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sábado, 30 de agosto de 2014

LOS CUENTOS ANDALUCES DE ARTURO REYES: "AMPARO".


Hoy vamos a publicar un cuento corto que mi bisabuelo tituló “Amparo”, y que fue publicado el 2 de julio de 1906 en la “Revista España” de Buenos Aires.


Nos hemos decidido por este título porque se lo queremos dedicar a la profesora de la Universidad de Málaga, Amparo Quiles Faz, quién sigue aún trabajando, junto a la ya licenciada en Filología Española, Amina El Founti,  en un proyecto que comenzó a finales de 2012 y cuyo objetivo era digitalizar las casi 2.000 cartas que componían el archivo epistolar del escritor malagueño Arturo Reyes.






Nota: Amparo y Amina (ambas a la derecha de la foto) en la presentación de su proyecto en el Museo del Patrimonio de Málaga, junto a D. Elías de Mateos, Director del Museo; D. Javier Ramírez, Director del Centro de Tecnología de la Imagen de la UMA y una servidora.

Este sueño se hizo realidad a finales de 2013, y próximamente va a culminar con el envío de este material, en formato DVD interactivo, a las más importantes universidades y bibliotecas del mundo para que esté a disposición de investigadores y estudiosos.


Pienso que las dos han realizado un trabajo fantástico y las felicito sinceramente porque con su enorme esfuerzo han recuperado parte del patrimonio cultural de Málaga, lo que considero un gran logro para nuestra ciudad.

A esta gran persona, profesora, investigadora, escritora y amiga queremos dedicarle este cuento de hoy como agradecimiento.

                                      AMPARO 
 Cuando penetró en el limpio patio del corralón Paco el Coquinas, brillaba todo en él, iluminado por el sol de la tarde, como de coral los floridos geráneos de los arriates y como de esmeraldas la enredadera que tendía sobre el muro sus a modo de faldellines de encajes; trasudaba el cubo en cristalino goteo sobre el limpísimo brocal del pozo; porraceaba, junto a éste, sobre el ladrillo de lavar, la señá Consuelo la renegrida ropa de su hombre; picoteaban acá y acullá algunas gallinas; desperezábase al sol un gato de morisca piel en graciosas ondulaciones; parecía de cristal purísimo el espacio, de zafir el horizonte; todo, en fin, parecía entonar al unísono un cántico a la vida.
- ¿Qué te pasa? -preguntóle al Coquinas la señá Dolores, la casera.
Paco fue a sonreir, pero acordándose de la mala cara que debería tener si quería que le sirviera de pararrayos, en la borrasca que suponía le aguardaba en sus cubriles, mantúvose con el semblante fosco y repúsole a la vieja:
- ¿A mí qué me va a pasar?... ¡Naíta!
- Pus me alegro... ¡Ah!, se me orviaba... Aquí han estao el Pimpi y el Talabartero a conviarte pa esta noche al bautizo de la hija de la Nena.
- Me los acabo de trompezar a dambos.
- Pos aquí estuvieron un ratillo de palique con tu jembra.
- ¡Ya lo sé!
- Pos mía tú, la cosa creo que va a sonar más que un repique, porque el pairino va a serlo el Tururú, ¡y como el Tururú está ahora en parneses! Y tú no te perderás el rato, ¿verdá?
- Pos de juro que no me lo perderé.
- Y harás mu bien si lo jaces.
- ¡Vaya si iré, y si a Amparo le sienta mal, que tome tila!
- ¿Y por qué le va a sentar mal a Amparo? ¿Por qué? ¿Porque tamién irá al bautizo la Rosarito?
- ¡Como es tan maniosa y no quiere ni pa Dios que yo vaya a onde la otra vaya! Pero yo, señá Dolores, yo soy un hombre, y a los hombres las mujeres deben respetarlo.
- Pos naturalmente que sí. ¡Digo! Pos ya lo creo. Y si Amparo dijera argo tú te pones en tu sitio; pero no creo que sea menester, porque yo he platicao con Amparo y yo la he visto tan contenta arreglándote la ropa y como si la cosa se le importara un comino.
- ¿Tan contenta? -preguntó lleno de asombro el Coquinas.
- Hombre, no te diré yo que esté bailando la tarántula, pero lo que es tranquila, lo está... En fin, que a mí me parece que como ya te va conociendo y sabe que a ti no se te puede llevar la brida, pos la mujer se habrá dicho “que más vale un por si acaso que un quien pensara.”
El Coquinas no volvía de su apoteosis. ¡Que Amparo no estaba rabiosa después de saber que él pensaba ir a un sitio donde vería a Rosarito! Indudablemente la señá Dolores había tomado la mañana protegiendo a Rute, a Faraján o a Cazalla de la Sierra.
Cuando Paco penetró en su sala, donde por el balcón abierto de par en par penetraba la radiante luz del día en deslumbradoras oleadas, quedose un punto perplejo.
La habitación estaba que embestía de limpia; brillaba el suelo recién fregado; los muebles, a los que un poco de petróleo hacíanle aparecer como recién salidos de manos del barnizador; la cama, que tentaba al reposo con el blancor de su colcha y de sus almohadas también blanquísimas; las flores, que en tiestos y macetas dábanle al balcón aspecto de jardín, y, por último, la figura de Amparo redondeada por los primeros síntomas de la maternidad; con el bellísimo rostro de gitano abolengo radiante y expresivo, con los encendidos labios contraídos por una sonrisa y los magníficos ojos adormecidos y como impregnados de enervadoras caricias.
- ¿Cómo tan temprano? -preguntóle Amparo al Coquinas, incorporándose rápidamente y poniendo en magnífico relieve al hacerlo el seno espléndido y la arrogante cadera.
Paco contempló un instante a su mujer: su actitud, su sonrisa, el plácido mirar de sus ojos, toda ella, en fin, llenándole de profunda sorpresa.
- ¿Sabes que aquí han estao el Pimpi y el Talabartero a conviarte al bautizo de la hija de la Nena?
- Sí; me los he trompezao en el camino.
- Yo por si querías llevar la ropa negra la he sacao toíta y le he dao un limpión... Ahí la tienes toa prepará y cuasi goliendo a jazmines.
Y Amparo señaló con un dedo las sillas donde aparecía cuidadosamente doblada la amplia chaqueta, el abotinado pantalón, el escotado chaleco, la blanca camisa de bordada pechera y todas las galas, en fin, de las grandes solemnidades.
Paco no sabía qué pensar, ni qué decir, ni qué cara poner. Amparo no era su Amparo; aquello no tenía explicación. ¿Por qué, por qué Amparo no se ponía por las nubes sabiendo como sabía que si iba al bautizo de la Nena seguramente había de tropezarse con Rosarito?
- Pero qué te pasa, hombre. Cualquiera diría que te habías propasao hoy con el solera.
- No, no me he propasao con na ni con nadie; lo que me pasa es que me duele una miaja la cabeza y me voy a echar un ratillo en la cama.
- No hagas eso, hombre, mira que cuando tú coges el sueño eres un tabardillo pa alevantarte.
- No, ya verás como no.
- Entonces, ¿a qué hora te llamo?
- Pos un poquillo antes de la hora de la cita.
Cuando ya algo aligerado de ropa húbose tumbado Paco en la cama, entornó Amparo cuidadosamente el balcón y sentose a coser aprovechando la escasa luz que por él penetraba.
Paco estaba lleno de intranquilidad; no podía explicarse la actitud de su Amparo; aquel cambio tan brusco y sorprendente llenábale de inquietud el corazón. Amparo parecía no ya resignada, sino contenta; vaya si parecía contenta. ¿Y por qué, por qué había de estar contenta?... Y vaya si era bonita Amparo; con razón la llamaban la Serrana, y luego que además de bonita era buena desde la raíz a la pámpana; para ella todo hombre que no fuese él como si fuera una estampa..., y eso que para él no había pasado inadvertido que Juan el Galafate la miraba con las de Caín, y si él ya no le había dado el quien vive al Galafate era por no dar una campanada... Y vaya si el Galafate era un mozo de una vez, buen mozo, simpático, con rumbo, con el corazón en su lugar y luego cantándose como los propios ángeles... ¿Por qué no habrían invitado al Galafate al bautizo? Y no lo habían invitado fijamente porque el Pimpi le había dicho muy claro que cantarían el Virana, el Caperuza y el Niño del Espartero... ¿Por qué sería aquello del Galafate, tan amigote como era éste del padre del recién nacido?...

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- Pero despierta, hombre, que son ya las tantas - exclamó por tercera o cuarta vez Amparo, moviendo bruscamente a su marido.
Este entreabrió los párpados, miró hoscamente a su mujer y díjole con acento nada acariciador:
¡Que me dejes ya, que me duele mucho la cabeza!
¡Pero es que se te va a jacer tarde, hombre, que son ya casi las ocho!
- Pos que sean las ochocientas -gritó Paco mirando de modo amenazador a Amparo, que miró a su vez a su marido con ceñudo semblante, y volviéndole las espaldas, salió de la estancia ondulando gallardamente su cuerpo de escultura.
Y apenas hubo traspuesto el umbral de la sala, intensa expresión de triunfo se derramó a borbotones en su semblante, y vibrando toda de alegría dirigiose rápidamente hacia la señá Dolores, que aguardaba en la puerta de su habitación, y echándole un brazo al cuello, la atrajo hacia su pecho y díjole besándola en las chupadas mejillas:
- ¡Ay, señá Dolores!, que ca consejo de usté vale un millón, porque le he dicho que van a dar las ocho, por poquito si me pega.
- Pos no se lo güervas a decir, poique se le pudiera ir la mano en el especiao, y en vez de amanecer mañana amarilla y con ojeras, pudieras amanecer con toíto el cuerpo llenito de cardenales.
Y mientras Amparo se dirigió de nuevo hacia su habitación, murmuró la señá Dolores con acento lleno de profunda ironía:
- ¡Y luego dicen que si chanelan los hombres! Y eso que el Coquinas es un vivo. ¡Los setenta años sí que saben más que los siete sabios de Grecia!

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Continuará…


BIBLIOGRAFÍA:

- Cuento “Amparo”. Reyes, Arturo. España, Revista de la Asociación Patriótica Española. Buenos Aires, 2- VII-1906.

sábado, 16 de agosto de 2014

D. ANGEL CAFFARENA SUCH Y LA LIBRERÍA ANTICUARIA EL GUADALHORCE.


Como ya os comenté el último día, hoy queremos publicar unos apuntes biográficos sobre D. Angel Caffarena Such y para ello utilizaremos la información que contiene en su página web, la Fundación Cultural Miguel Hernández, pues nos ha parecido muy interesante y completa. Esperamos que no les moleste que reproduzcamos parte del texto que tienen publicado ya que nuestra única finalidad es devolver a la actualidad a este ilustre malagueño.



D. Angel fue editor, poeta y académico de Bellas Artes de San Telmo, nació en Málaga en 1914. Era sobrino del famoso escritor  Emilio Prados Such, circunstancia que lo marcó profundamente.

Su pasión por los libros apareció a corta edad, y ya cuando estudiaba Bachillerato, pasaba muchos ratos de ocio en la imprenta  Sur, en la que se editaba la revista Litoral.

Estudió Filosofía y Letras en Madrid, y allí conoció a miembros de la Generación del 27, con los que su tío Emilio convivía en la Residencia de Estudiantes.

Durante la Guerra Civil fue alférez del Ejercito Nacional y estuvo presente en las famosas batallas del Ebro y del Jarama.

Tras la contienda, y debido a su trabajo como funcionario se trasladó a vivir a diferentes ciudades españolas, hasta que volvió a recalar en Málaga, donde junto con D. Manuel Agustín Heredia abren la Librería Anticuaria El Guadalhorce. Tras una primera época en la que vendían libros raros y curiosos que les daba pena vender, decidieron editarlos ellos mismos.

D. Angel realizó una labor titánica como editor de poesía al frente de la imprenta Dardo, publicando en sus esmerados libros la mayor parte de la poesía escrita en lengua castellana de la segunda mitad del siglo XX.

Comenzó aconsejado por su tío Emilio una serie de colecciones literarias, de escasísima tirada, unos 200 ejemplares, realizados de forma artesanal y numerados a mano, cuyo destino en muchas ocasiones eran la Biblioteca de Estados Unidos o la del Museo Británico. Patrocinados por él o pagados por sus autores, publicar en alguna de las colecciones que abrió Caffarena se convirtió en un lujo.

Es autor de “Antología de la Poesía Malagueña Contemporánea” (1960), “Por la senda del sueño” (1971), “Cosas de Alicante” (1972), y editor de colecciones, de las que podemos destacar bajo el sello de Librería Anticuaria El Guadalhorce, “Ediciones facsimilares de libros y documentos raros y curiosos”, “Cuadernos de María José”, “Cuadernos de María Cristina”, “Colección Litoral”, “Cuaderno de María Isabel”, Colección Almoraduj”, "Cuadernos del Sur", "Colección Emilio Prados" así como colecciones facsímiles, que acogieron a poetas muy importantes como Dámaso Alonso, Alberti, Prados, Altolaguirre, Lorca, etc

Caffarena fue considerado como el más destacado representante de una fértil y exquisita tradición impresora malagueña, donde han sobresalido nombres como los de Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Rafael Inglada, y muchos otros.

Mantuvo una estrecha amistad con Miguel Hernández y cuidó la memoria del poeta en las publicaciones que realizó  en su honor, al que llegó incluso a visitar cuando este se encontraba preso  en Alicante.

En 1963 fue nombrado Cronista Oficial de la Provincia de Málaga y Cronista Oficial de la Ciudad de Málaga.

También colaboró ese mismo año en el homenaje que la ciudad de Málaga ofrecía a mi bisabuelo Arturo en el primer centenario de su nacimiento, como él mejor sabía, editando un pequeño librito publicado por la Librería Anticuaria El Guadalhorce, y numerado a mano, en el que se recuperaron dos cuentos cortos: “¡Lo de siempre! y “Yo soy er Tano”, que hemos publicado recientemente en el blog.

Hoy ya no se lo puedo preguntar a mi padre pero seguramente mi abuelo Adolfo, hijo de Arturo, y el editor serían buenos amigos, y probablemente mi antepasado le aconsejaría y ayudaría en la realización de esta joyita malagueña.

El editor falleció en Málaga en 1998 a los 84 años de edad, y a su entierro acudieron una importante representación de personajes del mundo cultural y político.

Dicen de él: “Afable, fantasioso, culto, entusiasta, Caffarena fue un símbolo de una Málaga dada a la poesía entendida como lujo y entrega”.

En definitiva, un lujo para nuestra ciudad.

Continuará...


BIBLIOGRAFÍA:



- “Angel Caffarena, editor de poesía y poeta”. Periódico El País Edición impresa. Héctor Márquez. Madrid. 27 de febrero de 1998.

sábado, 9 de agosto de 2014

"¡LO DE SIEMPRE!" Y "YO SOY ER TANO". NOTA PREVIA POR ANGEL CAFFARENA SUCH (1963).


Hoy queremos mostraros parte del prólogo que D. Angel Caffarena Such escribió en un precioso librito, que él mismo editó en la famosa Librería Anticuaria El Guadalhorce, y en el que recuperó dos cuentos cortos de mi bisabuelo, “¡Lo de siempre!” y “Yo soy er Tano”, que habían sido publicados en la prensa de Buenos Aires a principios del siglo XX, y que hasta 1963 seguían siendo inéditos en nuestro país.

Esta joyita de la literatura popular malagueña, actualmente  descatalogada para el gran público, ha sido de nuevo rescatada, y por casualidades de la vida, esta vez será una bisnieta de Arturo, quién tenga el placer de realizarlo. Espero que D. Angel, desde dónde esté, me de su permiso para publicar de nuevo lo que él, con tanto cariño, editó.



Desde este humilde espacio queremos ofrecerle un merecido homenaje a este ilustre malagueño, por su incansable labor de recuperación y difusión de la cultura, y queremos devolverlo a la actualidad, mostrando como pensaba, como escribía y como amaba a su ciudad natal, Málaga.

El próximo día quisiéramos poder publicar su biografía, pues queremos que D. Angel nos acompañe y ocupe un lugar de honor en nuestro blog. Sirva ello  como agradecimiento por todo lo que hizo por recuperar la figura de mi bisabuelo Arturo.

Espero que os guste …

“Amablemente requerido por mi buen amigo Pepe Mercado, Secretario de la Casa de la Cultura de Málaga, para colaborar en el merecidísimo homenaje que con motivo del primer centenario de su nacimiento se rinde a nuestro insigne costumbrista Arturo Reyes, pensé que mi aportación no podía cifrarse en nada mejor, conforme a mi dedicación fervorosa, que la edición de un librito donde recogiere una mínima parte de su obra no publicada en España. Con ello creo interpretar no sólo mi propio sentir sino el de cuantos de una u otra forma colaboran en la labor de revalorización y difusión de nuestros valores históricos y literarios que, con la ayuda de Dios y el malagueñismo de todos, se ha impuesto la Librería Anticuaria El Guadalhorce a través de sus publicaciones.

Málaga es quizá la ciudad de más personalidad de nuestra patria. Poetas y escritores, desde siempre han cantado y contado sus excelencias, no faltando en su amplio panorama cultural las narraciones que nos hablan de esas antiguas costumbres constitutivas de lo que se ha dado en llamar pequeña historia: en realidad, la base sustentadora de la historia de un país.

Desde Vicente Espinel al gran Estébanez Calderón el género costumbrista ha sido, por español, uno de los que han encontrado más insignes cultivadores en las letras malagueñas. Arturo Reyes puede considerarse como maestro en él, por lo que nada más justo que este homenaje que hoy se le tributa.

Nuestro Ayuntamiento, a propuesta del teniente de Alcalde Delegado de Cultura, Sr. Chaneta, en sesión celebrada el día 13 de este mes, decidió honrar una de las calles malagueñas con su nombre y colocar una lápida en el 19 de la plaza de la Merced en que acabaron sus días. Valgan estas páginas como una sentida aportación al recuerdo del ilustre malagueño. (...)

                                            Angel Caffarena Such.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “¡Lo de Siempre!” y “Yo soy er Tano”. Homenaje a Arturo Reyes. Librería Anticuaria El Guadalhorce. Málaga 1963. Caffarena Such, Angel.

domingo, 3 de agosto de 2014

EL ESCRITOR COSTUMBRISTA MALAGUEÑO ARTURO REYES. CUENTO CORTO: "¡LO DE SIEMPRE!" (1906).


Tras un periodo de tiempo en el que diferentes ocupaciones no me han dejado tiempo ni lugar para poder escribir tranquilamente en este espacio que considero tan especial y tan íntimo, por fin podemos retomar de nuevo nuestro sendero, que como bien sabéis, es poder mostraros la vida y obra de dos escritores malagueños singulares, padre e hijo, Arturo y Adolfo, pues consideramos merecen ser conocidos y rescatados del olvido, al haber contribuido notablemente a la conservación y difusión de nuestras costumbres y tradiciones, nuestra habla y expresiones locales, nuestros restos históricos, etc.

Hoy quisiéramos daros a conocer el segundo de los cuentos que componen un pequeño librito que publicó D. Angel Caffarena Such, en la ya desaparecida Librería Anticuaria El Guadalhorce, y que se realizó en 1963 como homenaje a mi bisabuelo Arturo en el centenario de su nacimiento. El conocido editor malagueño escribió un sentido prólogo que deseamos publicar próximamente en el blog.



El cuento de hoy se titula “¡Lo de siempre!”. Espero que os guste esta historia tan malagueña, que se desarrolla en una barbería, en la que trabaja “Quitapenas”, un maestro en su profesión, además de un hombre con gran experiencia y sabiduría.

           
                      ¡LO DE SIEMPRE!

La escena representa una barbería, un portal entrelargo con tres altos sillones de caoba y viejos almohadones forrados de hule; frente a cada uno de los sillones, un espejo con marco también de caoba y un tablero de la misma madera cubierto de cachivaches y útiles del oficio; en el otro lado de la habitación una larguísima banqueta forrada de yute descolorido; en las paredes dos o tres anuncios de fiestas taurómacas y un trofeo con la cabeza de un gachó de Miura, un par de banderillas vírgenes y una montera en desuso; debajo del trofeo, colgado de una alcayata, un guitarro adornado en el mástil por una moña de colores.

Al empezar la acción aparecen, sentado en uno de los sillones con la cara ya  enjabonada, Pepe el Cuco y, junto a él, probándose la barbera en el pulpejo, el maestro Quitapenas.


ESCENA ÚNICA.

EL CUCO Y EL QUITAPENAS.

El Cuco.- ¡Mía tú, que no me escañones mucho, que aluego se me pone la cara que paese un mapamundi!

Quitapenas.- Eres tú er parroquiano más permazo y más dexigente … que hay bajo las estrellas.

Cuco.- Y tú el barbero más bruto que ha nacío de madre.

Quitapenas.- Como me güervas a faltar al rispeto te va a llegar la barbera a la perilla del ombligo.

Cuco.- ¡Hombre, por la Santísima Virgen, mía que vas a matar en flor toítas mis ilusiones!

Quitapenas.- (Cantando a media voz)

Ilusiones de viejos
son arvellanas.
¡Arvellanas que tóas
nos salen vanas!

Cuco.- ¿Eso de viejo es por mí o por tu difunto padre que Dios tenga en su Santísima Gloria?

Quitapenas.- ¿Por ti?, ¡chavó, cualisquier día! ¿Viejo tú y entoavía tiées el perfil más fresco que una escarola?

Cuco.- Pos mía, tú, otros tiéen la piel peor que yo, pero que mucho peor.

Quitapenas.- ¡Vaya! … las pintarrojas, pongo por caso.

Cuco.- ¡Las pinta-tiros que te peguen con balas pun pun y con pórvora sin humo!

Quitapenas.- ¡U te callas u te mondo!

Cuco.- ¡Pero es que no tengo yo la piel fresca, por vía é la Malena! ¿Pos no tengo yo ahora mismito un espejo elante que me dice que entoavía estoy una miajita de recibo, pero que una miajita y una miajita más?

Quitapenas.- Es que mis espejos pa beneficiarme a mí, engañan a mis parroquianos; lo mismo que le pasa á la Curra contigo, pongo por caso.

Cuco.-  (Incorporándose bruscamente y amenazando con la mirada al barbero y con voz amenazadora)  ¿A la Curra conmigo? ¿qué es lo que tú estás diciendo de la Curra? ¿Que a mí la Curra me engaña?

Quitapenas.- Pero es que tú te has creído que la Curra está prendá de tu persona?

Cuco.- Hombre, lo que yo creo es que te voy a dar una puñalá que te va a parecer un ataque a la bayoneta.

Quitapenas.-  (Encogiéndose de hombros)  ¿No sería mejor que me pagaras la iguala?

Cuco.- Pero ¿por qué has dicho tú eso de la Curra, vamos a ver, porqué lo has dicho?

Quitapenas.- ¡Toma! porque eso que he dicho es tan verdá como el Evangelio de la misa … Pero, hombre, asosiégate, mira que no voy a poder arrematar mi faena.

Cuco.- Antes de na, lo que yo necesito es que me pruebes eso que acabas de dicir.

Quitapenas.- Por algo digo yo a tó el que quiere oírme que si tú no estás medio tonto, es porque estás tonto de remate. Mira, Pepe, fíjate bien en lo que te voy a dicir: tu tiées cincuenta y dos años.

Cuco.- Cincuenta y uno y cinco meses y catorce días.

Quitapenas.-  Güeno, cincuenta y uno y cinco meses y catorce días que parecen sesenta mil por aquello de que el que mucho corre pronto se cansa, y sá menester que no te orvíes que tiées una panza que parece un miriñaque, que las patas e gallo te llegan al cogote, que cuando te da la tos alborotas el distrito, y escupes más que una regaéra, que te güele el aliento a vitriolo manque te purgues tres veces en semana, y que además de to eso, estás quebrao de dambas ingles y que …

Cuco.-  (Interrumpiéndolo con profunda ira) Güeno, ¿y a qué viée to eso, vamos a ver?, ¿a qué viene eso de las ingles y del vitriolo?

Quitapenas.- Pos eso viene a probarte que se necesita estar más loco que una yegua pa jacer lo que tú has hecho, u sea, coger la mejor moza del barrio, una gachí que enciende la yesca con los ojos y emborracha con el jálito, y llevártela á tu cubril y poner en ella tus cinco sentíos y creerte que esa gachí no se le arrebotará el estomago ca vez que tú la beses en la boca o manque no seas más que en las inmediaciones.

Cuco.-  Pos qué querías tú, ¿que me hubiera llevao a mi cubril al cura de la parroquia, u a Jabones u a Paco el Talabartero?

Quitapenas.-  Hombre, mismamente al cura no, ni el Jabones tampoco …, pero …

Cuco.-  Déjate de peros, guasón, que tiées siempre gusto en amargarme el afeitao.

Quitapenas.-  Porque te quiero bien, porque te conozco y soy amigo tuyo desde que andábamos a gata, porque me duele pensar que pudiera llegar un día en que … ¡si Torrijos murió fusilado! (Canturreando).

Cuco.-  ¿Te quiées callar? ¡Que na más que de pensarlo, me brinca de rabia er corazón en er pecho!.

Quitapenas.- Si yo no digo que pase na, pero la Curra es más bonita que er sol que reluce, la Curra tiée veinte y cuatro años, la Curra…

Cuco.- (Con energía)  La Curra es prima hermana de Santa Teresa de Jesús, por lo güena que es; la Curra me ha tomao a mí apego y voluntá; la Curra no ve más que por mis ojos; la Curra no pisa la calle, ni se asoma al balcón, ni parpaguéa tan siquiera sin mi premiso, y en mi casa no entra nadie sin que yo le ponga el visto bueno y sin que lo registre, y sin que …

Quitapenas.- ¡Hombre, alguien entrará manque no sea más que en tarjetas postales!

Cuco.-  ¡Sí, ya lo creo que entran!  El Virona, que es tío suyo por parte de madre y que jace ya una eterniá que no sabe lo que es roer un coscorrón,  y el Pinsapo que es pariente suyo por parte de su madre tamién, y que anda dándole coba a los cuatro duros de años,  y el Golondrino, su maestro de guitarra, un probetico que no mira por si ofende y al cual ella no puée ver ni en pintura; no te diré más sino que ella no jace más que dicirme que sá menester que se vaya y que le busque otro, porque con ese entoavía no ha aprendío ni a rasguear las murcianas tan siquiera y además porque de antipático que le es le agria siempre la comida.

Quitapenas.-  ¿Y por qué no le pones otro maestro que la enseñe mejor y que no le sea tan antipático y que no le agrie los alimentos?

Cuco.-  (Levantándose ya afeitado) Porque por algo he vivío yo lo que he vivío, por aquello que dice la copla:

que mos enseñan los años
mucho más que los dortores,

conque me voy … Adiós Quitapenas, y no seas mal pensáo, hombre; y me alegro de verte güeno.
Quitapenas.- (Mirándolo salir con sonrisa y mirada irónicas y canturreando con acento irónico):

Lepe, Lepijo y su hijo
eran los tres tres tunantes,
y a los tres se los pegaba
una tonta de remate.

Arturo Reyes.

(Cuento publicado el 9 de mayo de 1906).

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

- “ ¡Lo de siempre! y Yo soy er Tano”. Homenaje a Arturo Reyes. Hijo predilecto de Málaga (1863 – 1963). Librería Anticuaria El Guadalhorce Málaga 1963.

Este librito se acabó de estampar en la Imprenta Sur, posteriormente Dardo, de Málaga, en la fecha del primer centenario del nacimiento de Arturo Reyes, 29 de septiembre del año de gracia de 1963.  Nota previa, bibliografía y edición de Angel Caffarena Such.