y ternura.
Empieza a sentir por
momentos la responsabilidad de su educación, descuidada durante los años de
lucha externa, y quiere influir en sus ideas, inculcarle las que en este tiempo
son sus convicciones más íntimas. Para ello, pasea con él en las mañanas de sol
por las afueras de la ciudad, recorriendo pausadamente la campiña radiante de
luz y tumbándose a la sombra de algún árbol frondoso, mientras procura que la
conversación recaiga sobre temas vitales, en los que despliega una cálida
elocuencia.
Las ideas que quiere
imbuir en Adolfo son una curiosísimas mezclas de optimismo y pesimismo.
Por una parte, se le ve
desengañado de todo, convencido de la fatalidad de los destinos del hombre, lo
que le hace mostrarse desdeñoso con una sociedad injusta, que premia al
oportunista vulgar y sin escrúpulos, mientras olvida al trabajador serio y
modesto. Pero, por otra, insiste en el valor de las vivencias hondas, de los
momentos de estremecida intensidad, capaces por sí solos de dar sentido a la
vida más prosaica.
“Me decía …- recordará
más tarde su hijo – que un momento de sentirse vivir, henchido de vida, a pleno
sol, a pleno cielo, amando las cosas infinitamente, en un generoso
desbordamiento de la sensibilidad, valía las mayores penalidades.”
Su mejor fuente de
optimismo en esta época se halla, sin embargo, en las recién adquiridas
convicciones religiosas.
“Por aquel tiempo
–refiere Adolfo-, ya tenía una visión providencial de todas las cosas. El
milagro perdurable del mundo, de nuestra existencia, de nuestro conocimiento,
se iba revistiendo para él de esa bondad y hermosura que le presta la idea del
principio inteligente y de la finalidad justa.
Por esta creencia amaba
la naturaleza de un modo diferente al mío. Se encontraba en ella comprensivo,
fuerte, dominador, alegre de su superioridad, cuando yo me sentía perdido y
humillado solo en mi desconocimiento de todo aquello y de mí mismo.
Esto le hacía sufrir,
porque amaba mucho y procuraba infundirme sus visiones risueñas, sus ideales
optimistas.” No nos engañemos, sin embargo. El de Reyes era un optimismo
radicalmente trascendental, de cata a lo escatológico. El mundo, de tejas
abajo, le parecía amargo y caótico. Sólo la fe en una Divinidad providente
alcanzaba a darle sentido.
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida
y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García,
Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural.
C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes
(ART).
¡¡¡ Os echaba de menos....!!!! a ti y a D.Arturo.....aunque ésta misma mañana, como un presagio de que me encontraría hoy contigo, he pasado por delante de él....le ha saludado y espiritualmente, le he enviado mi más cariñoso saludo......¡¡ casualidad o destino !!
ResponderEliminarNuevamente, gracias por contarme ésas historias increibles de tu familia....
Un fuerte abrazo.
Querida Toñi: ¡Qué alegría reencontrarme contigo de nuevo!. Ayer cuando leía tu blog me sentía muy feliz porque para mí lo mejor de tu blog no se dónde radica pues todo me parece interesantísimo e intensísimo. Recuerda que tengo algo para ti. Cuando quieras quedamos un día y nos vemos o te lo envío por correo. Mucho mejor que nos veamos. Guapa Te quiero.
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