En la última publicación
del blog quisimos introducir a un nuevo e interesante personaje, el alcalde
republicano Pedro Armasa Ochandorena,
quien apoyó institucionalmente a mi bisabuelo cuando éste, en los últimos años
de su vida, pasaba una mala racha económica.
Arturo no dudó en
pedirle ayuda a su magnánimo e ilustre protector y amigo, el escritor Benito Pérez Galdós, quien no vaciló ni
un instante, en actuar rápidamente y usar sus influencias para que al escritor
malagueño le subieran el sueldo en el Ayuntamiento, tras haber ganado el prestigioso Premio Fastenrath junto al también
escritor y amigo suyo Ricardo León,
y al haber sido además elegido académico
correspondiente por Málaga de la Real Academia Española de la Lengua.
La figura de D. Pedro
Armasa, que tanto hizo por Málaga, fue olvidada, y en 1937, el callejero de la ciudad suprimió la calle que a él
se le dedicó para denominarla “Camino de Olletas”. Ya en pleno siglo XXI,
la situación sigue siendo la misma. Parece ser que este personaje no ha tenido el
suficiente "calado y prestigio” en la historia de Málaga para que alguna Corporación Municipal, sea de
la ideología que sea, posteriormente haya tenido el decoro de restituir su
nombre en otra vía malagueña.
Pues bien nosotros no
queremos olvidar a este insigne político y nuestro único tributo puede ser recordarlo, para que vuelva a tener vigencia en el presente.
Y como siempre será nuestro ilustre catedrático Cristóbal Cuevas, el que en su libro, nos relate estos hechos…
Nota: Fotografía, de izquierda a derecha, Giner de los Rios, Domingo Lerroux y Pedro Armasa.
“Al llegar el verano, y
tras una nueva crisis de salud, su situación económica, siempre tan precaria,
se hace de todo punto insostenible. Tal debió ser su angustia que, contra lo
que había sido hasta entonces su norma inalterable, decide pedirle ayuda para
sí mismo, acudiendo, como tantas otras veces, a Galdós:
”Yo quisiera – le
escribe- que V. me prestara su valioso concurso escribiéndole a Don Pedro
Armasa que es el jefe, como V. sabe, de los republicanos en la Corporación,
recomendándome con el más vivo interés para que haga lo posible, porque en su
mano está el hacerlo, porque se mejore mi situación con un aumento de sueldo de
alguna importancia. Al hacer la recomendación puede V. referirse, y hasta convendría
lo hiciera, a que con motivo del premio que nos concedió la Academia y de
nuestros nombramientos, el Banco de España, donde Ricardo León presta sus
servicios con tres mil pesetas de sueldo, ha decidido asignarle diez o doce mil
pesetas anuales. Es lógico que yo no aspiro a que esta Corporación Municipal me
otorgue ni con mucho lo que el Banco a Ricardo, pero sí a que mejore en algo mi
situación… Como sé que me honra V. con su afecto, no dudo que accederá V. a lo
que pido, y como esto, de conseguirse, tendría que ser dentro de muy pocos
días, le suplico escriba a D. Pedro Armasa a la mayor brevedad, mejor dicho,
inmediatamente, y para tranquilidad mía le ruego me ponga dos letras acusándome
el recibo de la presente.”
El apremio con que esta
carta va escrita da idea de lo insostenible de la situación de Arturo, que, en
su desesperación y a pesar de sus enfermedades, llega a concebir el proyecto de
marcharse de Málaga e incluso de emigrar de España.
“Se me hace imposible la
vida –sigue escribiendo a Galdós-, y voy a tener que marcharme a América dentro
de este mismo año.” Y añade patéticamente: “Mil y mil perdones por la molestia
que le proporciono, pero en este caso depende de Vd. el que me sea posible
conjurar mis compromisos y desistir de mi viaje, al que le temo por lo mal de
salud que me siento.”
La respuesta de Galdós
no se hace esperar, y en ella resplandece todo el fondo de honda y entrañable
humanidad que late en las entrañas del maestro:
“Mi muy querido amigo:
En este mismo momento recibo su carta del 31 y me apresuro a escribir a D.
Pedro Armasa, como V. desea. Le adjunto la carta para que llegue a manos del
Sr. Armasa. ¿Es bastante expresiva?
Puede V. creer que ansío de todo corazón den mis gestiones algún
resultado práctico, y que, si en mi mano estuviera, colmaría con creces las
justas y legítimas aspiraciones de V. Su carta, amigo mío, me produce una gran
tristeza, un hondo desconsuelo.”
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida
y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García,
Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural.
C. S. I. C. 1974.
- Enlace fotografía:
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