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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

sábado, 19 de diciembre de 2015

EL ESCRITOR COSTUMBRISTA MALAGUEÑO ARTURO REYES Y SU RELACIÓN DE AMISTAD CON EL DRAMATURGO CARLOS FERNÁNDEZ SHAW (1909).


Mi bisabuelo mantuvo una estrecha amistad con Carlos Fernández Shaw, un insigne poeta, periodista y dramaturgo gaditano, que fue muy conocido en el mundo del teatro, tras el éxito de la zarzuela, La revoltosa (1897), cuyo libreto había compuesto junto a José López Silva.

Esta colaboración entre ambos libretistas, fue el comienzo para los dos de una fructífera relación creativa en el campo del teatro lírico. En 1910 Fernandez Shaw enferma de neurastenia; el 30 de mayo de 1911 ingiere veneno en un acto de locura, falleciendo el 7 de julio.

Tras su muerte, su hijo Guillermo se hizo cargo de sus proyectos como libretista junto con el dramaturgo Federico Romero Sarachaga, en zarzuelas como Doña Francisquita, La rosa del azafrán, Luisa Fernanda, La tabernera del puerto, todas ellas grandes obras que sentaron modelo dentro del género grande.


Nota: Carlos Fernández Shaw y Ruperto Chapí, amigos y destacados compositores de zarzuelas.

Hoy nuestro catedrático D. Cristóbal Cuevas nos recordará los encuentros que mi bisabuelo Arturo y su inseparable amigo D. Narciso Díaz de Escovar tuvieron con el famoso dramaturgo en 1909, aquí en Málaga, cuando éste ya se encontraba enfermo; encuentros que marcaron un antes y un después en la vida de mi antepasado, quien tampoco estaba pasando por aquella época un buen momento existencial…


“Un acontecimiento doloroso vendrá, sin embargo, a reavivar la tristeza de Arturo por este tiempo. A fines de año llega a Málaga el desdichado poeta gaditano Carlos Fernández Shaw, a quien Arturo había dedicado un poema en Desde el surco en 1896. 

Carlos se hospeda en el Hotel Miramar, donde inicia una cura de reposo y silencio con objeto de poner algún remedio al desequilibrio psíquico que le había de llevar al suicidio dos años después.

Arturo, junto con Díaz de Escovar, va con frecuencia a visitarlo, y ambos se esfuerzan en distraerlo charlando de literatura, teatro, poesía… Nada logra, sin embargo, levantar el ánimo del abatido libretista, quien, frente a los fúlgidos destellos del mar latino, se siente hundido y derrotado:

“Estoy en Miramar, el malagueño,
donde vivo, calmando mis dolores,
una existencia que parece un sueño,
preñado de zozobras y terrores;
un vivir infecundo,
de una grande y estéril amargura,
que a veces, por mi mal, se me figura
un vivir de otro ser, en otro mundo.”

La contemplación de la ruina psíquica de Carlos produce una honda conmoción en el alma de Arturo, que, oyendo a su amigo, siente cómo se ahondan los abismos de su propia tristeza, comprobando en aquel aplaudido autor de libretos de zarzuela, chispeante conversador y mimado del público y la crítica madrileños, la vanidad de las cosas del mundo.

Carlos le dedica, al final de su estancia en Málaga, el poema al que pertenece el fragmento anterior, y él le corresponde  con la dedicatoria de otro suyo que vería la luz en Béticas (1910), y en el que, con tintas que preludian a Lorca, nos pinta a un trágico enamorado que, después de dar muerte a su rival,

“… desaparece
con sus tristes pensamientos,
mas sin temor, que temores
sentir no puede, teniendo como tiene odio a la vida
un corazón que es de acero.” (Bet, 204-205).

                   ----------------------------------------

Querid@s amig@s: Os deseamos a tod@s unas fantásticas fiestas. ¡Que seáis felices, y que podáis seguir disfrutando de la vida con emoción, positividad, salud y armonía!.

¡Gracias por apoyarnos con vuestras visitas un año más, gracias…!.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.

- Desde el surco”. Poesías. Carta – Prólogo de D. Gaspar Núñez de Arce. Reyes, Arturo. Madrid. Librería Fernando Fé. 1896.

– “Béticas”. Reyes, Arturo. Madrid, R. Velasco. 1910.

- "Poesías completas". Poesía: "Frente al mar". Fernández Shaw, Carlos. Madrid, Gredos. 1966. Pag 283.

- Enlace archivo Carlos Fernández Shaw, Fundación March:

domingo, 13 de diciembre de 2015

EL ESCRITOR COSTUMBRISTA MALAGUEÑO ARTURO REYES: NOVELA "LAS DE PINTO" (1908).


Mi bisabuelo Arturo conocía perfectamente los cuadros de costumbres y las escenas típicas de la vida popular malagueña de finales del siglo XIX y principios del XX. En 1908 publica un libro de diferente signo, pintando escenas de la burguesía de la época. Parece ser que no tuvo éxito con esta novela pero lo que sí es cierto es que no se amilanó, y siguió escribiendo, esta vez, sus "queridos" cuentos cortos de temática puramente malagueña. De ello nos informa nuestro querido catedrático de literatura D. Cristobal Cuevas en su libro sobre el autor malagueño...



“En 1908 publica Arturo la más floja de sus novelas, Las de Pinto, obra que delataba claramente el tiempo transcurrido desde La Goletera, durante el cual sólo había cultivado la poesía, el cuento y la narración corta.

El contraste con la viva pujanza y el colorido de las obras anteriores es tan claro que llevó a algún crítico a suponer, erróneamente, que este relato iba a marcar el comienzo de una evolución en su técnica y enfoque narrativos.

“Es ésta – escribe, por ejemplo, “Maese Güervo” – una obra que le devuelve al comercio literario, después de larga ausencia. El lagar de la Viñuela y Cartucherita, creaciones de intenso colorido y pasión, cimentaron una fama. La Goletera fue el libro cuya ”réclame” realzó la obra total de Reyes. Después, una pausa, harto prolongada…, hubiera causado el olvido de una más débil nombradía. Resurge hoy, al fin, el nombre del poeta, cantor de una región, en producción literaria que, si conserva el sello indeleble característico de los libros hermanos, es, sin embargo, el comienzo de una evolución.” La aparición, en 1910, de Cielo azul, vendrá a demostrar, sin embargo, lo equivocado de estas suposiciones.

Acabadas las tareas de publicación de este fallido intento de novela semi-burguesa, Arturo dedica el resto del año al trabajo diario, la redacción de breves narraciones – La Bravía, En el merendero, Entre pencares, La virtud del perchelero, Hombres de bandera, … _ y el cuidado de su salud en las frecuentes crisis que hubo de soportar por entonces.

También la correspondencia con sus amigos  le ocupa buena parte de su tiempo, enviando numerosos ejemplares de Las de Pinto, a los destinatarios de siempre, con súplica de juicios críticos.

A ello alude en carta a Galdós del 8 de marzo del año siguiente: “Como vengo notando algunos errores y omisiones en el reparto de ejemplares de Las de Pinto, me permito molestar a V., rogándole me diga si ha llegado a su poder el ejemplar que he tenido el honor de dedicarle.”

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.

- “Cartucherita. Novela Andaluza”. Reyes, Arturo. Málaga, Tip. De “El Cronista, 1897.

- “El lagar de la Viñuela. Novela andaluza”. Reyes, Arturo. Madrid, Imp. de los Sucesores de Rivadeneyra, s. a. (1897).

- “La Goletera”. Reyes, Arturo. Madrid, R. Velasco, 1901.

- “Las de Pinto. Novela Andaluza”. Reyes, Arturo. Madrid, R. Velasco, 1908.

- “Cielo Azul. Novela andaluza”. Reyes, Arturo. Málaga. Tip. Zambrana Hnos., 1910.

domingo, 15 de noviembre de 2015

HOMENAJE A LAS VICTIMAS DEL ATENTADO DE PARÍS (13-11-2015).


El mundo entero se siente conmocionado por los trágicos sucesos ocurridos en París este pasado viernes. La barbarie ha sembrado de terror las preciosas y románticas calles parisinas, y los habitantes y visitantes de la “Ciudad del amor”, han sido víctimas de un acto terrorista que marcará “un antes y un después” en la historia actual.



Mi bisabuelo y mi abuelo fueron grandes amantes del mundo  árabe, y se sentían profundamente atraídos por su cultura, sus costumbres, su arte, su lengua, etc.

Arturo escribió muchas poesías de estilo orientalista, y entre sus amigos, lo apodaban cariñosamente “moro”. Tuvo la suerte de trabajar durante unos meses como corresponsal de un periódico malagueño en Tánger, y permaneció en nuestro país hermano, conociendo de primera mano la cotidianeidad, y  el día a día de la vida de los tangerinos. Me imagino que fue en esta etapa de su vida cuando se sintió aún más interesado, si podía, en conocer esta gran cultura.

Por otro lado, mi abuelo Adolfo, fue también un gran estudioso de la cultura oriental, y sus obras están marcadas por hondas influencias arábigo –andaluzas. Una de sus obras, titulada: “Ideario en estampas” (1947), está cuajada de pensamientos muy bellamente expresados sobre la persistencia de lo arábigo – andaluz en nuestro carácter, costumbres íntimas, personalidad y folklore.


Probablemente mis antepasados, si vivieran en la actualidad, buscarían una fórmula diferente para intentar hacer frente al terrorismo yihadista. Probablemente querrían utilizar “la palabra”, en lugar de las armas, para defenderse de estas masacres. Probablemente abogarían por buscar soluciones pacíficas que no ensombrecieran el hermanamiento necesario entre estas dos culturas (la oriental y la occidental), por un lado tan cercanas y por otro, tan lejanas. 

Este masacre terrorista, realizada supuestamente en nombre de Alá, avergüenza a la comunidad musulmana, quienes desprecian estos actos de máxima violencia, de la misma manera que el resto del mundo. 

Todos estamos en contra del “fanatismo totalitario” que lleva años conquistando territorios en Siria, Irak o Libia. 

La humanidad asiste perpleja a este sangriento espectáculo, y vemos como nuestros políticos llevan años sin tomar cartas en el asunto, lo que ha provocado el éxodo de tantos refugiados, que han recorrido miles de kilómetros, huyendo del terror y la barbarie. Han tenido que abandonar sus casas, sus tierras, sus familias, sus trabajos. Sólo buscan la paz y la alegría en sus vidas, sólo buscan nuevas oportunidades, sólo buscan huir del miedo que no les deja vivir tranquilos en su propia tierra. Piensan que un mundo mejor es posible y quieren instalarse con sus familias en un lugar donde se sientan seguros.

Hoy queremos reivindicar los lazos que nos unen a ambas culturas, a través de una poesía de estilo orientalista que mi bisabuelo Arturo escribió, y que queremos dedicar a la ciudad de París.

ROMANCE MORISCO.


Por la puerta Tolaitola
penetra Almanzor, al frente
de sus taifas de andaluces,
de sus rudos bereberes
de sus hábiles arqueros,
de sus ágiles jinetes
berberiscos, que acaudillan
sus bravos almocademes.

Por la puerta Tolaitola
avanza, y al sol, que hiere,
cual con centellas de oro,
sus huestes, brillan sus huestes;
brillan sus ricos liwaes,
sus trompetas relucientes,
los ondulantes penachos
prendidos en los bonetes,
las resonantes lorigas,
los nevados alquiceles,
las marlotas recamadas,
los vistosos gallardetes,
las bandas y las preseas,
del amor dulces presentes;
y en la picas enhiestadas
de los bárbaros zenetes,
cien cabezas de rumíes,
que aún en sus ojos retienen
la última y rencorosa
mirada, que ni aún la muerte
pudo borrar; y tras ellos,
destrozados los arneses,
pero tan fieros y altivos,
y tan en alto la frente,
que más que los más derrotados
los triunfadores parecen,
caminan los prisioneros,
los indómitos leoneses
y los indómitos vascos;
los que no quiso la suerte
contraria, que sucumbieran
al hierro de los infieles,
que arrasaron sus castillos,
que destruyeron sus mieses,
que sus templos profanaron
y osaron a sus mujeres.

¡Gloria a Almanzor! grita el pueblo,
y ¡gloria! gritan, al verle,
en las blancas azoteas,
en los altos minaretes,
y en las verdes celosías
de los áureos ajimeces,
labios, al beso propicios,
labios, que flores parecen.

¡Gloria al Hagib! todos gritan;
más todos, al par, advierten
que nada del gran caudillo
desfrucir logra la frente;
nada su faz ilumina,
nada su espíritu enciende,
nada acaricia su pecho,
nada su pecho divierte,
y en vano la gente grita,
y en vano bulle la gente,
y en torno suyo lo aclama,
que ser dichoso no puede
en tanto suya no sea
la que sus ojos suspende
con los suyos melancólicos;
aquella en la que florecen
dos nítidas azucenas
en el seno; la que puede
hacer llorar a la aurora
de envidia; la que se mueve,
al andar, cual la gacela;
la hija, en fin , del que defiende
la frontera del cristiano,
en la margen, siempre verde,
del Tormes; por la que diera
gustoso cien y cien veces,
de Córdoba sus palacios,
de Medina los vergeles;
las bellas, gala y orgullo
y ornato de sus harenes;
sus aceros más preciados,
sus armaduras más fuertes,
sus más ricas tunicelas,
sus más bellos martinetes,
sus, del huracán hermanos,
rapidísimos corceles;
y es tanto su amor, que diera
por posar su labio ardiente
sobre sus labios de grana,
hasta el polvo que contiene
el rico cofre esmaltado
con ricas piedras de Oriente,
donde el polvo recogido
por sus fúlgidos arneses
en lides cien, atesora;
polvo que guarda y que quiere
derramen sobre su cuerpo
cuando su cuerpo ya entierren.

¡Gloria a Almanzor! gritan todos;
y ¡gloria! gritan al verle
tras las verdes celosías
de los áureos ajimeces,
labios, al beso propicios
labios que flores parecen.

Arturo Reyes.

BIBLIOGRAFÍA:

- Poesía: "Romance morisco". Poesías Escogidas de Arturo Reyes. Edición homenaje de la Caja de Ahorros Provincial. Gráficas San Andrés. Málaga, 1968.

lunes, 2 de noviembre de 2015

EL ESCRITOR ARTURO REYES Y LAS TERTULIAS EN LA MÁLAGA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX (II).


Mi bisabuelo Arturo, a pesar de ser una persona profundamente tímida, mantuvo una intensa vida social a lo largo de su vida. Prueba de ello es su archivo epistolar con más de 800 remitentes diferentes.

Como escritor ávido de nuevos conocimientos y nuevas inspiraciones, disfrutaba tanto de la compañía de sus amigos intelectuales como también le encantaba poder entablar conversación con la gente del campo o con personajes castizos de algún barrio típico de nuestra ciudad.

Hoy nuestro catedrático D. Cristóbal Cuevas, hace referencia en el libro que escribió sobre Arturo, al investigador malagueño D. Modesto Laza Palacios, y sus observaciones sobre las reuniones literarias en la Málaga de principios del siglo XX…



“Como recientemente ha recordado Modesto Laza, estas reuniones tenían lugar a la sazón en dos locales sumamente populares: el café del Senado, que abría sus puertas en la calle Granada, esquina a Moratín, y la librería de Rivas, situada en la calle de la Bolsa.

Solían acudir con cierta regularidad a tales tertulias – aparte nuestro poeta-, Salvador González Anaya, Paco Luque, Ricardo Barroso, Salvador Rueda, Pepe Blasco y Ricardo León, a quien todos reconocerían con el tiempo sobre todo cuando, en 1915, ya muerto Reyes, fue elegido académico de número de la Española – una cierta preeminencia.

“Aquellas reuniones – escribe Laza- eran muy complejas, pues no tenían presidencia designada y podía concurrir desde cualquier estudiante, como yo, a venerables ancianos, cuya venerabilidad era universalmente reconocida, aunque no ocurría lo mismo con sus opiniones, que eran crudamente debatidas.”

El simple recuerdo de estos hechos basta a demostrar el error de los que suponen, apoyándose en datos de la prensa no malagueña, que muchas veces escribía de oídas, que Arturo, una vez contraída la enfermedad que acabaría con su existencia, se mantuvo perpetuamente recluido en su casa, o incluso postrado en su lecho y esclavo de sus achaques.

En realidad, gozaba frecuentemente, sobre todo al principio, de periodos de mejoría, en los que parecía recobrar el vigor perdido, trabajaba con entusiasmo, frecuentaba sus ambientes habituales y volvía a ser el de siempre, hasta que un repentino agravamiento de sus males lo postraba de nuevo por una temporada. En este alternar de salud y enfermedad ha de transcurrir el resto de sus días, y en ellos, como ya hemos dicho, llevaría a cabo el escritor malagueño una parte esencial de su producción literaria.”

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Modesto Laza Palacios: “Malagueños olvidados”. Periódico Sur. Málaga. 20.III. 1973.
- Archivo familiar Reyes (ART).



domingo, 27 de septiembre de 2015

EL ESCRITOR ARTURO REYES Y LAS TERTULIAS EN LA MÁLAGA DEL SIGLO XIX-XX (I).


Mi bisabuelo Arturo cultivó la amistad como un pilar fundamental de su vida. Los que bien le conocían, lo definían como un amigo incondicional, al que no le gustaban en absoluto las habladurías ni las críticas negativas. Delante de él no se podían hacer observaciones sobre los trabajos realizados por ninguno de sus amigos, y lo más particular de todo es que los defendía, en algunos casos, sin haberse tomado el trabajo de leer sus obras.

En esta época Málaga brilla por su esplendor cultural. Una ciudad con muchas inquietudes intelectuales, con un gran plantel de artistas que se reunían en cafés y ventorrillos, verdaderos centros de la vida y social de aquel tiempo. 

En estos lugares se celebraban las famosas "tertulias”, reuniones espontáneas en las que, en un ambiente distendido, un grupo de amigos y colegas, en torno a una cerveza o un buen vino, podían compartir sus ideas, sus experiencias, sus deseos, sus proyectos. 

El estrecho vínculo que les unía, los hacía trabajar en equipo, colaborar unos con otros, convirtiendo a nuestra ciudad, Málaga, en un importante referente cultural en la España de finales del siglo XIX y principios del XX.


Nota: Portada del libro escrito por el ilustre historiador malagueño, D. Francisco Bejarano Robles, sobre los "antiguos cafés de Málaga ... y otros establecimientos". Editorial Sarriá. Málaga  2003.

De todo ello nos informa como siempre, nuestro querido catedrático D. Cristóbal Cuevas:

“Este mismo incremento de afecto le lleva por entonces a intensificar las relaciones con sus amigos, en un ambiente cada vez más cariñoso y sereno.

Frecuentemente, se reúne con los más íntimos, en su casa, o en los locales de la Academia y hablan interminablemente de religión, arte, política, literatura, o de los nimios acontecimientos del día.

“A la Academia – recuerda Antonio de Nicolás- me llevó una noche [Narciso Díaz de Escovar] ya bien mediado el otoño [de 1908], para presentarme al insigne Arturo, que allí explicaba no recuerdo qué asignatura.

Concluidas las clases, comenzó la acostumbrada tertulia, que se prolongó más de lo ordinario, y quedé admiradísimo de su ardorosa sinceridad, de su modestia huraña, de su trabajosa vida y sus esfuerzos de autodidacto, del respeto y agradecimiento extremados con que pagaba el menor favor recibido, de su profundo amor a las cosas que fueron, de su soñador e inexplicable optimismo y del fervoroso culto rendido a su patria chica, en la que no quería ver ni pecados ni aun defectos. Su crítica literaria fue demasiado benévola, y manifiesta su repugnancia a toda murmuración.”

En otras ocasiones, aunque cada vez con menos frecuencia, acudía a las reuniones de escritores y artistas en cafés o ventorrillos, donde, tras escuchar a los contertulios y razonar sus propias teorías, intentaba ponerse a tono apurando unos sorbos de vino o un vaso de cerveza.

Así nos lo ha pintado un periodista de la época: “Al rincón apacible acudía de tarde en tarde … el magno poeta y novelista, que tiene dentro de sí, de su alma tímida y humilde, su enemigo mayor. Arturo Reyes se sentaba en un extremo, hablaba nervioso y rápido, con andalucismo simpático, apuraba el bock o la caña y tornaba enseguida al sosegado retiro del hogar.”

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes (ART).

domingo, 20 de septiembre de 2015

EL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES Y SU VIDA FAMILIAR. RELACIÓN CON SU HIJO ADOLFO.


Tras las vacaciones estivales el blog sobre los escritores Arturo y Adolfo Reyes comienza de nuevo su labor. Aunque a veces no tengamos el tiempo suficiente, creemos que como descendientes de ellos, es nuestro deber seguir contando la historia de estos dos escritores malagueños que la historia olvidó. 

¡Porque para eso estamos los descendientes, “para no olvidar a los nuestros”!.

La enfermedad hizo cambiar espiritualmente a mi bisabuelo Arturo, quién se dio cuenta de que se había despreocupado de sus responsabilidades familiares como padre y esposo. En este momento se hace consciente de que había desatendido la educación de su hijo Adolfo, mi abuelo, un niño con graves problemas en la vista, y que con diez años de edad, apenas sabía leer y escribir.


Nota: Mi abuelo Adolfo de chaval. (Archivo ART).

Ambos mantuvieron una estrecha y bonita relación de admiración y respeto, que queda reflejada en el libro de D. Cristóbal Cuevas, y que desde aquí queremos mostraros…

“La enfermedad, el cambio de ideales, la reclusión forzosa en casa durante largas temporadas, y el mismo crecer de su hijos que ya se iban haciendo mayores, llevan al poeta a centrarse más y más, a partir de esta época, en su vida de familia.

Es ahora cuando empieza a descubrir todas las cualidades que tiene su hijo Adolfo, al que ama cada día con más entusiasmo y ternura.

Empieza a sentir por momentos la responsabilidad de su educación, descuidada durante los años de lucha externa, y quiere influir en sus ideas, inculcarle las que en este tiempo son sus convicciones más íntimas. Para ello, pasea con él en las mañanas de sol por las afueras de la ciudad, recorriendo pausadamente la campiña radiante de luz y tumbándose a la sombra de algún árbol frondoso, mientras procura que la conversación recaiga sobre temas vitales, en los que despliega una cálida elocuencia.

Las ideas que quiere imbuir en Adolfo son una curiosísimas mezclas de optimismo y pesimismo.

Por una parte, se le ve desengañado de todo, convencido de la fatalidad de los destinos del hombre, lo que le hace mostrarse desdeñoso con una sociedad injusta, que premia al oportunista vulgar y sin escrúpulos, mientras olvida al trabajador serio y modesto. Pero, por otra, insiste en el valor de las vivencias hondas, de los momentos de estremecida intensidad, capaces por sí solos de dar sentido a la vida más prosaica.

“Me decía …- recordará más tarde su hijo – que un momento de sentirse vivir, henchido de vida, a pleno sol, a pleno cielo, amando las cosas infinitamente, en un generoso desbordamiento de la sensibilidad, valía las mayores penalidades.”

Su mejor fuente de optimismo en esta época se halla, sin embargo, en las recién adquiridas convicciones religiosas.

“Por aquel tiempo –refiere Adolfo-, ya tenía una visión providencial de todas las cosas. El milagro perdurable del mundo, de nuestra existencia, de nuestro conocimiento, se iba revistiendo para él de esa bondad y hermosura que le presta la idea del principio inteligente y de la finalidad justa.

Por esta creencia amaba la naturaleza de un modo diferente al mío. Se encontraba en ella comprensivo, fuerte, dominador, alegre de su superioridad, cuando yo me sentía perdido y humillado solo en mi desconocimiento de todo aquello y de mí mismo.

Esto le hacía sufrir, porque amaba mucho y procuraba infundirme sus visiones risueñas, sus ideales optimistas.” No nos engañemos, sin embargo. El de Reyes era un optimismo radicalmente trascendental, de cata a lo escatológico. El mundo, de tejas abajo, le parecía amargo y caótico. Sólo la fe en una Divinidad providente alcanzaba a darle sentido.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes (ART).

sábado, 1 de agosto de 2015

EL ESCRITOR COSTUMBRISTA MALAGUEÑO ARTURO REYES Y SUS PROBLEMAS DE SALUD.


Mi bisabuelo Arturo fue de esa clase de personas, a las que admiro enormemente, tanto por mantener una gran fortaleza y entereza ante las adversidades que a veces la vida nos depara, como por ser luchadores natos, capaces de  afrontar una larga enfermedad y superarse a sí mismos en esa dura batalla... 

Su delicada salud le sirvió para aprovechar cada instante de esta última etapa de su vida como si fuera el último día de su existencia: “Carpe Diem”, que dirían los latinos.



Nota: Reloj solar con la inscripción: "Carpe Diem". Localización: Capbreton, Landas. (Francia). Autor de la fotografía: Tangopaso. 

Nuestro popular  refrán “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, se convertiría probablemente en la frase que rondaría diariamente sus pensamientos. 

Y como escritor, Arturo decidió aprovechar de la mejor manera que sabía, el tiempo que la vida le regalaba, dedicándose en cuerpo y alma a su afición favorita, la literatura; dejándose llevar por la inspiración, y plasmando en pequeñas hojas blancas y con letras diminutas, todo aquello que le interesaba, en ese ejercicio de plenitud suprema que es la expresión de los sentimientos más íntimos.

Esta última etapa de la biografía del escritor malagueño se caracterizó por ser la más productiva literariamente. Me imagino a mi bisabuelo, con una actividad frenética, pensando que quizás ese fuese el temido "último día", y quizás influenciado por la morfina, ¡por qué no!, como los poetas malditos franceses, consumiendo esa potente y anestésica droga, tan utilizada en aquellos tiempos en medicina, para mitigar y aliviar los dolores, pero que tan adictiva era aunque me imagino que también le serviría para aumentar su inspiración poética.

Algunos piensan que la potente droga hizo mella en él pero yo pienso que no fue así, simplemente porque fue la época en que más trabajó, en la que más premios recibió, y además porque una mente que "desvaría", no está preparada para poder hacer frente a la vida familiar, laboral, intelectual y social, que él llevó en aquella época.

Hoy como siempre, es nuestro catedrático de referencia, D. Cristóbal Cuevas, quien nos informa en su libro de estos hechos:

“No obstante estas molestias, y aprovechando el carácter alternativo que su enfermedad adoptó prácticamente hasta el momento de su muerte. Arturo se sobrepone a sus achaques, y trabaja cuanto puede con un heroísmo que hoy parece casi inhumano: 

“La enfermedad – dice un periodista amigo suyo – le obligaba a un método severo, como un suplicio. Ahora nos admira la reciedumbre de aquella naturaleza, que pudo resistir tantos dolores sin entregarse. En esta lucha entre la vida y la muerte, la naturaleza vencía, levantándose después de caer, cuando otros organismos de mejor temple hubieran sucumbido al primer embate. Y así, Arturo, sobreponiéndose a su dolencia con una energía inquebrantable, volvía a la pelea por el bienestar, acudiendo a su oficina del Ayuntamiento y encerrándose después en su despacho a escribir, con ansias febriles, cuartillas y cuartillas.” 

Gracias a este esfuerzo de superación, la época que va de 1908 a 1913 es precisamente la más fecunda de su vida en cuanto a creación literaria: “Estos años acerbos – escribió su hijo Adolfo- fueron, sin embargo, los de su más copiosa y febril producción intelectual; en los que alcanzó sus mayores premios. En ellos, para ir viviendo, esforzándose con sus últimas fuerzas, dio volúmenes sin descanso.”

Cuando los dolores se hacían intolerables, Arturo se veía obligado a recurrir al cloruro mórfico, alcaloide que le habían recetado los médicos desde los primeros ataques, y que utilizó hasta el fin de su vida como sedante. Sin él, su trabajo profesional, e incluso literario, le habría resultado imposible, dada la violencia de sus sufrimientos físicos. 

¿Llegó Reyes a habituarse a la droga, convirtiéndose en morfinómano? Así lo han afirmado algunos, ignoramos con qué fundamento. Lo que sí es cierto es que su progresiva destrucción física se debió exclusivamente a sus dolencias gastrointestinales, no pasando de ser una vulgar patraña la imagen de un Arturo alucinado y ausente, a quién el abuso de la morfina acabó por llevar a la tumba.”

Hoy quiero dedicar esta publicación a todos aquellos amig@s y conocid@s, que son un ejemplo para mí, por su entereza y fortaleza, por sus ganas de vivir, y por ese deseo inmenso de combatir la enfermedad con una actitud positiva.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.