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Archivo Arturo y Adolfo Reyes Escritores de Málaga por Mª José Reyes Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

miércoles, 30 de marzo de 2011

HOMENAJE DEL ESCRITOR ADOLFO REYES AL PINTOR JOSÉ MORENO CARBONERO. PUBLICACIÓN: "ILUSTRACIÓN AL CATÁLOGO". (MÁLAGA, 1958).

Hoy quiero seguir publicando en el blog una semblanza sobre el ilustre pintor malagueño del siglo XIX, D. José Moreno Carbonero, que realizó mi abuelo Adolfo Reyes, como colaboración en un libro publicado en el año 1.958  por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga y, que se titula: “Homenaje a José Moreno Carbonero en el primer centenario de su nacimiento”.

Mi abuelo lo tituló: “Ilustración al catálogo” y dice así…

“No tenía aún catorce años Pepito Moreno, discípulo de don Bernardo Ferrándiz, cuando presentó en una exposición del Liceo un interior del parador de la Corona, que fue lo mejor de ella y, por la edad del autor, una revelación sorprendente. Esta precocidad, rara en pintura, que le atrajo simpatías estimulantes y eficaces protecciones, también apresuró la formación de su personalidad artística, dando a sus caracteres la fijeza indeleble de las impresiones de la infancia.

Por ella la influencias de su primera época quedaron en su arte como un cuño del que todas las obras de su larga vida, aun las de senectud, llevan la impronta. Por ella sus breves estancias en Tánger, ciudad iluminada por la paleta de Fortuny, adonde le llevó su maestro, y en Sevilla, donde le tuvo el  Marqués de la Paniega, presidente de la Academia de San Telmo, dejaron más huellas en su manera y su labor que sus años de Paris, ya adolescente, donde, según Lozoya, sólo recogió algo de Meissonier, aunque trabajase en el taller de Gerome, y los de Italia, donde Venecia le devolvió, un poco apagados, los juegos de luz de nuestras aguas.







En ambientes extraños, acabada la curiosidad, acaso por nostalgia, acaso por temor a desorientarse, volvía a los temas españoles. Así en Francia pintó por primera vez a Don Quijote, y en Roma al histórico Príncipe de Viana.

También por esta precocidad Málaga pudiera asegurar que, a par de Ferrándiz, fue su maestra, pues se formó en su ambiente, como en un segundo seno, y cuando la dejó, todavía niño, artísticamente iba ya hombre. Si al conmemorar ahora el centenario de su nacimiento no puede traer a esta fiesta de familia más que recuerdos pueriles, debe consolarla pensar que este es el sino de todas las madres de aventureros de la gloria.

Las obras de Moreno Carbonero, sus medallas y honras, se puntualizan cronológicamente en muchas biografías que están a la mano. Lo que en ellas asombra, y mueve a respeto, es la tensión inflexible, prolongada por tres cuartos de siglo, de una vocación sin desmayos. Yo no soy biógrafo para seguirla, ni crítico tampoco. Escribo de Moreno Carbonero porque le quise. Fue un hombre amable, fiel a la amistad, aún de los muertos.

Fue también un hombre afortunado que sobrevivió medio siglo a su época sin que su arte, rezagado, dejara de ser avalorado y comprendido por una clientela aristocrática, que era también de otro tiempo y se sentía unida a su suerte. Artista y modelos se apoyaban mutuamente, por instinto de conservación, en un cerrado ambiente al que no llegaba ninguna voz de la calle.






La satisfacción que de esto recibía el pintor era sincera porque, desde mucho tiempo antes, había dejado de tratar lo popular, que desencantaba su realismo, sustituyendo la costumbre con la novela y la historia. Como don Quijote, y de aquí, sin duda, su simpatía por él, llevó a la realidad de su pintura lo leído.

Así acabó haciendo de su vida misma, en su propia casa, llena de reliquias de siglos pasados, que eran sus libros de caballería, un cuadro de historia. Quiso hacer en sus escenas novelescas una mezcla goethiana de verdad y poesía, pero en muchas de ellas los personajes ficticios nos impiden gozar la pura belleza del paisaje.

Sus lienzos de historia, como todos los que no son, en realidad, de batallas, acusan la teatralidad de su origen. Sus dotes eran de observación y captación, y por esto lo natural, y no lo compuesto, por real que parezca la composición, es lo mejor de su obra, y tendrá siempre la atracción de lo lleno de vida. La tendrán sus retratos, sus paisajes, sus escenas no embarazadas por la guardarropía.

Pasado este centenario, volverán a quedar silenciosas, sin contacto con lo actual, miradas sólo de los viejos que visitan los museos para retroceder a su pasado. Y pasará también este silencio, porque todo pasa, y en vez de viejos alucinados por su propia juventud, las contemplará un día, sublevado, el muchacho enseñado a no dar crédito a sus sentidos, a considerar la perfección artesanía, y de ramera la belleza a todos asequible, y les dará fe, y quedara, por su verdad, converso.

Entonces, despertadas por él como mujeres en la mañana, recobrado el atractivo, vueltas al amor, continuarán cumpliendo, con toda la sana vitalidad de su realismo, su misión de arte”.

ADOLFO REYES.



Nota: Cuando se preparaba la publicación de esta obra, mi abuelo Adolfo no estaba en Málaga, probablemente se encontrara en Alhaurín de la Torre, donde solía pasar algunas temporadas para intentar mejorar su delicada salud. Desde allí escribía a su hijo José Carlos dándole las instrucciones necesarias para que se hicieran las cosas como él deseaba y todo ello queda recogido en algunas cartas que se encuentran en el archivo familiar…

¡Este escrito es un regalo de mi abuelo a D. José Moreno Carbonero, en su 153 cumpleaños!

¡Felicidades D. José!….


Continuará…






BIBLIOGRAFÍA:

“Homenaje a José Moreno Carbonero en el primer centenario de su nacimiento”. Varios. Adolfo Reyes C. Guillot: “Ilustración al Catálogo”. Publicaciones de la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. 1958.

- Las ilustraciones que aparecen hoy en blog son obras del pintor malagueño D. José Moreno Carbonero.

lunes, 28 de marzo de 2011

HOMENAJE DE LOS ESCRITORES ARTURO Y ADOLFO REYES AL PINTOR MALAGUEÑO JOSÉ MORENO CARBONERO EN EL DÍA DE SU CUMPLEAÑOS- 28 DE MARZO - 1ª PARTE-

Tras la resaca de júbilo que hemos tenido los malagueños con la inauguración del Museo Carmen Thyssen, y contando además con la presencia de nuestro paisano más internacional, Antonio Banderas, Málaga se ha vestido de alegría, para recibir esta fabulosa colección que dará a conocer a nuestros artistas más insignes dentro de la pintura española del siglo XIX.

Y con esta colección, los malagueños vamos a poder sentirnos orgullosos, del papel que han jugado nuestros pintores en la historia de la pintura contemporánea.

Hoy es 28 de marzo, y quiero realizar felicitar al ilustre pintor malagueño D. José Moreno Carbonero, por dos motivos:

-      --  El primero, y más importante, porque la baronesa Thyssen, ha decidido elegir alguna de sus obras, para que formen parte de la valiosa colección de  nuestro nuevo museo, logrando con ello conseguir el reconocimiento que a la figura del pintor le corresponde en el mundo del arte.

-       - El segundo motivo, es porque hoy, 24 de marzo, hace 153  años, que esta ilustre e insigne figura de la pintura española y mundial tuvo el privilegio de ver, por primera vez la luz en Málaga, y su ciudad, a la vez, ese mismo día tuvo la fortuna de acogerlo como a un hijo.






D. José Moreno Carbonero es una de las figuras más importantes de la pintura histórica en España del siglo XIX, encuadrándose su estilo dentro de la Escuela Malagueña de Pintura y también es considerado como uno de los mejores pintores que ha tenido Málaga, teniendo la ciudad el privilegio de conservar parte del legado del autor.

Es un artista de pincelada segura y valiente, y un excelente retratista. Su obra de brillante colorido y de cuidado dibujo, evidencia la influencia de Fortuny.

D. José, “Pepito” para los amigos, es un personaje muy especial para este blog, porque fue íntimo amigo de mi bisabuelo Arturo, al cual dedicó un pequeño retrato que se conserva en el archivo familiar.  Tras el fallecimiento de Arturo Reyes, mi abuelo Adolfo tuvo el privilegio de poder contar también con su amistad, y como escritor, colaboró en una pequeña obra que la Caja de Ahorros Provincial dedicó a Moreno Carbonero.

Hoy quiero que lo conozcáis…





José Moreno Carbonero, pintor malagueño que nació el 28 de marzo de 1858, - en la linde entre el Perchel y la Trinidad -, y murió en Madrid el 15 de abril de 1942.

De vocación artística precoz, el pintor Bernardo Ferrándiz lo recibió entusiasmado, siendo aún muy niño,  como alumno en la Escuela de Bellas Artes de Málaga, donde ingresó con sólo diez años. Prueba de su precocidad artística fue que en 1870, con sólo doce años, consiguiera la medalla de oro en una exposición de su ciudad natal, Málaga.  

En 1872, con 14 años, fue galardonado por su obra “La posada de la corona” con un premio que otorgaba el liceo malagueño.

En 1876, con 18 años, recibe una beca de la Diputación Provincial de Málaga, para seguir su formación académica en París.

En 1881, obtuvo medalla de oro en la Exposición Nacional con la obra 'El príncipe Carlos de Viana'. El pintor acababa de cumplir los 23 años, y gracias a esa obra consiguió “una pensión de mérito” para estudiar en Roma.






Su época de mayor esplendor comprende desde 1881 a 1900, siendo un artista cultivador de varios géneros.

En su faceta como pintor de la historia, extrae la memoria histórica de los relatos literarios. Sobriedad, mágicos toques de color, el juego de los blancos, y la dosificación de la luminosidad constituyen las características más importantes en sus cuadros.




 Las características de sus paisajes son la eficacia del dibujo, el brillo y el encuadre. En el retrato se le consideró como el maestro de su tiempo.

Fue un destacado dibujante, como demuestra la perfección de sus cerca de cuatrocientos dibujos, donde plasma todo tipo de escenas. Trabajó en la ilustración de obras literarias como “El Quijote” o “Pepita Jiménez”.

Como pintor de género religioso realizó algunas escenas para la iglesia de San Francisco el Grande en Madrid.

En 1882 inició su carrera como Catedrático de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. En esta misma fecha ingresó como Académico en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y posteriormente, en la Real Academia de San Fernando de Madrid.



Moreno Carbonero asentó su fama con los cuadros de historia, que fueron muy premiados en su tiempo y en el retrato, especialidad por la que fue muy solicitado, llegando a ser el retratista favorito de la  familia real y la aristocracia, consiguiendo vender sus cuadros de historia a precios astronómicos.

Fue premiado con la cruces de las órdenes de Alfonso XII, Carlos III e Isabel la Católica, además de haber conseguido innumerables medallas y premios de todo tipo.

Tuvo por alumnos a Juan Gris y Salvador Dalí.

El Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga conserva más de 30 obras suyas.

Entre sus obras se pueden citar entre otras:

               Encuentro de Sancho Panza con el Rucio, 1876-1878 (Museo de Bellas Artes de Sevilla).
               El príncipe don Carlos de Viana, 1881 (Museo Nacional del Prado, Madrid).
               La meta sudante, 1882 (Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga).
               La conversión del duque de Gandía, 1884 (Museo Nacional del Prado, Madrid).
               La marquesa del Pazo de la Merced, 1906 (Museo de Salamanca).
               Desembarco de Alhucemas, 1929 (Alto Estado Mayor de Madrid).
               Don Álvaro Brake y Travesedo de la Cerda y Fernández Casariego, marqués de Villablanca, de cazador, 1929 (Museo de Jaén).
               Doña Blanca de Navarra,  (Universidad de Santiago de Compostela, La Coruña).
               El vaso de agua, (Consulado de España en París).
               Montero con perros.
               Don Quijote y los molinos de viento, (Museo de Jaén).

Nota: Todas las obras descritas son óleos sobre lienzo.





El próximo día aprovecharé para publicar  el texto que mi abuelo Adolfo Reyes, escribió y dedicó al pintor y en el que se refleja la amistad y la confianza que a ambos les unía… 

Continuará...

BIBLIOGRAFÍA:

http://es.wikipedia.org/wiki/José_Moreno_Carbonero










- Enlaces: Vídeos interesantes de la obra de José Moreno Carbonero:










viernes, 25 de marzo de 2011

HOMENAJE DEL ESCRITOR MALAGUEÑO ARTURO REYES A LA APERTURA DEL MUSEO CARMEN THYSSEN -MÁLAGA-. POEMA: "ACUARELA"



   El 24 de marzo de 2011 se ha convertido en un día histórico para la ciudad de Málaga, pues ha abierto sus puertas, el Museo Carmen Thyssen, creándose un destacado espacio expositivo, orgullo para todos los malagueños. 




  Se encuentra ubicado en el Palacio de Villalón, una edificación palaciega del siglo XVI que ha sido restaurado y que se encuentra ubicado en la calle Compañía de Málaga, en pleno centro histórico de la ciudad.

  Su colección permanente está compuesta por unas 230 obras que recorren el arte del siglo XIX español, dedicado especialmente a la pintura costumbrista y con especial atención a la pintura andaluza. 



  

  Las obras han sido elegidas directamente por la baronesa, con pintores tan importantes como Sorolla, Fortuny, Romero de Torres, Solana, Zuloaga, Darío de Regollos, Anglada i Camarasa, Iturrino.
  
   Con artistas de esta talla, convivirán en el nuevo museo, nuestros destacados paisanos, los destacados pintores malagueños:  Guillermo Gómez Gil, José Moreno Carbonero o Manuel Barrón.

  Manifestaba la baronesa en una entrevista que “la pintura andaluza, es la estrella de la colección que se mostrará en Málaga. Tenéis unos pintores maravillosos en Andalucía, con los que yo siempre he estado emocionada".
   
  La estupenda colección de pinturas de Carmen Thyssen permitirá potenciar la vida cultural, creando un punto más de centralidad en nuestra ciudad. Los malagueños tenemos que estarle eternamente agradecidos por haber hecho este sueño realidad.

   Por ello quiero dedicarle a ella hoy desde el blog, una poesía que escribió mi bisabuelo Arturo Reyes, escritor costumbrista andaluz del siglo XIX, y además íntimo amigo de D. José Moreno Carbonero, artista malagueño presente en la nueva pinacoteca.

   El título del poema es...

          ACUARELA

   Contempla Juan en silencio
el riente panorama,
donde del sol a los rayos
todo brilla; las cañadas
que entre los montes serpean
y las adelfas esmaltan
con sus tonos purpurinos;
las cumbres de las montañas
que los pinares sombrean
y que aroman las retamas;
los hondos y los barrancos
donde sus flores de grana
abre el granado silvestre;
la ermita, que en la más alta
cúspide y entre frondosos
encinares se destaca
con sus blanquísimos muros
y con su cruz que de plata
del sol al beso parece;
el firmamento – ensenada
de cristal y de zafiros,
en la que lentas resbalan
en blanco tropel las nubes,
como góndolas de nácar;
los lagares medio ocultos
entre las flotantes ramas
de los viejos algarrobos
y entre las floridas pámpanas
de los añosos parrales;
los arrieros, que en lánguidas
perezosas actitudes
acá y acullá cabalgan
sobre muslos enjaezados
con vistosas sobremantas
y bordadas baticolas;
y por último, en la vaga
luminosa lejanía
como un lago de esmeraldas
y de zafir, el dormido
mar, donde en tropel, las barcas
de pescar tienden sus velas,
cual tiende el ave sus alas.

   Y al ver a Juan abstraído
contemplando el panorama,
se acerca a Juan lentamente
Pepa, luciendo la falda
de los días de repique:
la chaquetilla encarnada,
un pañuelo azul al talle,
prisionera la garganta,
de un collar, en el cabello
como florida guirnalda,
geranios y margaritas;
fresca y riente la cara,
donde la vida y el gozo
y la belleza derraman
sus dulces imantaciones,
y con voz que arrulla y canta,
a Juan, mirándole, dice:
- Hermanito, ¿qué te pasa?
¿qué buscas tú con los ojos
por esos montes?

- Hermana:
lo que yo busco en el monte,
son los ojos de mi cara
que otros ojos han prendío
pa siempre entre sus pestañas;
busco una luz que reluce,
busco una alondra que canta
y una flor con más olores
que el tomillo y la albahaca;
busco un pelito de oro
jecho jebras, busco un arca
donde guardé jace tiempo
toícas mis esperanzas
y toas mis ilusiones;
busco una fuente de plata
aónde beber; busco aquella
que me está pidiendo el alma
desde que la vide un día
bajar del monte, por agua,
al manantial. ¡Qué graciosa
que la ví aquella mañana!
“Más bonita que venía,
pintores no la pintarán!”
 
   Quedan los dos silenciosos…
Todo yace en dulce calma,
                        y sólo turba el silencio
                       el céfiro entre las zarzas
                       del manantial que el sol dora,
                       y las rítmicas escalas
                       de un ruiseñor solitario
                       escondido entre las ramas.


                                              Arturo Reyes.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA:

-      “Poesías Escogidas” de Arturo Reyes. Edición homenaje de la Caja de Ahorros Provincial. Gráficas San Andrés. Málaga, 1968.
-      
    - Información útil:

Museo Carmen Thyssen.

Dirección: Palacio de Villalón. C/ Compañía 10, Málaga
Horario: Martes-Domingo 10,00-20,00 h. Lunes Cerrado.

Precio: 6 € (reducida 3,50 €). Gratuita para menores de 12 años con acompañante y desempleados.