Barcelona es un lugar que siempre me ha cautivado
porque allí siempre puedes sentirte sorprendida agradablemente con sus
monumentos, sus rincones, sus edificios, sus gentes. En cierto modo me recuerda
bastante a la ciudad de Málaga.
Hoy os quiero hablar de
la relación que unió a mi bisabuelo Arturo con la ciudad condal, y cómo también
estos acontecimientos me han influido a mi.
La madre de Arturo,
cuando éste contaba dos años, huyó a Barcelona con su hijo primogénito –Adelardo-.
No conocemos exactamente la causa por la que mi tatarabuela Josefa se fue de
Málaga, dejando tras de sí a varios hijos de muy corta edad. Yo siempre he
imaginado, que ella se marchó escapando de su marido, quién quizás por su
inestabilidad emocional, no era la persona más adecuada con la que compartir su
vida. La situación tuvo que ser muy extrema para que tomara aquella decisión
tan dura y terrible.
Mi tatarabuela tuvo que
sufrir mucho, al dejar a sus retoños con aquel progenitor, quién a pesar de ser
un personaje con una biografía bastante interesante, no era la persona más idónea para educar y hacerse cargo de
sus hijos.
Tras estudiar el
catedrático de Literatura, D. Cristóbal
Cuevas, la biografía de mi bisabuelo, no encontró ninguna mención de Arturo
a su madre, ni en sus obras ni en sus cartas. Probablemente su padre nunca les
habló de ella o quizás le contó “su propia versión de los hechos”.
Pero mi bisabuelo sí se
carteaba con su hermano mayor, Adelardo, al que creo que no conoció
personalmente, y al que llamaba “primo”. Adelardo es un personaje digno de
mención porque también había heredado, como su hermano Arturo, grandes dotes
artísticas. Era muy innovador, creativo, y además escribía libros, como el
titulado La casa de las pulgas bajo el seudónimo de “Abel King”.
Recuerdo cuando mi añorado
padre me hablaba con tanto entusiasmo de sus primos de Barcelona: Pedro,
Fernando y Mª Teresa. La figura que cohesionó a la familia Reyes de Málaga con
la familia de Barcelona, fue mi abuelo Adolfo, quien además de mantener
relación epistolar con su tío Adelardo, viajó a Barcelona tanto para realizar
investigaciones en las famosas bibliotecas que allí se encontraban como también
para reunirse con su familia.
Pues bien, a mi me
interesaba seguir con esta relación, y cuando hace unos años pasé con mi marido
y mis hijos unos días de vacaciones allí, conocí al único primo de mi padre que
aún quedaba vivo. Se llamaba Pedro,
un señor muy simpático, dicharachero, también muy creativo, y con grandes dotes
para la fotografía. Él, para desgracia de tod@s sus familiares, nos dejó en
abril pasado.
Creía yo que el lazo que
me unía con Barcelona se había disipado, pero tenía la suerte de tener en
Facebook a una sobrina suya y prima mía.
Hace aproximadamente tres
semanas viajé a Barcelona con mi hija, y tuve el placer de conocer a mis
familiares. Me encantó la velada que pasamos juntos, y el cariño con que nos
acogieron. Y es por ello, que quiero dedicarles a tod@s ell@s (Vicki, Ferrán, Javier, Albert, Bernart,
Julia y Bru) el gesto tan bonito que tuvieron, al venir a conocernos.
Pasamos unos momentos inolvidables, de los que surgió una bonita amistad, que
espero sea duradera.
RUINAS
A
ADELARDO REYES.
Esta vieja mansión triste y desnuda
que albergó los sueños de mi infancia
tan solo para mí no queda muda.
Ni el tiempo, ni el dolor, ni la distancia,
lograron disipar en mi memoria
de su grato recuerdo la fragancia.
Aquí, soñé con alcanzar la gloria,
¡sol esplendente que jamás declina,
más de luz para mí siempre ilusoria!.
Aquí al calor de mi ilusión pristina,
jamás adivinó mi pensamiento
el valladar donde el placer termina;
Aquí siempre vi azul mi firmamento
aquí la dicha me halagó un instante
y la esperanza me arrulló un momento.
Aquí, al abrigo de regazo amante,
ver creyó el alma, de entusiasmo henchida,
próximo el bien y la maldad distante;
Aquí, por sus quimeras remecida,
entre puras auroras irisadas
anegándose en sol miró la vida.
Aquí nunca rodó en las emboscadas
donde el mal la aprisiona entre sus lazos
para en ella asestar sus estocadas.
Ni vió, cabe la nave hecha pedazos,
cómo la humanidad contempla esquiva
al que le tiende al naufragar los brazos.
.
. . . .
. . . .
. . . . . . .
¡Salve, de la vejez pobre cautiva
de faz rugosa y corazón desierto,
que en mí el recuerdo de la infancia aviva!
Hoy torno a ti como bajel que al puerto
torna sin velas, el timón pedido,
roto, y sin jarcia y con el casco abierto.
¡Salve, ruinoso hogar, mi hogar querido,
que aun el aroma de ayer perfuma,
como a las breñas el rosal florido!.
¡Cómo a través de transparente bruma
siempre te recordé!, como un ensueño
que ni aun el tiempo en su labor esfuma.
¡Salve! memoria de mi ayer risueño,
que de ayer con la luz aun iluminas
la negra noche del que fué tu dueño!
¡Salve, tosco nidal de golondrinas!
¡cuán idéntica ha sido nuestra suerte!
¡yo en mi pecho, cual tú, llevo la muerte,
y cual tú el corazón tengo en ruinas!.
Arturo Reyes.
(Desde el surco, 1896)
BIBLIOGRAFÍA:
- “Desde el surco”.
Reyes, Arturo. Librería Fernando Fé. Madrid, 1896.
Bonita historia. Felicidades.
ResponderEliminarHola Xavier: ¡Qué alegría reencontrarme contigo aquí!. Esta es la historia que nos une, y que yo quiero recordar para sentiros más cercanos. Me gustaría que le dijeras a Bru y a Ferrán que la leyeran.
EliminarLa fotografía quedará por siempre en la red, y espero que no os importe que os haya sacado. Lo prometido es deuda.
Besitos desde Málaga
entrañable e increible historia de la vida de tus ancestros, de tu familia que generosamente compartes con quienes seguimos, queremos y admiramos a D. Arturo. Y hoy más aún si cabe, al conocer ése sufrimiento que tendría por sus seres queridos que marcharon lejos.
ResponderEliminarA mi también me tira Barcelona, siempre dije que si no pudiera vivir en Málaga, es allí donde quisiera vivir, cerca del mar. Me encanta, más aún despues de conocerla, tuve que trabajar mucho, mucho tiempo alli, concretamente en la Avda. Diagonal, donde mi empresa tenía una delegación. Iba casi todos los meses. Independientemente que es allí, en el Museo Maritimo donde está la barca de mi abuelo, la jábega Maria del Carmen (La Rosilla); le puso el nombre de mi abuela, como yo hice con mi blog, con Mi Cocina.
La poesia, preciosa, llena de sentimientos que llegan al corazón.
Besos....
Gracias Toñi: Me alegro de que te haya gustado la historia y esta triste y melancólica poesía que D. Arturo, ja ja, le escribió a su hermano.
EliminarCuando hace unos años estuve en Barcelona quise ir al Museo Marítimo a ver la jábega de tus familiares pero me fue imposible. ¡¡¡Una jábega paleña en Barcelona!!!. Espero algún día poder visitarlo.
Besitos guapa, y gracias siempre por tu apoyo.