Hoy quiero recordaros a una alumna de la Academia que llegó a ser soberana de un estado de la India. Para ello vamos a contar como siempre con la colaboración de D. Miguel Ruiz Borrego y su libro sobre la Academia…
Esta alumna no estuvo mucho tiempo en la Academia ni tampoco llegó a ser una figura del teatro español, pero el destino le deparó una vida que ella no podía ni imaginar.
“Nos estamos refiriendo a Anita Delgado Briones que nació en Málaga el día 5 de febrero de 1890 y era la segunda hija del matrimonio formado por D. Ángel Delgado y Dª Candelaria Briones. Sus padres pertenecían a la clase media y poseían un café que estaba situado en la malagueña Plaza del Siglo. El establecimiento se llamaba “Café de la Castaña” y permitía a la familia vivir con cierto desahogo. Anita y su hermana mayor Victoria estudiaron de niñas en el colegio de las Esclavas.
Años más tarde tanto Anita como Victoria ingresaron en la Academia de Declamación malagueña, recomendadas por el escritor Arturo Reyes, que era amigo de D. Ángel Delgado y profesor de dicha institución. No parece que las hermanas Delgado fueran alumnas muy brillantes, pero poco a poco fueron adquiriendo cierta formación teatral que luego les serviría mucho (…).
Parece ser que Anita tenía para la declamación el defecto de tartamudear levemente, pero las lecciones y la paciencia de sus profesores lograron en parte corregir en parte esta dificultad.
Anita y su hermana actuaron con éxito en algunas de las veladas que se celebraban en el pequeño teatro de la Academia y no sólo allí, sino también alguna vez en el Teatro Cervantes con otras alumnas del centro. Hubiera sido una buena actriz cómica, pero las cosas cambiaron por completo para ella.
Por circunstancias familiares sus padres tuvieron que traspasar el café y vender la casa y no viendo salida para ellos en Málaga decidieron abandonar la ciudad y marchar a Madrid, esperando encontrar allí una mejor situación.
Anita sintió dejar su Málaga natal y sus clases en la Academia, donde se había granjeado el gran cariño de D. Narciso Díaz de Escovar y también lo lamentaron sus padres pero hubo que aceptar los hechos e iniciar una nueva vida en Madrid, que en principio no les fue nada fácil pues veían como iban agotándose los recursos económicos que habían traído producto de la venta de la casa familiar y del traspaso del negocio.
Anita y Victoria tenían algunos conocimientos de baile y, aunque a sus padres no les agradaba nada el asunto, pudieron ingresar en el llamado “Frontón Kursaal” como bailarinas teloneras usando el nombre artístico de “Hermanas Camelias”. Con lo que allí les pagaban, que no era mucho, podían ayudar a la difícil situación económica familiar.
No mucho después de su debut ocurrió un acontecimiento histórico: la boda del rey D. Alfonso XIII con la princesa inglesa Dª Victoria Eugenia en mayo de 1906. Con este motivo vinieron a Madrid muchos personajes para asistir al regio acontecimiento (…). Entre ellos figuraba el Príncipe de Gales que venía acompañado de numeroso séquito y entre esas personas que iban con él, un forastero soberano indio, el Marahá de Kapurtala. Sería, dicho gran señor oriental, el que haría cambiar por completo la vida de Anita Delgado.
Acudió el soberano al “Frontón Kursaal” y al ver actuar a la joven Anita se quedó totalmente prendado de ella: pensó que aquella bailarina podía ser un capricho fácil para él, pero se equivocó por completo, pues Anita rechazó sus regalos y sus propuestas, y todas las negativas de ella sirvieron para que él se sintiese cada vez más interesado.
Posteriormente, y tras dura resistencia de Anita y de sus padres, el Maharajá acabó pidiendo la mano de la más joven de las hermana Camelias, y ella, aconsejada por algunos buenos amigos que acudían al Frontón y estaban interesados en el caso, acabó accediendo, pues comprendió que la fortuna había llamado a su puerta y no se debía desaprovechar. Como dato curiosos diremos que entre las personas que animaron a la familia Delgado a dar su consentimiento estaba D. Ramón Mª del Valle-Inclán, Julio Romero de Torres,…
Poco después Anita Delgado y su familia se trasladaron a París y allí se instalaron con todo lujo siendo todo costeado por el novio que era sumamente rico y no escatimaba en gastos. Lo primero que Anita tuvo que hacer fue aprender idiomas, equitación, normas de etiqueta y otras muchas cosas necesarias, para la nueva vida que iba a emprender. Cuando estuvo en condiciones de asumir su nuevo papel social marchó a la India para efectuar su solemne y fastuosa boda con el Maharajá. Al casarse tomó el nombre de “Preva Kaur” que significa “Amor de Príncipe”.
Las fiestas nupciales fueron brillantes y la joven malagueña que nunca había imaginado algo semejante quedó deslumbrada por el lujo y las riquezas que iba a disfrutar de ahora en adelante. Puede decirse que la vida de Anita se convirtió en una especie de cuento de “Las mil y una noches”.
Su alegría fue en aumento cuando nació su hijo Ajit, que sería el único que alumbró, si bien su esposo tenía vástagos de sus otras mujeres.
Fueron pasando los años y con el tiempo la relación entre Anita y el príncipe se fue deteriorando y haciéndose más difícil y llegó el día en que la Maharaní, sintiéndose cada vez más incomoda decidió regresar a Europa tras haber permanecido 18 años en la corte del soberano de Kapurtala.
Anita vivió desde el año 1926 en distintos países pero principalmente en España, Francia y Suiza. A pesar de su alejamiento continuó en buenas relaciones con su antiguo esposo que le permitió usar su título y le pasaba una magnífica pensión.
El Marahá de Kapurtala falleció en 1949 y aunque Anita quería haberse trasladado a la India para asistir a los funerales, la grave situación política que había en aquel país le obligó a renunciar al viaje.
Los últimos días de la existencia de Anita Delgado fueron relativamente sencillos comparados con su vida de otros tiempos, residió en España en compañía de su sobrina Victoria que la atendió en todo momento y con cierta frecuencia, recibía la visita de su hijo el príncie Ajit.
Murió el 7 de julio de 1962 a la edad de 72 años y fue enterrada en Madrid en la Sacramental de San Isidro. En su lápida Figura su nombre indio “Preva Kaur” de Kapurtala y su nombre español Ana María Delgado Briones.
Como curiosidad sobre el tema queremos hacer constar que, a pesar de las habladurías, Anita Delgado, aunque casada con un príncipe indio, nunca abandonó sus creencias católicas y que, como muestra de ello, regaló un precioso manto bordado en oro y pedrería a la Virgen de la Victoria, patrona de Málaga, por la que ella sintió siempre una fuerte devoción. El manto lo encargó en París con motivo de haber tenido felizmente a su hijo. El magnífico obsequio de Anita a su Patrona llegó a Málaga, pero la Virgen no llegó a lucirlo, pues no faltaron personas con mala intención que hicieron creer al obispo que aquella lujosa prenda seguramente habría sido utilizada por un rey pagano en ceremonias profanas, e incluso no faltó quién aconsejó que se quemase o se arrojase al mar.
Afortunadamente el obispo de Málaga se limitó a ordenar que se guardase el manto y permaneció muchos años arrinconado hasta que pasó a ser atesorado, con otros objetos preciosos, en el Santuario de la Victoria de la ciudad de Málaga.
Ésta ha sido muy resumida la vida de una alumna de la Academia de Declamación que llegó a ser Marahaní de Kapurtala, pero que nunca se olvidó de su tierra y que incluso durante bastante tiempo mantuvo correspondencia con su antiguo y querido profesor D: Narciso Díaz de Escovar. Esas cartas se conservan en el Archivo de D. Narciso en Málaga y demuestran que a pesar de su cambio total de vida, no se olvidaba de los que la habían formado en su adolescencia y la habían tratado con mucho afecto”.
Continuará…
Quizás el próximo día escriba sobre Jenaro Guillot, cuñado de mi bisabuelo Arturo y tío-bisabuelo mío, fue un artista que también estuvo vinculado con la academia y me parece interesante referirme a él.
BIBLIOGRAFIA:
- “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación. La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP - 1ª Edición : Marzo 2008.