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jueves, 9 de abril de 2015

LOS ESCRITORES ARTURO REYES Y NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR: ARQUEÓLOGOS IMPROVISADOS.


Mi bisabuelo Arturo fue una persona que siempre se esforzó por hacer realidad sus sueños, y de esta forma, llegó a convertirse junto a sus íntimos amigos, entre ellos, D. Narciso Díaz de Escovar, en “arqueólogos improvisados”. Aprovecharon la ocasión que les brindaba el desmonte de la Haza Baja de la Alcazaba malagueña, para dedicarse a unos de sus grandes sueños, la arqueología, poniendo todo su empeño y dedicación en ello. Tanto fue así que el sabio Rodríguez Berlanga, los creía competentes en la actividad que realizaban, y los apoyó en esta ardua tarea.



Nota: Detalle de la Alcazaba de Málaga. Fotografía realizada por Pedro Aguiló Reyes, sobrino nieto de Arturo, a finales de los años  70.

Y así nos lo hace saber nuestro catedrático de referencia, D. Cristóbal Cuevas, en el estudio que sobre la vida del escritor malagueño, realizó a mediados de la década de los 70:

“Para poder hacer frente con competencia a estas obligaciones, Arturo procura adquirir una preparación teórica suficiente en tales materias, procediendo a catalogar restos, reconocer sus características, apreciar su valor y fijar la época a la que pertenecen.

Aplicando pacientemente a la práctica los conocimientos que con infinita constancia va adquiriendo, el improvisado historiador se dedica a poner los cimientos del futuro Museo Arqueológico de Málaga, al tiempo que reúne una no desdeñable colección personal de antigüedades.

Para ello, y aprovechando el cargo que la Junta le había conferido, se pasaba horas y horas vigilando los trabajos de desmonte de la Haza, esperando siempre ver surgir de entre los escombros un capitel, una lápida o un fragmento cualquiera de mármol o de cerámica, que adquiría al punto, si su precio no estaba muy por encima de sus escasas posibilidades económicas.

Con enternecedora ingenuidad, el poeta utilizaba luego sus compras para hacer intercambios y adquirir piezas que codiciaba, lo que “le dio gozos de chamarilero, porque creía engañar a los anticuarios siempre que le engañaban a él.”

Su compañero de Junta, González Anaya, nos ha conservado una graciosa anécdota de este tiempo:

“Recuerdo – escribe- que en una ocasión le regale un jaique magnífico, y él, encantado del obsequio, me lo pagó llevándome a la casa unos cacharrotes romanos hallados en las excavaciones de la Alcazaba. Dábale un gran valor a estos vestigios, pues era aficionadísimo a la Arqueología, y aunque yo, por oírle, amenazábale iracundo con tirar enseguida toda aquella basura a la calle, él riendo molíame a puñetazos y empellones – este sport de brearnos a los amigos era en Arturo tan ardiente como sus dilecciones arqueológicas-, y, profiriendo horrores por mi inculto desprecio hacia los ejemplares tan valiosos, me dejaba los chismes sobre la mesa del despacho y se marchaba tan contento.”

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.

- Archivo familiar Reyes (ART).