Mi bisabuelo mantuvo una
estrecha amistad con Carlos Fernández
Shaw, un insigne poeta, periodista y dramaturgo gaditano, que fue muy
conocido en el mundo del teatro, tras el éxito de la zarzuela, La
revoltosa (1897), cuyo
libreto había compuesto junto a José López Silva.
Esta colaboración entre
ambos libretistas, fue el comienzo para los dos de una fructífera relación
creativa en el campo del teatro lírico. En 1910 Fernandez Shaw enferma de neurastenia; el 30 de mayo de 1911
ingiere veneno en un acto de locura, falleciendo el 7 de julio.
Tras su muerte, su hijo Guillermo se hizo cargo de sus
proyectos como libretista junto con el dramaturgo Federico Romero Sarachaga, en zarzuelas como Doña Francisquita, La
rosa del azafrán, Luisa Fernanda, La tabernera del puerto,
todas ellas grandes obras que sentaron modelo dentro del género grande.
Nota: Carlos Fernández Shaw y Ruperto Chapí, amigos y destacados compositores de zarzuelas.
Hoy nuestro catedrático D. Cristóbal Cuevas nos recordará los
encuentros que mi bisabuelo Arturo y su inseparable amigo D. Narciso Díaz de Escovar tuvieron con el famoso dramaturgo en 1909, aquí en Málaga, cuando éste ya se encontraba enfermo; encuentros que marcaron un antes y un después en la
vida de mi antepasado, quien tampoco estaba pasando por aquella época un buen
momento existencial…
“Un acontecimiento
doloroso vendrá, sin embargo, a reavivar la tristeza de Arturo por este tiempo.
A fines de año llega a Málaga el desdichado poeta gaditano Carlos Fernández
Shaw, a quien Arturo había dedicado un poema en Desde el surco en 1896.
Carlos se hospeda en el Hotel Miramar,
donde inicia una cura de reposo y silencio con objeto de poner algún remedio al
desequilibrio psíquico que le había de llevar al suicidio dos años después.
Arturo, junto con Díaz
de Escovar, va con frecuencia a visitarlo, y ambos se esfuerzan en distraerlo
charlando de literatura, teatro, poesía… Nada logra, sin embargo, levantar el
ánimo del abatido libretista, quien, frente a los fúlgidos destellos del mar
latino, se siente hundido y derrotado:
“Estoy en Miramar, el
malagueño,
donde vivo, calmando mis
dolores,
una existencia que parece
un sueño,
preñado de zozobras y
terrores;
un vivir infecundo,
de una grande y estéril
amargura,
que a veces, por mi mal,
se me figura
un vivir de otro ser, en
otro mundo.”
La contemplación de la
ruina psíquica de Carlos produce una honda conmoción en el alma de Arturo, que,
oyendo a su amigo, siente cómo se ahondan los abismos de su propia tristeza,
comprobando en aquel aplaudido autor de libretos de zarzuela, chispeante
conversador y mimado del público y la crítica madrileños, la vanidad de las
cosas del mundo.
Carlos le dedica, al
final de su estancia en Málaga, el poema al que pertenece el fragmento
anterior, y él le corresponde con
la dedicatoria de otro suyo que vería la luz en Béticas (1910), y en el
que, con tintas que preludian a Lorca, nos pinta a un trágico enamorado que,
después de dar muerte a su rival,
“… desaparece
con sus tristes
pensamientos,
mas sin temor, que
temores
sentir no puede,
teniendo como tiene odio a la vida
un corazón que es de
acero.” (Bet, 204-205).
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disfrutando de la vida con emoción, positividad, salud y armonía!.
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año más, gracias…!.
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida
y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García,
Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural.
C. S. I. C. 1974.
- Desde el surco”.
Poesías. Carta – Prólogo de D. Gaspar Núñez de Arce. Reyes, Arturo. Madrid.
Librería Fernando Fé. 1896.
– “Béticas”. Reyes,
Arturo. Madrid, R. Velasco. 1910.
- "Poesías completas". Poesía: "Frente al mar". Fernández Shaw, Carlos. Madrid, Gredos. 1966. Pag 283.
- Enlace archivo Carlos Fernández Shaw, Fundación March: