Mi bisabuelo Arturo, a
pesar de ser una persona profundamente tímida, mantuvo una intensa vida social a lo largo de
su vida. Prueba de ello es su archivo epistolar con más de 800 remitentes
diferentes.
Como escritor ávido de nuevos
conocimientos y nuevas inspiraciones, disfrutaba tanto de la compañía de sus amigos
intelectuales como también le encantaba poder entablar conversación con la
gente del campo o con personajes castizos de algún barrio típico de nuestra ciudad.
Hoy nuestro catedrático D. Cristóbal Cuevas,
hace referencia en el libro que escribió sobre Arturo, al investigador
malagueño D. Modesto Laza Palacios, y sus observaciones sobre las reuniones literarias
en la Málaga de principios del siglo XX…
“Como recientemente ha recordado Modesto Laza, estas reuniones tenían lugar a la sazón en dos locales sumamente populares: el café del Senado, que abría sus puertas en la calle Granada, esquina a Moratín, y la librería de Rivas, situada en la calle de la Bolsa.
Solían acudir con cierta
regularidad a tales tertulias – aparte nuestro poeta-, Salvador González Anaya,
Paco Luque, Ricardo Barroso, Salvador Rueda, Pepe Blasco y Ricardo León, a
quien todos reconocerían con el tiempo sobre todo cuando, en 1915, ya muerto
Reyes, fue elegido académico de número de la Española – una cierta
preeminencia.
“Aquellas reuniones –
escribe Laza- eran muy complejas, pues no tenían presidencia designada y podía
concurrir desde cualquier estudiante, como yo, a venerables ancianos, cuya
venerabilidad era universalmente reconocida, aunque no ocurría lo mismo con sus
opiniones, que eran crudamente debatidas.”
El simple recuerdo de
estos hechos basta a demostrar el error de los que suponen, apoyándose en datos
de la prensa no malagueña, que muchas veces escribía de oídas, que Arturo, una
vez contraída la enfermedad que acabaría con su existencia, se mantuvo
perpetuamente recluido en su casa, o incluso postrado en su lecho y esclavo de
sus achaques.
En realidad, gozaba
frecuentemente, sobre todo al principio, de periodos de mejoría, en los que
parecía recobrar el vigor perdido, trabajaba con entusiasmo, frecuentaba sus
ambientes habituales y volvía a ser el de siempre, hasta que un repentino
agravamiento de sus males lo postraba de nuevo por una temporada. En este
alternar de salud y enfermedad ha de transcurrir el resto de sus días, y en
ellos, como ya hemos dicho, llevaría a cabo el escritor malagueño una parte
esencial de su producción literaria.”
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida
y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García,
Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural.
C. S. I. C. 1974.
- Modesto Laza Palacios:
“Malagueños olvidados”. Periódico Sur. Málaga. 20.III. 1973.
- Archivo familiar Reyes
(ART).
¡¡ Hubiese sido maravilloso poder estar en ésas tertulias....y escuchar de su propia voz su hablar, su escritura....sus palabras !!
ResponderEliminarPor cierto, acabo de ver que han arreglado la mano de ésa preciosa mujer que siempre ensalzaba en sus libros....la mujer malagueña.
Lo he publicado en mi muro de facebook.
Un abrazo.