Los vaivenes de la vida
han mantenido hasta estos momentos a Arturo
Reyes sin encontrar el rumbo fijo que él desea. Está lleno de
contradicciones pero su espíritu comienza a sosegarse y empieza a ver luz al
final de ese camino tortuoso que es "el mundo de la literatura".
A partir de ahora el
autor malagueño comienza a estabilizar su vida personal y literaria, y D. Eduardo León y Serralvo, director de
uno de los más prestigiosos periódicos locales, “El Cronista”, le da una oportunidad, la de ser director literario
de su diario. Arturo comienza a
superar los tragos amargos de su destino para poder empezar a saborear los
buenos momentos que la vida le
deparará en el futuro ...
Nota: Periódico "El Cronista" (Málaga).
Y como siempre de la mano de D. Cristóbal Cuevas, seguimos conociendo la vida de nuestro escritor costumbrista…
Y como siempre de la mano de D. Cristóbal Cuevas, seguimos conociendo la vida de nuestro escritor costumbrista…
“Afortunadamente, el
tiempo y el trabajo fueron haciendo amainar la peligrosa tormenta. Aunque su
ideología continuaba siendo en este tiempo absolutamente agnóstica – Gonzalo de Castro habla de
“descreimiento, escepticismo herético y ateo”-, la lectura de la Biblia,
paradójicamente empezaba a servirle de consuelo, como ya hemos visto.
Por otra parte, Arturo se aferraba con más fuerza que
nunca al placer físico, a la bebida, a la creación literaria y a la amistad,
caminos a través de los cuales buscaba evadirse de la angustia:
“… En mi lira
no hay una cuerda que al
placer responda:
en ella sólo cantan
el dolor y la duda y la
enervante
erótica molicie, que es la fuente
donde el olvido apuro.”
Todos estos
sufrimientos, no obstante, comienzan a configurar en su alma una especial
humanidad bondadosa, llena de comprensión para los demás.
Un discípulo suyo en las
tareas periodísticas, M. Callejón Navas,
recordará años más tarde cómo, pese a
estar agobiado de trabajos, aún encontraba tiempo para corregir sus
artículos y hacerle quedar bien en el periódico:
“Con los sueltos y
gacetillas – escribe -, alguna que otra vez daba yo “a las cajas” tal cual
articulejo que, naturalmente, visaba,
por razón de su cargo de director literario, el buen Arturo Reyes. Y, conociendo mi flaco,
rara era la vez que no exclamara al entregarle yo y leer él un trabajo mío: -
“¡Pero que malo es usted!”.
Sabía que llamarme
“malo” equivalía a “largarme” una puñalada de las que solían dar los guapos de
sus libros: “de las de chipén”.
Claro que el artículo, “con palas y medias suelas”, lo entregaba al regente y
aquél se publicaba tan desconocido que yo, con ser su “primitivo” autor, no lo
conocía.”
Más adelante, al
descubrir que este alevín de periodista “escribía a la vez en un periódico
conservador y en otro republicano”, León
y Serralvo le expulsó fulminantemente de “El Cronista”, aunque la intervención de Arturo consiguió que le readmitiese, no sin poner las cosas en su
sitio:
“Vd., díjome cariñosamente
– recuerda Callejón – es una mala “personilla”. Se queda, bajo promesa de no
hacer más tonterías.”
Continuará…
Como en otras ocasiones, he intentado buscar información sobre un buen amigo de mi bisabuelo, y nuevo personaje en el blog, también malagueño de pura cepa, D. Manuel Callejón Navas, que fue también escritor, y compañero de Arturo en sus labores periodísticas.
En Internet no existe ningún enlace biográfico digno de mención sobre él, por lo que el próximo día conoceremos a D. Manuel, de la mano de la profesora de Literatura Española de la Universidad de Málaga, Amparo Quiles Faz, si ella nos da su permiso.
BIBLIOGRAFÍA:
- “Arturo Reyes. Su vida
y su obra. Un enfoque humano del andalucismo literario”. Cuevas García,
Cristóbal. Editado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga. Obra Cultural.
C. S. I. C. 1974.
- Archivo familiar Reyes
(ART).
Me gusta leer como escribian en la época de D.Arturo, como hablaban...qué ocurría.
ResponderEliminarPepa, es precioso aprender un poquito de historia que nos enseñas cada vez que publicas un trozo de parte de la literatura malagueña.
Enhorabuena!!!!!
Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte todo lo que me estas enseñando tu. Y por favor llámalo Arturo, él era muy campechano y cercano al pueblo. Además tu ya eres casi de su familia. Ja, ja, ja
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