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sábado, 15 de octubre de 2011

EL ESCRITOR MALAGUEÑO: ARTURO REYES. AÑOS DE FORMACIÓN (I)

"Al morir su padre, y falto de medios económicos, Arturo Reyes ha de interrumpir los estudios. Este hecho tendrá una importancia decisiva en su obra de escritor, marcada siempre por el sello del autodidactismo. 


La urgencia de ganarse la vida le obliga a trabajar de “chaquetilla” recadero en el muelle, haciéndole codearse, al igual que su personaje “Cartucherita”, con “colilleros y apenas esbozados prosélitos del crimen, tránsfugas desde el hambre al robo y desde el arroyo a la cárcel”. 




Nota: Postal antigua del Puerto de Málaga.


Sin embargo, su innata honradez le lleva a buscarse la vida por caminos siempre legales, aunque con frecuencia tan humildes como la venta de trozos de suela entre los zapateros de portal. De esta manera, en una prematura y durísima lucha por la existencia, transcurre su vida desde los doce a los diecisiete años. 


Como dice Ortiz de Pinedo, “parece que manos extrañas le arrebatan el caudal heredado, y lo que pudo ser educación fácil y blanda conviértese en lucha desesperada por el acomodo y el bienestar". Según nos comunicó verbalmente Dª Victorina Téllez, la nuera de Arturo, parece ser que el patrimonio familiar fue malbaratado por un pariente próximo de Arturo, cuyo nombre preferimos silenciar, lo que contradice la tesis de Pinedo sobre “manos extrañas”.


Tras un largo periodo de incertidumbre que se prolonga no menos de cinco años, por fin, el siete de septiembre de 1880, consigue un trabajo fijo al entrar como dependiente en el despacho de D. Eduardo Loring Oyarzabal. “Las relaciones entre dependiente y principal – escribe el nieto del conocido comerciante, D. Guillermo Shaw Loring- fueron siempre afectuosas y cordiales, como lo demuestran las dedicatorias estampadas por el poeta en todas sus obras, “A mi siempre querido Jefe D. Eduardo Loring Oyarzabal”, y terminando frecuentemente “en prueba de gratitud, respeto y cariño”, y también el hecho de que a la muerte de Eduardo Loring fuera Arturo Reyes, uno de los que llevaron a hombros la caja mortuoria juntamente con los hijos del finado”. 


Curiosamente, la figura del hombre que dio antes que nadie un empleo fijo al escritor malagueño, sin duda por confusión con su sobrino D. Manuel, se ha visto revestida sin motivo alguno de un halo romántico de aventuras que nada tiene que ver con el perfil histórico de D. Eduardo Loring Oyarzabal. 


Esto explica que José Luis Estrada, lo defina inexactamente llamándolo “guapo como del Muelle, que por educación cambió la faca por una manopla, y por este capricho, romántico y caballeresco, dió tiempo a su ofensor, el periodista García Peláez, a que le matase a tiros”. 


Lejos de ello, D. Eduardo fue hombre laborioso, serio y respetable, además de comerciante sumamente hábil, que falleció de muerte natural en 1898. 


Quien llevó una vida achulada y pendenciera fue su sobrino D. Manuel Loring Heredia, a quien asesinó García Peláez hacia el año 1891 en la manera descrita por Estrada: "Estampa de guapo sin titubeos, lo que le costó la vida a manos del periodista apellidado García Peláez, que al recibir un golpe de manopla de Loring, ya en el suelo, le disparó dos tiros".


BIBLIOGRAFÍA:


- "Arturo Reyes. Su vida y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario". Cuevas García, Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural. C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes.

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