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lunes, 31 de enero de 2011

LA ACADEMIA DE DECLAMACIÓN, MÚSICA Y BUENAS LETRAS DE MÁLAGA - 7ª PARTE

No quiero finalizar el estudio que estamos realizando sobre la Academia de Declamación todavía porque deseo informaros más ampliamente, sobre el centro ya que aún quedan anécdotas y personajes que no quiero dejar en el olvido y es por ello que seguimos nuestro viaje…

Habría que distinguir en el largo recorrido de la Academia dos etapas escindidas por el auge de la Cinematografía. Una primera  época repleta de frutos de la que ya hemos hablado anteriormente  y una segunda etapa, en que la Academia luchó contra el ambiente de indiferencia que rodeaba todo con lo que el teatro se relacionaba. No se podía despertar ni mantener la afición de los muchachos malagueños facultados para la escena, si apenas tenían ocasión de ver teatro si no era en las grandes capitales.

Fue una desgracia que la mayoría de los alumnos de esos últimos años vinieran atraídos por el cine, único arte escénico que conocían, hecho que la Academia tuvo que asumir como inevitable.
Los profesores pensaron que esto sería una cosa pasajera pero no fue así. Con la preponderancia del arte cinematográfico y la decadencia del género dramático comenzaron a carecer de ambiente los estudios teatrales, anulando o desviando la afición de los que tenían aptitudes para emprenderlos.

La Academia quería seguir manteniendo el interés y la ilusión de sus alumnos por el Teatro lo que les obligaba a un esfuerzo insistente convirtiendo la enseñanza en una especie de captación. Aún existía un hálito de esperanza pensando que esta decadencia  solo sería pasajera y que autores inteligentes crearían un público cultivado que educara y arrastrara a la masa popular. Pero todo ello era un sueño que se acababa…

Quisiera hacer un poco de justicia a la “Real Academia de Declamación, Música y Buenas Letras” así como a sus profesores y alumnos. No podemos dejar en el tintero a figuras como las de poeta Narciso Díaz de Escovar, los actores José Ruiz Borrego y Domingo de Mendoza, los pintores Joaquín Martínez de la Vega y Joaquín Verdugo Landi, los escritores Arturo Reyes y su hijo Adolfo, el periodista José Carlos Bruna, y muchos otros. Ni tampoco a alumnos. El periodista, dramaturgo y poeta Joaquín Dicenta, al ocuparse de la Academia, manifestó que “de ella habían salido grandes actores, destacando entre sus muchos alumnos distinguidos a cuatro principales: Rosario Pino, Teresa Santiago, José Tallaví y por encima de todos a Emilio Thuiller”.

No quisiera olvidar a ninguno, y me gustaría que todos fueran conocidos y reconocidos por el pueblo malagueño como lo que fueron, grandes intelectuales y artistas, que dieron su vida por Málaga y la cultura, y a los que no se les ha reconocido el mérito que tuvieron en su época.

Sirvan para ellos estas palabras de agradecimiento por su labor incansable y altruista, con la esperanza de que alguna vez se haga justicia con ellos…

Continuará…

BIBLIOGRAFIA:
-  “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación.  La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP -  1ª  Edición : Marzo 2008.
-  “Un enfoque humano del andalucismo literario. Arturo Reyes. Su vida y su obra”. Tomo 1. Cristóbal Cuevas García. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. 1974.
-   “Diccionario de escritores de Málaga y su provincia”. Cristóbal Cuevas García. Editorial Castalia.2002.
- Archivo ART (Archivo Arturo y Adolfo Reyes).


sábado, 29 de enero de 2011

LA ACADEMIA DE DECLAMACIÓN, MÚSICA Y BUENAS LETRAS DE MÁLAGA - 6ª PARTE

No quiero alargarme mucho con la vida de la Academia pero sesenta años de existencia dan para mucho, y es importante que os cuente lo más posible sobre esta institución ya que son muchas las anécdotas interesantes y quiero que no os las perdáis… 
Para ello vamos a contar como siempre con la colaboración de D. Miguel Ruiz Borrego y su libro sobre la Academia así como con D. Cristóbal Cuevas, y su libro sobre Arturo Reyes.

A lo largo de sus muchos años de existencia la Academia de Declamación fue un foco nada despreciable de cultura y un semillero de actores que llegó a entusiasmar al periodista valenciano Ricardo Camilleri hasta hacerle escribir: “ Esta Academia pudiéramos decir que es la Universidad del Teatro (…), que cuantos en ella ingresan podrán o no servir para la escena pero seguramente servirán a la humanidad puesto que de allí salen perfectamente instruidos”.

A pesar de su modestia fue una institución que ha contado como días de gloria los triunfos de sus mejores alumnos. En una crónica publicada por “Nuevo Mundo”, se decía “las clases de declamación están a cargo del señor Ruiz Borrego que con justicia se enorgullece de haber sido maestro de Rosario Pino, Concha Constán, las hermanas Gambardella, Luisa Morilla, Celia Ortiz, Carolina López, Mercedes Díaz, Rosario G. Toscano, Adela López, Julia Santero, Ana Adamuz, María Quesada, Paco Galán, Pepe Santiago, Antonio Lagos, Enrique Navas, Pepe Rivero, el malogrado Pepe Herrero, Emilio y Rafael Díaz, Jenaro Guillot, y de algunos centenares de artistas afamados”.

Especialmente Rosario Pino y Ana Adamuz, fueron actrices que alcanzaron en la escena española gran renombre, así como los actores Pepe Santiago y Emilio y Rafael Díaz.  Hoy todos ellos están prácticamente olvidados.

 Han pertenecido también a ella profesionales como Adela Garzón, Amalia Sánchez, Rufina Toscano, Teresa Santiago, Lolita Torres, Rita López, Carmen Díaz, Concepción Ruiz, Eulalia Sánchez, Isabel Zurita, Ana Delgado, Carmen Cobeñas, Julia Rubio, Luisa Sené, Josefa y Carmen Calmarino, Carmen Guerrero, María Baquera, Antonia Rodriguez, Enriqueta Sánchez, Rafaela Nieves, Edelmira Guerrero, Carmen Moreno, Pura Guerra, Concepción Ruiz, Ana María Paccini, Julia, Ana Sánchez, Margarita Díaz, Enriqueta García, Victoria Canela, María López, Carmen Ramírez, Rita López, Carlota Rodríguez, María Segura, Florentina Montosa, y también actores como José Tallaví, Miguel Martín, Eladio Segovia, Emilio Caracuel, Antonio Alcaide José Arias, José Barranco, Alfredo Herrero, Antonio Calero, N. Porredón, Félix Ramos, José Hortelano, José Rivero, Rafael Sárraga,  Ildelfonso Herrera, Enrique Herrera, Eduardo Esteban, Luis Martínez Tovar, Jenaro Guillot, José Aldana, Rafael Torres,  Manuel Chamizo, José Gámez, Antonio Molina,  León Román, Paco Díaz Pascual, Isidoro Morillas, González Marín, etc.

Todos ellos son suficientes argumentos que avalan la trayectoria de la Academia. Fueron para ella días gloriosos con los triunfos de sus discípulos.

Continuará…


BIBLIOGRAFIA:





-“Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación.  La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP -  1ª  Edición : Marzo 2008.
- “Un enfoque humano del andalucismo literario. Arturo Reyes. Su vida y su obra”. Tomo 1. Cristóbal Cuevas García. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. 1974.
- “Diccionario de escritores de Málaga y su provincia”. Cristóbal Cuevas García. Editorial Castalia. 2002.
- Archivo ART (Archivo Arturo y Adolfo Reyes).



-      




jueves, 27 de enero de 2011

LA ACADEMIA DE DECLAMACIÓN, MÚSICA Y BUENAS LETRAS DE MÁLAGA - 5ª PARTE

Pues bien la historia de la Academia de Declamación continúa…

Seguimos contando con la colaboración del libro publicado por D. Miguel Ruiz Borrego sobre la Academia para poder documentarnos sobre ella…

El día 3 de mayo de 1935 falleció D. Narciso Díaz de Escovar,  cofundador de la Academia. Con su irreparable pérdida tuvieron que  hacerse cargo de la institución su sobrino D. Joaquín Díaz Serrano y especialmente mi abuelo Adolfo. Ambos quisieron continuar la obra comenzada por sus antepasados pero los tiempos no fueron nada favorables para ellos tanto por el comienzo de la Guerra Civil como la falta de entendimiento entre ambos.

A principios de los años 40, la Academia seguía bajo la dirección de  mi abuelo Adolfo y D. Joaquín Díaz Serrano en la calle Eduardo Ocón nº 11- 13, donde contaban con un salón con un pequeño escenario donde también se celebraban veladas de prácticas escénicas, a las que invitaban a algunos de los socios protectores para que pudieran apreciar personalmente la labor que allí se hacía. La Diputación les cedió un local en calle Jinetes para representaciones escénicas.

La Academia, en sus momentos finales, se trasladó a la calle Barroso7 – piso 1º, donde residían mis abuelos con sus cinco churumbeles, manteniendo allí su ubicación hasta el final. Eran los momentos finales y la desaparición del centro era inevitable. Por un lado, mi abuelo Adolfo, principal impulsor del centro en aquella época, cargado de años y con serios problemas de salud (asma y ceguera casi total), estaba impedido para seguir con su labor en la Academia y por otro, se creó una escuela de rango superior en nuestra ciudad.

Los hijos de D. Adolfo evocaban como en su infancia presenciaban las clases sentados en “aquellos queridos bancos de madera” y como ellos mismos mecanografiaban textos para posteriormente venderlos a los estudiantes y así poder mantener la institución.

Mi abuelo Adolfo tuvo el enorme mérito y una fe inquebrantable para seguir la tradición de la Academia, en los años difíciles de  la posguerra española, y cuando ya de por sí, era una titánica tarea sobrevivir la de una familia con cinco hijos estudiando, mantener sus inquietudes culturales redoblan su hidalguía.

Queda constancia de la Academia hasta el año 1947 con un documento mecanografiado consistente en una “Memoria” de los sesenta años de vida del centro, realizado por su presidente D. Adolfo Reyes. Este documento se encuentra en el archivo de la familia.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:
BIBLIOGRAFIA:

-  “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación.  La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP -  1ª  Edición : Marzo 2008.
-  “Un enfoque humano del andalucismo literario. Arturo Reyes. Su vida y su obra”. Tomo 1. Cristóbal Cuevas García. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. 1974.
-   “Diccionario de escritores de Málaga y su provincia”. Cristóbal Cuevas García. Editorial Castalia. 2002.
- Archivo ART (Archivo Arturo y Adolfo Reyes).





miércoles, 26 de enero de 2011

LA ACADEMIA DE DECLAMACIÓN, MÚSICA Y BUENAS LETRAS DE MÁLAGA - 4ª PARTE

Como decíamos hace unos días la Academia de Declamación, Música y Buenas Letras tuvo dos pérdidas irremplazables, la muerte de Arturo Reyes en 1913 y la de  Ruiz Borrego en 1920. Según refiere D. Miguel en su libro sobre la Academia, “quedó como Director Fundador, el Sr. Díaz de Escovar, quién a pesar de ser escritor y haber producido múltiples obras teatrales y monólogos para actrices y actores, no era muy ducho en asuntos escénicos. La plantilla de docentes fue variando con el tiempo,  con la incorporación de otras personas al claustro de profesores entre los que se encontraba entre otros, mi abuelo Adolfo. En esa época las cosas ya no eran lo mismo para la Academia y la labor que se desarrollaba en el centro no era la de otras épocas”.

No obstante el Sr. Díaz  de Escovar, ayudado por su sobrino Joaquín Díaz Serrano y por mi abuelo Adolfo, trataron de seguir adelante.

En el libro el Sr. Ruiz Borrego indica que “con la proclamación en España de la II República en 1931 el centro ya no volvió a ostentar el título de Real, ni a usar el escudo monárquico y volvió a llamarse como antes, simplemente Academia Provincial de Declamación, Música y Buenas Letras de Málaga. No sólo perdió el título sino la ayuda económica que recibía de la Casa Real, así que el nuevo régimen no favoreció, con su advenimiento, la situación de la institución”.

Las veladas teatrales siguieron celebrándose y se tiene conocimiento por la prensa del 17 de abril de 1934 que la Academia el día antes había celebrado una pequeña velada en su reducido teatro y felicitaban tanto al fundador D. Narciso Díaz de Escovar como a los alumnos y a los profesores del centro por su esfuerzo por mantener la institución a toda costa, a pesar de los pocos medios con los que contaban.

Continuará…



BIBLIOGRAFIA:

- “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación.  La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP -  1ª  Edición : Marzo 2008.
-  “Un enfoque humano del andalucismo literario. Arturo Reyes. Su vida y su obra”. Tomo 1. Cristóbal Cuevas García. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. 1974.
- “Diccionario de escritores de Málaga y su provincia”. Cristóbal Cuevas García. Editorial Castalia. 2002.
- Archivo ART (Archivo Arturo y Adolfo Reyes).



lunes, 24 de enero de 2011

LA ACADEMIA DE DECLAMACIÓN, MÚSICA Y BUENAS LETRAS DE MÁLAGA - 3ª PARTE

Continúo escribiendo hoy sobre la Academia de Declamación porque quiero que sigáis conociendo anécdotas sobre dicha institución y sobre mi bisabuelo Arturo.

Para ello seguiremos contando con la colaboración del Sr. Ruiz Borrego, gran conocedor de la Academia a través del estudio que realizó sobre su tío-abuelo, el actor malagueño José Ruiz Borrego, uno de los fundadores de la Academia. 

Según dicho señor refiere: “El día 17 de junio de 1913 falleció el ilustre poeta Arturo Reyes que desde los primeros tiempos había sido un gran colaborador de Ruiz Borrego y Díaz de Escovar. Fue profesor y secretario de la Academia”.

Según cuenta su hijo Adolfo,  “D. Arturo Reyes gustaba pasar sus horas en lugares de serenidad humilde y tras referirse al jardín que D. Narciso Díaz de Escovar tenía en la calle Los Negros, calle de la gitanería, también existía otro lugar donde pasó sus horas cotidianamente durante muchos años, la Academia.”


Nota: En esta fotografía podemos observar la casa donde vivieron los ilustre malagueños D. Narciso y D. Joaquín Díaz de Escovar, junto al Teatro Cervantes. El Ayuntamiento honró sus memorias colocando una placa que los recuerda...









Resulta sorprendente pensar que un hombre que pasaba por las penurias económicas de Arturo llevara su idealismo a pagar para sostenerla y por dar clases en la misma.

El 18 de diciembre de 1912, ya enfermo, D. Arturo ruega en una nota manuscrita a sus íntimos amigos y compañeros, Díaz de Escovar y Borrego, que lo sustituyan en la docencia por su hijo Adolfo. El documento se encuentra en el archivo.


Es de reseñar que fue la amistad que unía a D. Arturo Reyes y a D. Ángel Delgado lo que motivó que el poeta  recomendara a la hija de su amigo, la señorita Anita Delgado y Briones-  para que ingresara en la Academia.


Con posterioridad Anita Delgado, alumna de la escuela, llegó a  convertirse en la soberana de un estado de la India, ostentando el título de Marahaní de Kapurtala. Nunca se olvidó de su tierra e incluso durante bastante tiempo mantuvo correspondencia con sus antiguos y queridos profesores.






Nota: En esta fotografía podemos ver a Anita Delgado y a su hermana Victoria. Las dos actuaban juntas con el nombre artístico de las "Hermanas Camelias" en el Frontón Kursaal y allí fue donde la malagueña conoció al Marahaní de Kapurthala y comenzó una soñada aventura, digna del libro de "Las Mil y una noches".


En 1920 también falleció otra figura destacada de la Academia, uno de sus fundadores, D. José Ruiz- Borrego y Vílchez, actor local de apreciables cualidades que consagró su vida al teatro y a la enseñanza de las artes escénicas.

“Tanto Borrego como Reyes habían sido siempre figuras imprescindibles para la institución y serían difíciles de reemplazar en la Academia”.

Continuará…




BIBLIOGRAFIA:
-  “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación.  La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP -  1ª  Edición : Marzo 2008.

-  “Un enfoque humano del andalucismo literario. Arturo Reyes. Su vida y su obra”. Tomo 1. Cristóbal Cuevas García. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. 1974.
-   “Diccionario de escritores de Málaga y su provincia”. Cristóbal Cuevas García. Editorial Castalia. 2002.
- Archivo ART (Archivo Arturo y Adolfo Reyes).




viernes, 21 de enero de 2011

LA ACADEMIA DE DECLAMACIÓN, MÚSICA Y BUENAS LETRAS DE MÁLAGA - 2ª PARTE

Creo que hoy debo de seguir hablando sobre la Academia de Declamación, Música y Buenas Letras de Málaga, ya que fue un importantísimo centro cultural en nuestra ciudad que sirvió de modelo a las que posteriormente se crearon en otras provincias y que quiero que conozcáis en profundidad ya que tanto mi bisabuelo Arturo como mi abuelo Adolfo trabajaron incansablemente para su perduración.

Debo presentaros en primer lugar a un señor muy interesante, el historiador D. Miguel Ruiz Borrego, hasta hace poco tiempo archivero del Casino de Madrid, quien en marzo del 2.008 publicó una magnífica obra sobre la Academia de Declamación que recomiendo a todos los interesados por la historia de nuestra ciudad y cuyo título reseñaré al final en la bibliografía.
  
Un día, buscando en internet información sobre la Academia, encontré únicamente su enlace.  Contacté con D. Miguel y en la primavera del 2010 viajé a Madrid donde lo conocí. Tuve el privilegio de que me enseñara el casino y me mostrara todas  las obras de arte que contiene el inmueble de calle Alcalá. Desde ese momento nos une una relación de amistad basada en el “amor que ambos sentimos por la Academia”.

Según refiere el profesor Cristobal Cuevas, en su libro sobre Arturo Reyes, “el centro llevó una vida humilde aunque digna, cambiando frecuentemente de emplazamientos, en pisos baratos situados en callejuelas secundarias y silenciosas, en modestos locales que resultaban reducidos por el número de asistentes”.








Esta foto nos muestra el primer enclave que sirvió de ubicación a la Academia de Declamación de Málaga. Todavía se conserva el inmueble en calle Beatas, 17.

Refiere el Sr. Ruiz Borrego en su libro que, “se instalaron primero en la calle de Beatas nº 17, en un local que ocupaba la Sociedad Lope de Vega, cuyo Presidente allanó todas las dificultades que hubo y buscó todo el mobiliario necesario”. Se abrió la matrícula y pasaron de 200 las inscripciones. La apertura se hizo con toda solemnidad. No faltó el ofrecimiento del apoyo de las autoridades locales y provinciales y el Sr. Obispo de Málaga bendijo el local y a profesores y alumnos. A los dos meses ya los alumnos se atrevieron a celebrar en el malagueño Teatro Principal una representación de diferentes obras”.

Más tarde refiere D. Miguel: “Al ser disuelta la Sociedad Lope de Vega se vieron obligados los directores a irse a otro local, en la calle Atarazanas, siendo ofrecido éste por el Círculo Mercantil. Gracias a eso la Academia no tuvo que ser clausurada. Al mudarse el Círculo Mercantil a la calle de Larios, pasó la Academia al Colegio Español, (calle Beatas nº 25), cuyo director, D. Manuel Guerrero,  dio toda clase de facilidades para el funcionamiento de la institución. 


En el salón del piso  principal se instaló un bonito teatro y se dispuso de un lujoso alumbrado, pintándose varias decoraciones que se consideraron indispensables para su buen funcionamiento. (…) En el verano de 1903 un lamentable accidente destruyó el Colegio Español y entre las ruinas quedó el bonito escenario de los discípulos de la Academia. No obstante los alumnos reanudaron sus clases y demostraron sus cualidades en diversas veladas que se celebraron en los teatros Principal y Cervantes”.

“En 1901 los ilustres artistas María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza visitaron las clases y sacaron una impresión muy favorable. Tanto fue así, que se propusieron ayudar a la Academia con todas sus fuerzas. Gracias a su generosa ayuda pudo alquilarse un nuevo local en el Pasaje de Mitjana nº 1, piso bajo, que meses después se amplió con el de la casa número tres del mismo pasaje”.








Nota: La foto superior nos muestra a los alumnos y alumnas de la Academia de Declamación, en una fiesta celebrada en honor de sus socios protectores María Guerrero, Domingo de Mendoza y Emilio Thuiller.


“Al ocurrir este hecho que tanto favorecía a la Academia se iniciaron importantes reformas muy útiles, pues se  establecieron nuevas clases, se formó una biblioteca y se creó un museo de objetos arqueológicos o curiosos, gracias a los donativos de profesores y de algunos socios protectores. 


Los principales organizadores fueron D. Narciso Díaz de Escovar y el poeta Arturo Reyes, gran colaborador de los fundadores desde sus comienzos”. Las donaciones realizadas al museo consistían en libros de interés, antigüedades o envío de memorias sobre los movimientos literarios y los descubrimientos arqueológicos de la época.

En un artículo del Diario Sur publicado en 1991, y titulado “Antigua Academia de Declamación”, se escribe: “En el modesto local se ha formado un notable museo, de que Málaga carecía, y una biblioteca que va a tomar carácter de pública.”

Según el Sr. Ruiz Borrego “las veladas de exámenes se celebraban en el pequeño teatro de la Academia pero, ante la expectación que despertaban y el éxito que obtenían, se celebraron habitualmente en el magnífico Teatro Cervantes que revestía mayor solemnidad y permitía una mayor concurrencia”. 










Las veladas estuvieron siempre abarrotadas de un público  que quedaba siempre muy satisfecho destacándose la magnífica labor de profesores y alumnos de la Academia malagueña que tan brillante éxito tenían en los distintos periódicos de la época. 


Se recoge en una nota periodística que “con un lleno completo, viendo en palcos y butacas a muchas distinguidas familias de esta capital, se celebró el domingo pasado por la noche en el Teatro Cervantes la velada anual de exámenes de los alumnos de la Real Academia de Declamación, de la que son infatigables directores don José Ruiz Borrego y don Narciso Díaz de Escovar, quienes fueron felicitadísimos por el admirable resultado de la referida velada. “

La Academia no sólo representaba funciones en la ciudad de Málaga, sino que algunas veces salían de gira artística a lugares de la provincia para que el público de la provincia disfrutara de sus actuaciones. Con frecuencia actuaban en el Teatro de Torremolinos y también acudían a otras localidades más alejadas como Antequera o Mijas utilizando como medio de transporte burros o modestos carros que atravesaban tortuosos y polvorientos caminos de tierra.

Indica D. Miguel Ruiz Borrego que “En 1903 visitó Málaga el joven rey Alfonso XIII y la Academia colaboró en las fiestas que hicieron en honor del monarca. También participó en la celebración del IV centenario de la gran obra “ Don Quijote de la Mancha”.

En el curso 1908-09 el centro contaba con 86 alumnas y 79 alumnos. También en 1908 se creó  una “Sección Poética” compuesta exclusivamente de Poetas Españoles en la que se refundió la antigua Unión Literaria con el fin de afianzar los lazos de compañerismo entre los que cultivaban la poesía, fomentaban la afición a las juntas literarias y renovaban las antiguas tradiciones poéticas, solicitando además indicaciones sobre los poetas, hijos o residentes del lugar y sus domicilios de residencia...


Continuará la próxima semana...


BIBLIOGRAFIA:

-       “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación.  La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP -  1ª  Edición : Marzo 2008.


-       “Un enfoque humano del andalucismo literario. Arturo Reyes. Su vida y su obra”. Tomo 1. Cristóbal Cuevas García. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. 1974.


   "Diccionario de escritores de Málaga". Cristobal Cuevas García. Editorial Castalia. 2002.
-       
-       Archivo ART (Archivo Arturo y Adolfo Reyes).



jueves, 20 de enero de 2011

LA ACADEMIA DE DECLAMACIÓN, MÚSICA Y BUENAS LETRAS DE MÁLAGA - 1ª PARTE

Para escribir sobre la Academia de Declamación, Música y Buenas Letras de Málaga, gloriosa institución malagueña, voy a remitirme a varias personas que estudiaron su historia: D. Miguel Ruiz Borrego, encargado del archivo del Casino de Madrid, D. Cristóbal Cuevas García, catedrático de la Universidad de Málaga y a D. José Carlos Reyes, nieto de Arturo Reyes así como a diferentes documentos del archivo, de todos los cuales apuntaré al final la bibliografía por si a alguien interesa...


“El Teatro fue un elemento educativo primordial hasta ya avanzado el siglo XX  en España que sirvió para cultivar a la masa popular”. 

Bueno comenzamos…

Según recoge D. Cristobal Cuevas en su documentada y magnífica biografía sobre mi bisabuelo Arturo Reyes:

 "Al dedicarse a los menesteres periodísticos, Arturo hubo de ponerse en contacto con el ambiente cultural del pueblo malagueño. Ello le hizo constatar su lamentable pobreza y estrechez de miras, que hacía malograrse sin remedio a jóvenes que, bien orientados, podrían haber desarrollado una actividad literaria de altura. 


Comentando estas ideas con sus  amigos Narciso Díaz de Escovar y José Ruiz Borrego - éste último, actor local de apreciables cualidades-, fueron madurando juntos, en los últimos meses de 1.885, un proyecto que se haría realidad el año siguiente; la fundación de un centro docente para la formación en las tareas literarias, periodísticas y teatrales de la juventud malagueña. 


Por fin, a principios de 1886, queda abierta la nueva institución, a la que dan el nombre de "Academia de Declamación, Música y Buenas Letras", y en cuyo claustro figura mi bisabuelo Arturo Reyes, como profesor de "Retórica y Poética". Según su nieto Jose Carlos, "Arturo se unió como profesor a la Academia  desde su fundación por la entrañable amistad que le unía a los fundadores".






La Academia de Declamación, Música y Bellas Letras se convirtió en el primer centro declamatorio creado en la ciudad de Málaga, del cual emergieron durante muchos años numerosas figuras de la escena española y latinoamericana debido a la sobresaliente preparación que recibieron allí. 

Según refiere D. Miguel Ruiz Borrego, "la institución se estableció bajo el patronato y protección del Gobernador Civil de la provincia en la época, el Marqués de Guadiaro, el Marqués de la Paniega -Presidente de la Academia Provincial de Bellas Artes- y el Director de la Escuela de Bellas Artes, (...). 


A ella se vincularon desde el principio además de los fundadores, la actriz Silveria del Castillo, D Joaquín María Verdugo, presidente de la Sociedad Cultural Lope de Vega, etc. En el claustro de profesores figuraban además de los anteriormente citados, personajes famosos como "D. Domingo Mendoza, el actor D. José Carlos Bruna, el novelista Arturo Reyes, el célebre pintor D. Joaquín Martínez de la Vega. La secretaría fue desempeñada por el también conocido pintor D. Joaquín Verdugo Landy".

Al ser las clases gratuitas acudían a ella gente humilde en su mayoría, con escasa o nula preparación cultural, a los que por ser andaluces, había que empezar por enseñar a pronunciar con corrección el castellano,  con la dificultad que ello suponía. 


Su sistema educativo daba más importancia a la práctica que a la teoría, usando ésta como complemento y no como iniciación; procurando ante todo dar ocasión al alumno para revelar y afinar sus cualidades, sin imponerles modos de escuela determinada que sólo pudieran amanerarle, logrando obtener así de cada uno en particular los resultados propios de su temperamento".

Para estudiar en la Academia era imprescindible ser mayor de siete años y menor de treinta, si bien los que no tuvieran esa edad podían cursar estudios con un permiso especial de la Dirección.

La base principal del centro era la enseñanza práctica de la declamación. Existían cátedras de declamación, prácticas escénicas, retórica y poética, arte teatral, historia, literatura dramática, francés, italiano, canto, solfeo, piano baile, guitarra, pintura escenográfica, etc. Existían además otras materias optativas que también se consideraban importantes para su aprendizaje.


Según el Sr. Ruiz Borrego, "la enseñanza era gratuita y los profesores no cobraban sueldo alguno haciéndolo todo por amor al arte pero era necesario allegar algunos fondos para el mantenimiento de la Institución que tan buenos frutos daba y que tan numerosos alumnos tenía, así que se trató de buscar la ayuda de organismos oficiales y de socios protectores que colaboraran al sostenimiento de la Academia e hicieran posible el funcionamiento de la institución así como la realización de diversas mejoras. 


El día 28 de octubre de 1891 se aprobó por el Ayuntamiento de Málaga una solicitud pidiendo una subvención para contribuir al mantenimiento del Centro. La Diputación Provincial, gracias a las gestiones de Díaz de Escovar, también concedió otra pequeña  subvención a la Academia. Pero es triste ver que una institución tan importante y que hacía tanto por el arte y la cultura no recibiera unas ayudas más cuantiosas.


La Diputación le concedió a la Academia el título de Provincial y en febrero de 1907 el Rey Alfonso XIII le otorgó el tratamiento de Real, autorizándola para el uso de sus armas".

Asimismo solicitaron  la ayuda de protectores o mecenas, entre ellos figuraban "S. M. La Reina Doña María Cristina, la Infanta Doña Isabel, hija de Isabel II y los Marqueses de Larios que vieron desde un principio con muy buenos ojos la creación del centro cultural".

Fue una lástima que los ministros de Instrucción Pública de la época no se preocuparan lo suficiente de este centro, que sirvió de modelo a los que posteriormente se crearon en otras provincias.

Según el archivero del Casino de Madrid " Hay que destacar la labor incansable de Sr. Díaz de Escovar" a la hora de conseguir ayudas, dirigiéndose a muchos organismos tanto con peticiones para el sostenimiento económico como para la compra de libros para la biblioteca del centro. "La institución continuó funcionando y a ella acudieron numerosos alumnos para iniciarse como futuros actores o bien para mejorar su cultura…"

Creo que por hoy es bastante y no debo cansaros más. Dejo para mañana la continuación de la historia de esta interesante institución cultural malagueña, desconocida para la mayoría de nosotros, y que espero os haya agradado.

Continuará....




BIBLIOGRAFIA:

-   - “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación.  La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vilchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP -  1ª  Edición : Marzo 2008.   
-   - “Un enfoque humano del andalucismo literario. Arturo Reyes. Su vida y su obra”. Tomo 1. Cristóbal Cuevas García. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. 1974.
-  - "Diccionario de escritores de Málaga y su provincia”. Cristóbal Cuevas García. Editorial Castalia. 2002.
    - Archivo ART (Arturo y Adolfo Reyes).

miércoles, 19 de enero de 2011

EL ARCHIVO DE LA FAMILIA REYES

Hoy, tras meditar detenidamente sobre qué escribir, he creído interesante introduciros en el Archivo Reyes, ya que es la razón de ser de este blog…

Así comienza hoy la historia…

Estos fondos documentales familiares fueron legados por mi abuelo Adolfo a mi padre, el cual los conservó en su poder hasta el día en que se jubiló y cerró su consulta de calle Echegaray. 

El archivo siempre ocupó un lugar secundario en el consultorio, ubicado en un largo pasillo de entrada dentro de un mueble de cristal, como si de un tesoro abandonado se tratara. Desde pequeños, mis hermanos y yo sentíamos una gran curiosidad sobre que podría contener aquel mueble siempre cerrado, donde tras el cristal podíamos vislumbrar un conjunto de archivadores que sabíamos contenían documentos antiguos que pertenecían a la familia y que “sólo podíamos ver pero no tocar”.

En aquella época los antiguos legajos sólo se sintieron útiles cuando fueron utilizados por intelectuales como el catedrático de la Universidad de Málaga, el fuengiroleño Cristóbal Cuevas García, quien realizando un estudio detallado de la obra de Arturo Reyes los descubrió, los estudió, los mimó y les dió la importancia que realmente tenían. También han sido utilizados por otras personas interesadas en nuestra ciudad por la cultura como la profesora de la Universidad de Málaga Amparo Quiles Faz.

Pues bien, como iba diciendo, con la jubilación de mi padre había que dejar el inmueble vacío. Con la mudanza, el archivo, por decisión suya, se trasladó a mi casa y desde entonces  convive conmigo y mi familia. Recuerdo el día en que mi padre me hizo saber su decisión y me dijo: “Quiero que conserves el archivo de la familia”. Yo me sentí nerviosa y me preguntaba por qué mi padre había decidido que yo lo guardara. Quizás pensó que yo era la más “romántica” de todos mis hermanos y probablemente la más interesada con todo aquello que estuviera relacionado con mis antepasados. Rememoro las ocasiones en que para hacer conversar a mi padre, persona poco habladora, le hacía preguntas sobre la familia y él me respondía ilusionado, acrecentando en mí cada día más la curiosidad por mi bisabuelo Arturo y mi abuelo Adolfo.

En los últimos años me fue imposible su lectura porque los distintos acontecimientos familiares no me daban tregua. Con el fallecimiento de mi padre en el verano del 2009, me decidí a abrirlos para ver su contenido. En él, Arturo y Adolfo, habían estado recopilando y sistematizando minuciosamente toda la información relacionada con su actividad literaria (recortes periodísticos, cartas de amistad y de trabajo enviadas desde todo el mundo por escritores, intelectuales, historiadores, lingüistas, políticos, etc.) y desde aquel momento decidí como “superviviente” de la familia intentar recopilar y sistematizar su legado para que llegara a todos.

Mi único deseo es que este archivo sea conocido y si para ello tengo que aportar mi esfuerzo personal, no importa pues tengo toda la vida…

Quizás debería formar parte del Archivo Municipal, y quizás sea el lugar donde deba ubicarse en un futuro, con el fin de que se encuentre al alcance de todos y pueda ser estudiado y consultado por aquellos aficionados y estudiosos que quieran acceder y conocer  sus documentos ya que constituyen parte importante de la historia de nuestra ciudad.  Lo que sí puedo asegurar es que se encuentra a disposición de aquellas personas que estén interesados en consultarlo para su estudio.

Cada día me siento más ensimismada en esta aventura cultural que he emprendido… y espero que  pueda ser algún día de utilidad para "alguien".

Continuará…

martes, 18 de enero de 2011

BIOGRAFÍA ADOLFO REYES C. GUILLOT



Hoy quiero escribiros sobre mi abuelo Adolfo Reyes, hijo de Arturo. Para ello he tomado como referencia el libro "Obras Completas" de Adolfo Reyes, publicado por el Instituto de Cultura de la Diputación de Málaga en 1969. En la nota preliminar su hijo, Jose Carlos, escribe sobre Adolfo y es de  allí de donde yo tomo mis fuentes.

Para ello lo mejor es que os senteis..., os relajeis..., y os dejeis llevar por la imaginación...


Solo os pido unos minutos de relax y sosiego para poder leerlo...

Para situarnos históricamente, a mi abuelo le tocó vivir una época bastante difícil (la dictadura de Primo de Rivera, la Guerra Civil y la dictadura de Franco). Con este panorama nada era fácil, pero él fue capaz de conjugar su vida familiar, cinco churumbeles a los que sacó adelante y dio estudios; su trabajo en el Instituto de Cultura de la Diputación por las mañanas, y por las tardes una actividad incansable e infatigable en pro de la cultura de su ciudad, Málaga. Tuvo la capacidad intelectual de escribir, estudiar, investigar, dar clases, crear centros culturales. Si hubiera vivido en otra época posiblemente hubiera tenido la posibilidad de hacer realidad muchos de  sus sueños pero la mayoría de ellos se vieron truncados por la guerra... 

Su historia comienza así...

Adolfo Reyes C. Guillot (Málaga, 4 de febrero de 1890 – íd., 26 de marzo de 1968), periodista, novelista y autor teatral. Fue hijo del célebre escritor costumbrista malagueño Arturo Reyes.

Durante su infancia una grave afección a la vista le impide asistir a la escuela y a la edad de diez años apenas sabía leer o escribir. Su verdadera vocación fue el estudio, formando su cultura en un prodigioso esfuerzo autodidacta,  lo que habría de influir en su independencia de criterio y su visión personalísima de todo. Para poder leer a sus autores preferidos en su lengua vernácula aprendió ocho o nueve idiomas.

D. Adolfo fue un escritor excepcionalmente dotado y en su corta producción  literaria quiso asomarse a distintas facetas. Cultivó muy variados géneros literarios como cuentos, novelas, ensayos y teatro dejando como huella, el estilo admirable de su prosa.

A los dieciséis años publica sus cuentos en la hoja literaria de “Los Lunes del Imparcial”, que dirige Ortega y Munilla, donde solo colaboraban las mejores plumas del país. También colaboró en otros periódicos: “El Cronista”, “El Diario Malagueño, La Nación” de Buenos Aires, “Diario de España” de Tánger, etc.

Más por llevar el libro al pueblo que por negocio ideó la primera biblioteca circulante en Málaga bajo el nombre de “La Novelera Andaluza”. Fundó más tarde el “Centro de Estudios Andaluces”, con un sugestivo programa que la Guerra Civil desbarata.  Intentó publicar una “Revista con los Archivos Malagueños” y una “Biblioteca de Autores Malagueños”, que fracasa por falta de ayuda y medios. Creó y dirigió el “Instituto de Cultura de la Excelentísima Diputación Provincial” de la que fue funcionario. Dirige y sostiene la “Real Escuela de Declamación, Música y Buenas Letras”, de tan gloriosa tradición, por amor a la memoria de su padre, a quien había sucedido en el profesorado, y a las clases populares que frecuentaban sus aulas. Fue designado junto con otros intelectuales malagueños para constituir la “Comisión Provincial de Monumentos de Málaga” y perteneció a la “Asociación de la Prensa de Málaga”.

En 1936 escribe su gran obra “Ensayos Moriscos” que se puede considerar como una de las obras maestras de la literatura y el pensamiento malagueños.

Después de la Guerra Civil, ya sólo publicaría algunos estudios y artículos de su glosario morisco en el diario “España” de Tánger. Son los que más tarde reunió en un libro bajo el título de “Ideario en estampas que fue publicado por el Instituto de Cultura de la Diputación Provincial en 1.947.

D. Adolfo Reyes falleció el 26 de marzo de 1968 y deja tras de si una intensa obra literaria.

A pesar de llevar una vida discreta Adolfo no dejó de cultivar muchas y buenas relaciones de amistad con personas destacadas en el país y en el mundo, tanto en el arte, como en la ciencia, la cultura, la vida política y otros aspectos, con los que mantuvo una intensa relación epistolar y de amistad.

Adolfo Reyes nos ha dejado una obra serena, meditada y profunda, llena de sugerencias y de planteamientos válidos, poco conocida y numerosa pero de indiscutible mérito. En toda su producción se nos revela no sólo como un prosista extraordinario sino también como un psicólogo avezado que sabe calar hondo en los sentimientos y el espíritu de los hombres de Málaga.

OBRAS:
Novelas: “Las Cenizas del Sándalo” (1916)
“El Carro del Asalto” (1922)
Ensayos:  “Ensayos moriscos (1936)
 “Ideario en estampas” (1947)
Teatro: “Peranzul”,
     “Don Lope de Sosa”,
     “Tragedia de villanos”
     “La Danzarina y el Flautista”.
     “Idilio antiguo”
Cuentos: “Lámpara de Arcilla”,
      “La Llama”,
      “Las noches de Chrysis”,
      “Flor de loto”
      “De la madre Grecia”
      “La rota de Don Quijote”
      “Romance caballeresco”
      “Canción de gesta”, etc




lunes, 17 de enero de 2011

BIOGRAFÍA ARTURO REYES AGUILAR

Hoy he pensado escribir sobre la vida de mi bisabuelo Arturo, para lo cual he tomado la referencia del libro “Cien malagueños notables ”, que escribió D. Antonio Bueno Muñoz en 1.956, edición patrocinada por la Caja de Ahorros de Málaga, y que puede ilustrar perfectamente los primeros retazos de la historia de su vida. De este modo también podéis comenzar a introduciros en la Málaga del siglo diecinueve, época de plena efervescencia cultural y que se encuentra en el olvido de la Málaga actual. 
Sentaros, relajaros y dar paso a vuestra imaginación. Comienza así…


“Uno de los escritores que mejor han sabido reflejar en sus obras las características y peculiaridades del pueblo malagueño a finales del siglo diecinueve, ha sido el poeta y novelista Arturo Reyes Aguilar, nacido en Málaga en 1864.

Huérfano desde niño, tras sus elementales estudios, viose obligado a entrar de dependiente en un comercio propiedad de D. Eduardo Loring, consiguiendo después, al destacar como literato, su nombramiento como funcionario municipal.

Sus primeros versos los publicó en la revista “El Album”, y el cuento que primeramente viera la luz pública fue “Conchita la burrera”, inserto en “El Correo de Andalucía”, que entonces dirigía Juan José Relosillas.

El fruto poético inicial de su producción fue “Íntimas”, obra publicada en Madrid en 1.891, estimable colección de poesías. A este libro, que ya le hizo traspasar el umbral de lo desconocido, siguió una serie de novelas cortas bajo el título “Cosas de mi tierra” (Málaga, 1.893), cuya edición se agotó a poco de darla al público.

A “Desde el surco” (Madrid, 1.896) que es acaso su mejor libro poético, cuyo prólogo escribiera el insigne Núñez de Arce, siguió “Cartucherita”, novela andaluza, impresa en Madrid en 1.898.

Después de Cartucherita” escribió “El Lagar de la Viñuela”, que Menéndez Pelayo juzgaba como la mejor de todas. Posteriormente, en 1.901, “La Goletera”, que asentó su fama de escritor; “Del Bulto a la Coracha”, cuentos andaluces, Madrid, 1.902; “Otoñales”, libro de poesías, sereno y un poco triste, impreso en Madrid, 1.904; “Las de Pinto”, novela andaluza; “De Andalucía”, cuentos; “Béticas”, colección poética; “Cielo Azul”, novela; “De mis parrales”, 1911, poesías póstumas libro impreso en Málaga en 1914.

La revista “El Cuento Semanal” publicó varias novelas suyas, con gran éxito, siendo colaborador destacado de los principales periódicos y revistas de la época. También fue redactor durante mucho tiempo del diario malagueño “El Cronista”, por amistad con su director el notable periodista Eduardo León y Serralvo, donde se publicaron numerosísimos trabajos suyos.

Fue premiado en varios certámenes, dándose el caso de obtener en el que celebró el Ayuntamiento de Málaga en 1.894, dos premios a la vez, uno por su colección de poesías, y otro por una novela. En el apogeo de su fama la Real Academia le nombró correspondiente, y Málaga le tributó también un entusiasta homenaje, al que se asociaron las autoridades y representaciones oficiales de la población.

Disfrutó de gran reputación literaria, dedicándole encendidos elogios todas las grades eminencias de las letras nacionales. Julio Cejador, en su Historia de la Literatura, ha dicho de Arturo Reyes: “Era hombre sencillo, enemigo de luchar por puestos y dinero, bondadoso e inclinado a la clase baja del pueblo, que estudió y reflejó maravillosamente en sus obras, aunque en subidos tintes a veces, para elevar el carácter andaluz a un tipo poético, ideal, que condensara lo que en realidad veía su espíritu”.

Además de la fama que alcanzara como poeta, su brillo excepcional fue como prosista, novelista y cuentista de carácter regional, de exterior risueño y fondo trágico, puesto de relieve en todas sus obras.

Murió en 1.913, despidiéndose en versos suaves de aquella impetuosa, apasionada Andalucía de su juventud. Su hijo, el también notable escritor malagueño Adolfo Reyes, en uno de los párrafos de la estampa biográfica de su padre que precede a “Del Crepúsculo” dice, captando el último instante de su ilustre progenitor: “Ante sus pupilas melancólicas pasaba el tropel vistoso de las mujeres de la tierra, grandes en el fuego de su corazón; pasaban los mozos, orgullosos y nobles, en la apostura de su valentía; pasaban para no volver por los callados caminos andaluces. Entonces sus pupilas relampagueantes, ya apagadas en nubes de tristeza, veían las fiestas ya acabadas, las castañuelas mudas en las manos caídas, y en la copla gitana encendida la queja, elevado el sollozo sobre el desmayo de los corazones. Andalucía, que había sido fuego de su amor y alma de su vida, era ya solo un triste desfile de visiones humanas, y con ellas iba su gloria, iba su juventud… Adiós por los alegres caminos, el arriero, el tratante, las virtuosas parrandas, la comitiva fastuosa de los campesinos desposorios. Adiós por el atajo, al caballista; adiós, por la calle bulliciosa, la enamorada del airoso talle, el viejo sentencioso, el mozo juncal. Adiós todos, que os perdíais por los senderos de la vida, los que estáis ya apagados en su pensamiento”.

Bueno… ha terminado la sesión, se encienden las luces, gracias por vuestra atención y espero haya sido de vuestro agrado. Esto ha sido una primera toma de contactos con Arturo, lo mejor queda por venir...

Mañana probablemente escriba sobre mi abuelo Adolfo, hijo de Arturo, cuya vida fue también muy pero que muy interesante. No os perdáis el próximo capítulo. 

Continuará...