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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

domingo, 11 de diciembre de 2016

RELACIÓN DEL ESCRITOR COSTUMBRISTA MALAGUEÑO ARTURO REYES CON LA CIUDAD DE BARCELONA.

Barcelona  es un lugar que siempre me ha cautivado porque allí siempre puedes sentirte sorprendida agradablemente con sus monumentos, sus rincones, sus edificios, sus gentes. En cierto modo me recuerda bastante a la ciudad de Málaga.

Hoy os quiero hablar de la relación que unió a mi bisabuelo Arturo con la ciudad condal, y cómo también estos acontecimientos me han influido a mi.

La madre de Arturo, cuando éste contaba dos años, huyó a Barcelona con su hijo primogénito –Adelardo-. No conocemos exactamente la causa por la que mi tatarabuela Josefa se fue de Málaga, dejando tras de sí a varios hijos de muy corta edad. Yo siempre he imaginado, que ella se marchó escapando de su marido, quién quizás por su inestabilidad emocional, no era la persona más adecuada con la que compartir su vida. La situación tuvo que ser muy extrema para que tomara aquella decisión tan dura y terrible.

Mi tatarabuela tuvo que sufrir mucho, al dejar a sus retoños con aquel progenitor, quién a pesar de ser un personaje con una biografía bastante interesante,  no era la persona más idónea para educar y hacerse cargo de sus hijos.

Tras estudiar el catedrático de Literatura, D. Cristóbal Cuevas, la biografía de mi bisabuelo, no encontró ninguna mención de Arturo a su madre, ni en sus obras ni en sus cartas. Probablemente su padre nunca les habló de ella o quizás le contó “su propia versión de los hechos”.

Pero mi bisabuelo sí se carteaba con su hermano mayor, Adelardo, al que creo que no conoció personalmente, y al que llamaba “primo”. Adelardo es un personaje digno de mención porque también había heredado, como su hermano Arturo, grandes dotes artísticas. Era muy innovador, creativo, y además escribía libros, como el titulado La casa de las pulgas  bajo el seudónimo de “Abel King”.


Recuerdo cuando mi añorado padre me hablaba con tanto entusiasmo de sus primos de Barcelona: Pedro, Fernando y Mª Teresa. La figura que cohesionó a la familia Reyes de Málaga con la familia de Barcelona, fue mi abuelo Adolfo, quien además de mantener relación epistolar con su tío Adelardo, viajó a Barcelona tanto para realizar investigaciones en las famosas bibliotecas que allí se encontraban como también para reunirse con su familia.

Pues bien, a mi me interesaba seguir con esta relación, y cuando hace unos años pasé con mi marido y mis hijos unos días de vacaciones allí, conocí al único primo de mi padre que aún quedaba vivo. Se llamaba Pedro, un señor muy simpático, dicharachero, también muy creativo, y con grandes dotes para la fotografía. Él, para desgracia de tod@s sus familiares, nos dejó en abril pasado.



Creía yo que el lazo que me unía con Barcelona se había disipado, pero tenía la suerte de tener en Facebook a una sobrina suya y prima mía.

Hace aproximadamente tres semanas viajé a Barcelona con mi hija, y tuve el placer de conocer a mis familiares. Me encantó la velada que pasamos juntos, y el cariño con que nos acogieron. Y es por ello, que quiero dedicarles a tod@s ell@s (Vicki, Ferrán, Javier, Albert, Bernart, Julia y Bru) el gesto tan bonito que tuvieron, al venir a conocernos. Pasamos unos momentos inolvidables, de los que surgió una bonita amistad, que espero sea duradera.


 Hoy quiero dedicarles la poesía que mi bisabuelo Arturo escribió pensando en su hermano mayor Adelardo.

                                            RUINAS

  A ADELARDO REYES.

Esta vieja mansión triste y desnuda
que albergó los sueños de mi infancia
tan solo para mí no queda muda.

Ni el tiempo, ni el dolor, ni la distancia,
lograron disipar en mi memoria
de su grato recuerdo la fragancia.

Aquí, soñé con alcanzar la gloria,
¡sol esplendente que jamás declina,
más de luz para mí siempre ilusoria!.

Aquí al calor de mi ilusión pristina,
jamás adivinó mi pensamiento
el valladar donde el placer termina;

Aquí siempre vi azul mi firmamento
aquí la dicha me halagó un instante
y la esperanza me arrulló un momento.

Aquí, al abrigo de regazo amante,
ver creyó el alma, de entusiasmo henchida,
próximo el bien y la maldad distante;

Aquí, por sus quimeras remecida,
entre puras auroras irisadas
anegándose en sol miró la vida.

Aquí nunca rodó en las emboscadas
donde el mal la aprisiona entre sus lazos
para en ella asestar sus estocadas.

Ni vió, cabe la nave hecha pedazos,
cómo la humanidad contempla esquiva
al que le tiende al naufragar los brazos.
.   .   .    .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .

¡Salve, de la vejez pobre cautiva
de faz rugosa y corazón desierto,
que en mí el recuerdo de la infancia aviva!

Hoy torno a ti como bajel que al puerto
torna sin velas, el timón pedido,
roto, y sin jarcia y con el casco abierto.

¡Salve, ruinoso hogar, mi hogar querido,
que aun el aroma de ayer perfuma,
como a las breñas el rosal florido!.

¡Cómo a través de transparente bruma
siempre te recordé!, como un ensueño
que ni aun el tiempo en su labor esfuma.

¡Salve! memoria de mi ayer risueño,
que de ayer con la luz aun iluminas
la negra noche del que fué tu dueño!


¡Salve, tosco nidal de golondrinas!
¡cuán idéntica ha sido nuestra suerte!
¡yo en mi pecho, cual tú, llevo la muerte,
y cual tú el corazón tengo en ruinas!.

                                          Arturo Reyes.
(Desde el surco, 1896)

BIBLIOGRAFÍA:

- “Desde el surco”. Reyes, Arturo. Librería Fernando Fé. Madrid, 1896.