En los próximos días quiero recordar en el blog a dos grandes benefactores de la Academia de Declamación de Málaga, a los que también quiero dedicar un espacio, por haber estado muy vinculados a la historia de mis antepasados.
Ellos son María Guerrero y su esposo Fernando Díaz de Mendoza, una pareja inolvidable e inigualable en la historia del teatro español entre finales del siglo XIX y mitad del XX, que además fueron socios protectores de la Academia de Declamación de Málaga. La vinculación de ambos artistas con el centro fue muy importante y la amistad que les unió a los profesores era muy estrecha.
D. Miguel Ruiz Borrego refiere en el libro que ha escrito sobre la Academia lo siguiente:
“En 1901 los ilustres artistas María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza visitaron las clases y sacaron una impresión muy favorable. Tanto fue así, que se propusieron ayudar a la Academia con todas sus fuerzas. Gracias a su generosa ayuda pudo alquilarse un nuevo local en el Pasaje de Mitjana nº 1, piso bajo, que meses después se amplió con el de la casa número tres del mismo pasaje.
Al ocurrir este hecho que tanto favorecía a la Academia se iniciaron importantes reformas muy útiles, pues se establecieron nuevas clases, se formó una biblioteca y se creó un museo de objetos arqueológicos o curiosos, gracias a los donativos de profesores y de algunos socios protectores. Los principales organizadores de la biblioteca y el museo fueron D. Narciso Díaz de Escovar y el escritor Arturo Reyes.”
La vinculación de Dª María y D. Fernando con mi bisabuelo Arturo, fue muy estrecha. Queda constancia escrita de la admiración que el poeta malagueño tuvo por la ilustre actriz, dedicándole una poesía que el próximo día publicaré.
Asimismo os puedo comentar que, tras el fallecimiento de mi bisabuelo, se publicó su último libro, un libro póstumo de poesías cargadas de sensibilidad y pasión: “Del Crepúsculo”. Este libro vió la luz gracias al esfuerzo personal y empeño de mi abuelo Adolfo, que cargado de admiración, apasionamiento y amor hacia su padre, quiso que sus últimas poesías no se perdieran o quedaran olvidadas.
Para conseguir su objetivo Adolfo, hijo de Arturo, contó con la colaboración de muchos de los amigos del poeta que sufragaron los gastos de la edición del libro en el año 1914, un año después del fallecimiento de mi bisabuelo. Entre los ilustres benefactores aparece: Fernando Díaz de Mendoza.
Otra anécdota que os puedo referir es que el matrimonio Guerrero- Díaz de Mendoza acudían a Málaga, en búsqueda de nuevos talentos para la escena. Fueron muchos paisanos los que tuvieron la oportunidad de trabajar en su compañía teatral, la más importante de la época.
Y como ya publiqué con anterioridad en el blog, y quiero volver a recordaros, según los rumores familiares, mi abuela, alumna de la Academia, fue una de las elegidas por el ilustre matrimonio Guerrero-Díaz de Mendoza, para que los acompañara como actriz en su compañía teatral. Y si esto fuera cierto, quiso la casualidad y la fortuna para mi familia, que mi abuelo Adolfo, en aquellos momentos profesor de la Academia de Declamación, se encaprichara con su alumna, Victorina Téllez Alcaide, mi abuela, y se cruzara en su camino, evitando a cualquier costa que ella se marchara de su ciudad natal y lejos de él.
Si hubiera sido de otra forma yo hoy no estaría aquí contando sus vidas…
Continuará…
BIBLIOGRAFÍA:
- “Recuerdo de una gloriosa institución cultural malagueña: La Academia de Declamación. La vida y obra de un malagueño ilustre: José Ruiz- Borrego y Vílchez.” Miguel Ruiz- Borrego Arrabal. Editorial JP - 1ª Edición : Marzo 2008.
- Archivo familiar.
Como siempre una entrada hecha con mucho cariño. Tu bisabuelo tuvo que ser un gran hombre lleno de una sensibilidad extraordinaria. Un gran gesto el de María Guerrero al convertirse en benefactora de la academia.
ResponderEliminarFeliz semana querida Pepa
Muchos besos
Gracias Magnolia. Saludos y besitos desde Málaga
ResponderEliminarQué bonito, Pepa !!! (llego tarde, pero llego...)
ResponderEliminarbesossssssss